Las ventajas favorecen especialmente a las dos terceras partes de la población mundial que vive en la pobreza, también se ha demostrado tasas menores de diarrea, infecciones y menos hospitalizaciones en niños alimentados con leche materna en comunidades ricas.
Las mujeres que lactan a sus niños presentan un riesgo menor de cáncer de pecho, en comparación con las mujeres que no lo hacen.
En los países en desarrollo, donde los riesgos de la alimentación complementaria superan cualquier posible ventaja, es aconsejable exclusivamente la leche materna hasta los seis meses de edad.
Las ventajas de la lactancia respecto a la alimentación con biberón y los motivos por los que se recomienda, se resumen a continuación:
El alimento tiene una fácil disponibilidad para el niño y no requiere preparación o equipo especial; la leche materna suministra un adecuado balance y una cantidad de nutrientes que son ideales para el niño lactante; el calostro y la leche materna tienen elementos anti infecciosos que ayudan a limitar las infecciones.
La alimentación con biberón aumenta el riesgo de infecciones por contaminación con organismos patógenos en la leche, la fórmula láctea y el agua que se usan en la preparación, así como en los biberones, chupetes y otros artículos utilizados para la alimentación del niño.
Por cada millón de bebés alimentados con preparación para lactantes, se usan 150 millones de envases, muchos de los cuales acaban en vertederos.
Las mujeres son el segmento de la fuerza laboral de más rápido crecimiento.
La lactancia materna reduce el ausentismo y los costos de atención en salud, mejora la retención de los empleados, la productividad y la moral, además es buena para las relaciones públicas.
Las ausencias de un día para cuidar de los niños enfermos es dos veces más frecuente en las madres de los bebés alimentados con fórmula.
En los Estados Unidos, si el 90% de las madres fueran capaces de amamantar durante al menos un año (actualmente lo hace solo el 23%), se evitarían 17.400 millones de dólares de costos para la sociedad, en muertes prematuras, 733,7 millones y 126,1 millones en costos directos e indirectos por morbilidad producto del incremento de casos de cáncer de mama, la hipertensión y el infarto de miocardio.
La lactancia es más económica que la alimentación con biberón, esta última tiene los costos de la fórmula o de la leche de vaca, los biberones, los chupetes y el combustible necesario para la esterilización y logística, entre otros.
La alimentación artificial puede contribuir de dos maneras importantes a la malnutrición proteino energética (MPE), incluyendo el marasmo nutricional.
- Los niños alimentados con una fórmula láctea tienen más probabilidad de sufrir infecciones, incluyendo la diarrea, que contribuyen a deficiencias en el crecimiento; a la MPE en la infancia y en la edad preescolar.
- Las madres de familias pobres a menudo diluyen excesivamente la fórmula.
El alto costo de los sustitutos de leche materna, hace que la familia compre muy poca cantidad y tratando de estirarlos usando menos cantidad de formula en polvo, que la recomendada.
El resultado es: falta de crecimiento y posible desarrollo lento de marasmo nutricional.
Una desventaja muy importante de la alimentación con fórmulas lácteas es el costo para la familia y para la nación. Los países que las importan, tienen que gastar innecesariamente divisas externas.
La leche materna se produce en todos los países, pero la fórmula láctea no.
La fórmula láctea es mejor para un niño de un mes de edad que la leche de vaca fresca o la leche entera en polvo.
La leche descremada en polvo y la leche condensada azucarada están contraindicadas.
La fórmula infantil es sumamente costosa en relación con los ingresos de las familias pobres en los países en desarrollo y aumenta la pobreza.
En la India, Indonesia y Kenya le costaría a una familia el 70 por ciento o más del salario promedio del trabajador para comprar cantidades adecuadas de la fórmula infantil para un bebé de cuatro meses de edad.
Un bebé de tres a cuatro meses de edad necesita alrededor de 800 ml de leche por día y aproximadamente 150 litros en los primeros seis a siete meses de vida.En los primeros cuatro meses de vida de un bebé de peso promedio se necesitan aproximadamente 22 kilos ó 44 latas de medio kilo de fórmula en polvo.
Los trabajadores de la salud y quienes dan asesoramiento sobre alimentación infantil, deben conocer el precio de los sustitutos de leche materna y estimar el costo que genera suministrar ese producto, en cantidades adecuadas para un período de uno a seis meses.
Esta información se debe publicar y poner a disposición de los funcionarios gubernamentales y de los padres, ilustrando las implicaciones económicas en las familias pobres que sustituyan la lactancia.
Para muchos países que no fabrican fórmula infantil, la disminución de la lactancia natural significa un aumento en la importación de sustitutos manufacturados de leche materna y todo lo necesario para la alimentación con biberón.
Inclusive donde la fórmula infantil se produce localmente, con frecuencia la fabricación la controla una compañía multinacional, y sus utilidades se exportan. La preservación de la lactancia materna o la reducción de la alimentación artificial son de interés económico para la mayoría de los países en desarrollo.
Los economistas y los políticos pueden estar más inclinados a apoyar programas para promover la lactancia materna cuando aprecian que dichas medidas ahorran divisas extranjeras.
Para esas personas las implicaciones económicas son casi siempre de mayor interés que los argumentos sobre las ventajas de la lactancia para la salud.