Difusión del conocimiento de las ciencias médicas

05/07/2022

Cambio climático, su cuidado en los hospitales

Por Lic. Morano Gonzalo

. Lectura de 4 minutos

Si el sector de la salud fuese un país, sería el quinto emisor más grande del planeta.

 El sector de la salud, cuya misión es proteger y promover la salud, es uno de los principales responsables de la crisis climática —la mayor amenaza del siglo XXl a la salud— y, por lo tanto, tiene un papel importante que desempeñar en su resolución.

La huella climática del sector de la salud equivale al 4,4 % de las emisiones globales netas (2 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente).

La huella climática global del sector de la salud equivale a las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de 514 centrales eléctricas de carbón.

Siete elementos de un hospital cuidadoso del cambio climático:

Eficiencia energética: reducir el consumo y los costes energéticos de los hospitales aplicando  medidas de eficiencia y conservación.

Diseño de edificios verdes: construir hospitales que sean receptivos a las condiciones climáticas locales, y que estén optimizados para reducir las demandas de energía y recursos.

Generación de energía alternativa: producir y/o consumir in situ energía limpia y renovable que garantice un funcionamiento fiable y resiliente.

Transporte: utilizar combustibles alternativos en los vehículos de los hospitales; animar al personal a ir a trabajar caminando o en bicicleta; promocionar entre el personal, los pacientes y la comunidad el uso del transporte público; construir los edificios de atención sanitaria en sitios que minimizan la necesidad de que el personal y los pacientes tengan que utilizar medios de transporte propios.

Alimentación: ofrecer al personal y a los pacientes una alimentación producida localmente de manera sostenible.

Residuos: reducir, reutilizar, reciclar, elaborar compost; utilizar alternativas a la incineración de los mismos.

Agua: conservar el agua,  evitar el agua embotellada cuando existan alternativas seguras.

El sector salud también puede desempeñar un papel esencial en la mitigación de los efectos del cambio climático global adoptando medidas que limiten su propia y considerable huella climática.

En Brasil, los hospitales representan el 10,6% del consumo total de energía comercial del país.

En Estados Unidos, los establecimientos de salud ocupan el segundo lugar en consumo de energía del sector comercial.

El sector salud gasta anualmente 8,5 mil millones de dólares en satisfacer las necesidades de los pacientes, y los hospitales utilizan alrededor del doble de energía por pie cuadrado que las oficinas tradicionales.

El Servicio Nacional de Salud (NHS) de Inglaterra ha calculado su huella de carbono en más de 18 millones de toneladas de CO2 por año – el 25% de las emisiones totales del sector público. También existe evidencia de que el consumo de energía del sector salud y las emisiones tóxicas resultantes afectan la salud de las propias comunidades a las que se supone que este sector debe proteger.

Las estimaciones de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) estadounidense, los 73 mil millones de kWh de electricidad (convencional) que utiliza el sector salud estadounidense añaden anualmente un incremento a los costes de salud de más de 600 millones de dólares, incluyendo incremento de asma, afecciones respiratorias y visitas a los servicios de urgencias de los hospitales.

Los 341 billones de kilocalorías del sector salud estadounidense utilizados  en calefacción y aire acondicionado contribuyen a que las emisiones sean aún más contaminantes, añadiendo miles de millones de dólares más a los gastos del cuidado de la salud y cientos de miles de millones más a los costes indirectos para la sociedad.

Las mismas prácticas que contribuyen al cambio climático y afectan la salud pública pueden también tener graves repercusiones en el presupuesto de un hospital o un ministerio.

Esto sucede en  contextos dotados de abundantes recursos, donde, en algunos casos, los inflados sistemas de salud se han convertido en una carga financiera abrumadora para la economía de un país, como en aquellos donde los sistemas de salud cuentan con escasos recursos.

Los problemas colectivos de emisiones que contribuyen al calentamiento global, la contaminación local y las restricciones financieras son situaciones  que la mayoría de los sistemas de salud de todo el mundo experimentan de una forma u otra.

 El sector salud puede adoptar medidas para abordar todo estos problemas simultáneamente, trabajando para mitigar el cambio climático y contribuyendo a que la salud pública ahorre dinero.

Para honrar su compromiso de ¨primero no dañar¨, el sector salud tiene la responsabilidad de poner en orden su propia casa, de manera que sus prácticas, los productos que consume y los edificios donde ejerce su actividad no dañen la salud humana ni el medio ambiente.

El sector salud puede adoptar pasos básicos, desde mejorar el diseño de los hospitales hasta reducir y gestionar los residuos de manera sostenible, utilizando productos químicos más seguros, consumiendo de manera sostenible recursos como el agua y la energía, y comprando productos ecológicos.

En los últimos años, el sector salud de muchos países ha asumido un papel más activo en esfuerzos como éstos de buena gestión medioambiental.

Ha llegado el momento de que el sector salud responda a la realidad del cambio climático asumiendo un papel de liderazgo moral y tangible en los esfuerzos de mitigación del cambio climático en todo el mundo, comenzando por sus propias políticas y prácticas.

Fuentes:

Salud sin daño-https://saludsindanio.org/sites/default/files/documents-files/1826/Hospitales_Saludables.pdf

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