Surgen casi siempre dudas de la factibilidad o no, de lograr el desarrollo de estrategias que permitan obtener un objetivo que genere una ventaja competitiva y que logre que nuestra organización quede posicionada de forma preferencial entre todas las demás.
En países con inestabilidad y/o turbulencia en el escenario económico y social, ese temor se acrecienta.
¿Es posible desarrollar una estrategia a 3 o 4 años y lograr el resultado deseado?
¿Cómo hacer para que los cambios estructurales no atenten contra nuestro plan, desviándonos del objetivo estratégico fijado.?
Cuando se realiza un planeamiento estratégico se hace, por lo general, basándose en el ¨hoy¨ y tratando de vislumbrar el futuro.
La dificultad es “imaginar” el futuro de países con escenarios inciertos y turbulentos.
Esta situación motiva a que las organizaciones piensen en la inutilidad de la planificación y dejan librado al destino el cumplimiento o no del objetivo.
El ¨Planeamiento estratégico¨ es un proceso mediante el cual se implementan los planes operativos para que una empresa pueda alcanzar sus objetivos.
En un entorno competitivo e inestable es imposible lograr los objetivos sin un plan definido.
Si a la realidad de cada país, en cuanto a su contexto político-económico, le agregamos que el área de la salud es una de las que más está sufriendo cambios estructurales por la aparición constante y continua de nuevas tecnologías.
Esta situación cuestiona los paradigmas de la salud pre pandemia y nos obliga a desarrollar algún método que nos permita visualizar el futuro disminuyendo la incertidumbre.
Las organizaciones deben hacer un esfuerzo importante para vislumbrar el futuro cercano para poder lograr el éxito de sus estrategias y obtener la tan preciada ventaja competitiva, con un esfuerzo mayor.
Desde el momento, que la organización determina cuál será su estrategia para lograr el objetivo estratégico/ventaja competitiva, deberá en su esfuerzo por tener éxito, corregir sus ¨debilidades¨, afrontar ¨amenazas¨, mantener e incrementar sus ¨fortalezas¨ y explorar nuevas ¨oportunidades¨.
La estrategia tiene como elementos fundamentales la ¨visión¨, ¨el posicionamiento¨ y ¨un plan¨.
La ¨Visión¨, implica que la alta dirección determine cual es el futuro que aspira para su organización, está tarea está ligada a la ventaja competitiva y al objetivo estratégico que quiera alcanzar.
Este lugar a alcanzar debe ser lograble y no ser utópico, porque eso desmotivaría a la estructura.
El ¨Posicionamiento¨, es el lugar o el modo que pretendo que me visualice la competencia y mi ¨paciente/ cliente¨.
Por último, deberemos confeccionar un ¨Plan¨ que nos permita llegar en tiempo y forma a la meta, logrando el éxito de nuestra estrategia.
Para determina como será mi recorrido a través del tiempo que demanda el desarrollo de mi estrategia y asumir las vicisitudes que siempre encontraremos en nuestro recorrido existe diferentes alternativas y herramientas a aplicar.
Obviamente, la peor es no utilizar ninguna y asumir que el futuro se va a dar tal cual lo imagine en el desarrollo de la estrategia y que nada se va a oponer al logro de mi tan ansiada meta.
Ya desde los comienzos de la Ciencia de la Administración, La Escuela Clásica de Administración General de la mano de Henry Fayol postulaba que planificar implicaba siempre obrar con anterioridad.
Esto requiere un esfuerzo previo y no solo esperar que lo determinado en su momento se cumpla inexorablemente.
Fayol estableció las bases de las 5 funciones esenciales de todo administrador:
PLANIFICAR, ORGANIZAR, COORDINAR DIRIGIR y CONTROLAR.
Para esto existen como mencionaba anteriormente algunas técnicas que disminuyen el grado de incertidumbre y potencian el logro de los objetivos de la organización.
Estas técnicas imprescindibles que van a ser determinantes en el logro del éxito o el fracaso de nuestras organizaciones, y las desarrollarlas en la PARTE II de este trabajo.