Esto incluye las emisiones al aire procedentes del calentamiento de las amalgamas y las pérdidas directas de mercurio en la tierra y el agua. El mercurio puede acumularse e introducirse en la cadena alimentaria, causando daños en el sistema nervioso, digestivo e inmunitario.
El mercurio es una sustancia química tóxica que puede causar daños cerebrales irreversibles y además contaminar los ecosistemas. No se conoce ningún nivel seguro de exposición al mercurio en los seres humanos, pudiendo producir efectos incluso a niveles muy bajos.
A pesar de los riesgos para la salud y el medio ambiente, el mercurio ha sido utilizado en la minería artesanal durante más de 3000 años. Los minerales extraídos de las rocas se mezclan con agua y unas gotas de mercurio, las cuales se unen a las partículas de oro para crear amalgamas. Después, se calienta la mezcla para que se evapore el mercurio y que quede solamente el oro.
Este producto químico no se degrada en el entorno. Las investigaciones demuestran que las copas de los bosques cercanos a los yacimientos de extracción de oro a pequeña escala pueden interceptar y acumular grandes volúmenes de contaminación atmosférica por el mercurio.
En todo el mundo, hasta 20 millones de mineros de más de 80 países trabajan en la extracción de oro artesanal y a pequeña escala, cuatro a cinco millones son mujeres y niños. Estas actividades, a menudo no reguladas y poco seguras, son responsables del 37 % de la contaminación mundial por Mercurio, equivalente a 2000 toneladas de mercurio al año.
Se calcula que hasta 100 millones de personas están expuestas directa o indirectamente a este metal pesado por la actividad de la minería del oro a pequeña escala.La minería artesanal representa el 20 % de la oferta mundial de oro y genera unos 30.000 millones de dólares anuales.
Sin embargo, las operaciones artesanales son informales y quedan fuera del ámbito de los marcos reguladores nacionales existentes. Esto puede deberse a que los gobiernos carecen de acceso a información fiable sobre el sector, y no están dispuestos proporcionar apoyo administrativo, técnico y financiero, y/o favorecen las operaciones mineras a gran escala.
Muchos gobiernos están tomando medidas para aplicar normas más seguras en virtud del Convenio de Minamata sobre el Mercurio , cuyo objetivo es regular exhaustivamente el elemento a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la producción hasta su uso y eliminación. Pero su aplicación no siempre es coherente, sobre todo en las zonas rurales y los países en desarrollo, lo que da lugar a operaciones artesanales inseguras.
El Convenio de Minamata sobre el Mercurio, es el acuerdo mundial más reciente sobre medio ambiente y salud , adoptado en el 2013. Lleva el nombre de una bahía de Japón donde, a mediado del siglo XX, las aguas residuales industriales contaminadas con mercurio envenenaron a miles de personas, provocando daños a la salud y que se conoció como la “enfermedad de Minamata”.
Desde que entró en vigor, las partes han estado trabajando juntas para controlar el suministro, su comercio , reducir el uso, la emisión, la liberación de mercurio, aumentar la conciencia pública y desarrollar la capacidad institucional necesaria par #MakeMercuryHistory.
El Convenio de Minamata pone su mirada sobre un metal global y ubicuo que, aunque se produce de forma natural, tiene amplios usos en los objetos cotidianos y se libera a la atmósfera, el suelo y el agua desde una variedad de fuentes.
Los aspectos más destacados del mismo, incluyen la prohibición de nuevas minas de mercurio, la eliminación gradual de las existentes, la eliminación y reducción gradual del uso de mercurio en una serie de productos y procesos, medidas de control sobre las emisiones al aire, las liberaciones en la tierra y al agua, la regulación del sector informal de la minería aurífera artesanal y en pequeña escala.
El Convenio también aborda el almacenamiento provisional de mercurio y su eliminación una vez que se convierte en desecho, los sitios contaminados y los problemas de salud.
Fue acordado en la quinta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación sobre el mercurio en Ginebra, Suiza, el sábado 19 de enero de 2013 y adoptado, ese mismo año, en octubre del 2013, en una Conferencia Diplomática (Conferencia de Plenipotenciarios), celebrada en Kumamoto, Japón. Entró en vigencia en agosto de 2017.
«Desde que nuestros antepasados empezaron a extraer oro, nunca hemos sido legalizados ni formalizados», afirma Kephas Ojuka, presidente de una asociación de mineros en Kenia. «Queremos alternativas al mercurio para que nuestras vidas no vuelvan a verse afectadas y que podamos formalizar nuestras actividades para poder trabajar legalmente».
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