El dióxido de carbono (CO2), junto con otros gases como el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono, forman una capa que ayuda a retener el calor del sol para mantener a la tierra templada: el llamado efecto invernadero.
Estamos aumentando el grosor de este manto de gases, de modo que la radiación infrarroja que rebota sobre la superficie no puede escapar al espacio y se mantiene en la Tierra, lo que provoca el cambio climático. A partir de las burbujas en bloques de hielo de la Antártida, hoy sabemos que estamos llegando a los niveles de CO2 más altos de la historia del planeta en un periodo de solo dos siglos, mientras que antes los incrementos eran de miles de años.
La población aumenta, y la disminución de bosques y selvas, grandes captadores de CO2, empeora el problema. Estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) señalan: que para poder limitar el cambio climático ya no basta con reducir las emisiones globales inmediatamente, también hay que limpiar, quitar CO2 de la atmósfera, y hacerlo cuanto antes para tener emisiones netas negativas a final de este siglo.
El calentamiento lleva a una meteorología extrema, la elevación del nivel del mar, la falta de agua dulce y la escasez de alimentos.
Todo esto promueve y agrava las migraciones forzadas y las guerras por los recursos disponibles, y como consecuencia a la salud y el bienestar de todas las personas.
Los refugiados climáticos son personas obligadas a migrar por cambios ambientales dentro de su región. Bangladés, por ejemplo, sufre inundaciones, ciclones y sequías desde hace años, y miles de personas ya se han trasladado a su capital, Daca.
Los expertos estiman que en 30 años, el 20 % de la masa terrestre del país desaparecerá, y eso supone trasladar de 25 a 30 millones de personas, el mayor número de refugiados climáticos en un solo país.
CAPTACO2 – el nuevo proyecto
Este desarrollo es diferente a los existentes que se dedican a la captación de CO2. Esta solución funciona de forma pasiva, renovable y no contaminante, por tener un pequeño panel solar no necesita energía adicional para funcionar. Su concepto y función también es diferente, ya que estos captadores funcionan a pequeña escala, es decir, se pueden poner en cualquier sitio: una casa, oficina…
Las instalaciones del Centro tecnológico Eurecat en Tarragona adoptan el proyecto CAPTACO2, que junto con la Fundación Greennova y la Universidad Rovira i Virgili (URV) está desarrollando un dispositivo de captura de dióxido de carbono atmosférico.
Este proyecto desarrolla un nuevo dispositivo que utiliza unas membranas especiales de polisulfona que consiguen contener una solución de captación en el interior y producir la conversión del dióxido de carbono en carbonato .
La configuración más eficiente ha sido la compuesta por una membrana de polisulfona de alta hidrofobicidad , junto con la solución de captación con anhidrasa carbónica .
La anhidrasa carbónica es una enzima que tiene una alta capacidad para convertir el CO 2 en ácido carbónico de forma reversible, siendo un elemento fundamental en la fotosíntesis de las plantas. Esta enzima se encuentra presente en cloroplastos de las hojas, pulmones y otros tejidos del cuerpo humano.
El proyecto «combina la captura de dióxido de carbono de la atmósfera con economía circular y el aprovechamiento de recursos, algo que es especialmente positivo desde el punto de vista de la reducción de las emisiones», destaca Ricard Garcia Valls, director de Tecnología Química de Eurecat e investigador del Departamento de Ingeniería Química de la URV.
El proyecto CAPTACO2 persigue la lucha contra el cambio climático de forma no lucrativa de la Fundación Greennova cuyo fundador y director es el Sr. Sebastián Carrión. Esta diseñado con un módulo que se ensambla fácilmente y analiza la capacidad de absorción utilizando un migrogc, un pequeño cromatógrafo de gases.
El módulo está compuesto por varias capas. La capa inferior contiene el líquido absorbente que va circulando con el impulso de la bomba, mientras que la capa superior contiene el aire atmosférico del que se absorbe el dióxido de carbono. Entre las dos capas se sitúa la membrana que está en contacto con el líquido por la parte inferior y con el aire por la parte superior.
Se hace ingresar el aire ambiente capa la etapa superior con un caudal muy bajo de forma continuada, y este aire entra en contacto con el líquido absorbente a través de la membrana. Cuando el aire sale se mide constantemente la cantidad de CO2 que contiene mediante el cromatógrafo de gases.
Conociendo la cantidad de dióxido de carbono que contiene el aire ambiente es posible determinar cuánta cantidad ha pasado a través de la membrana y se ha absorbido en el líquido absorbente.
Esta cantidad absorbida dependerá del nivel de eficiencia que tengan el líquido absorbente y la membrana, lo que permitiría determinar la combinación óptima para obtener el valor máximo de absorción.
Las tecnologías facilitadoras de la “ descarbonización “son variadas y con el objetivo puesto en reducir sus costos y aumentar su robustez, pero la mejor opción es siempre la prevención y la eficiencia de procesos que evite emisiones.
La reducción de la emisión puede ser partir del hidrógeno verde, el aprovechamiento del biogás, el desarrollo de baterías para el almacenamiento de energía renovable, las tecnologías avanzadas de separación y captura de gases, los nuevos materiales, las tecnologías digitales, y cualquier acción que optimice los procesos¨, según el director del Área de Sostenibilidad de Eurecat, Miquel Rovira.
“La neutralidad climática tiene lugar cuando las emisiones de gases de efecto invernadero están balanceadas por una eliminación equivalente de la atmósfera en un determinado período de tiempo”.
En este aspecto, Europa se ha marcado como meta alcanzar la neutralidad climática en el 2050 y está promoviendo un conjunto de medidas englobadas en el llamado Fit for 55 que pueden permitir acelerar el objetivo de la reducción de gases con efecto de invernadero del actual 40 por ciento hasta un 55 por ciento, con referencias a las emisiones en el período de 1990 a 2030. La economía circular y las fuentes de energía renovables son claves para conseguir estos hitos.
El calentamiento atmosférico, entre otros impactos, está modificando los patrones climáticos y provocando que aumente el nivel del mar, con efectos que plantean riesgos cada vez más graves para los ecosistemas, la salud humana y la economía del planeta.