René Favaloro fue de hijo de Juan Bautista Favaloro y Geni Ida Raffalli, ambos inmigrantes italianos.
Cursó la escuela primaria en la modesta escuela de su barrio, la número 45. Después de la escuela, pasaba las tardes en el taller de carpintería de su padre ebanista, quien le enseñó los secretos del oficio. En los veranos se transformaba en un obrero más.
En 1936, ingresó al Colegio Nacional de la Universidad de La Plata, mientras contribuía a financiar sus estudios como inspector de disciplina.
En 1941, comenzó sus estudios universitarios en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Plata.
En el tercer año comenzó las concurrencias al Hospital Policlínico, con ellas se acrecentó su vocación al tener contacto por primera vez con los pacientes.
En 1949, se gradúa de médico. Uno de los hechos fundamentales de su preparación profesional fue el practicantado (actual internado) en el Hospital Policlínico, en la ciudad de La Plata. Presenciaba las operaciones de los profesores José María Mainetti y Federico E.B. Christmann, de quien aprendió la simplificación y estandarización que aplicaría después a la cirugía cardiovascular, quizás la mayor contribución de Favaloro a las operaciones sobre el corazón y los grandes vasos.
Favaloro viajaba a Buenos Aires cada semana, para participar en un curso de postgrado de cirugía pulmonar y esofágica. Estaba a punto de desarrollar una carrera como cirujano torácico. Los eventos políticos y una carta familiar alteraron ese camino.
Recibió una carta de un tío de Jacinto Aráuz, un pequeño pueblo de 3.500 habitantes en la zona desértica de La Pampa. El tío le explicaba que el único médico que atendía la población, el doctor Dardo Rachou Vega, estaba enfermo y necesitaba viajar a Buenos Aires para su tratamiento.
Le pedía a su sobrino René que lo reemplazara aunque más no fuera por dos o tres meses. La decisión no fue fácil. Pero llegó a la conclusión de que unos pocos meses transcurren rápidamente.
En 1950, llegó a Jacinto Aráuz y rápidamente trabó amistad con el doctor Rachou. Su enfermedad resultó ser un cáncer de pulmón. Falleció unos meses más tarde.
El 18 de noviembre, contrajo matrimonio con su amada María Antonia Delgado, con quien inició su romance desde secundaria. Comenzaron su vida juntos en el pueblo Jacinto Arauz; ella también provenía de un hogar humilde, lo que facilitó su ambientación en poco tiempo. No tuvieron hijos.
Al poco tiempo se sumó a la clínica su hermano, Juan José, médico también. Se integró muy pronto a la comunidad por su carácter afable, su gran capacidad de trabajo y dedicación a sus pacientes. Juntos y con el apoyo de la comunidad lograron que casi desapareciera la mortalidad infantil de la zona.
Redujeron las infecciones en los partos y la desnutrición, organizaron un banco de sangre viviente con donantes que estaban disponibles cada vez que los necesitaban y realizaron charlas comunitarias en las que brindaban pautas para el cuidado de la salud. Transformaron una vieja casona en una clínica de 23 camas, completamente equipada, el centro asistencial creció y cobró notoriedad en la zona.
Favaloro leía con interés las últimas publicaciones médicas y cada tanto volvía a La Plata para actualizar sus conocimientos. Quedaba impactado con las primeras intervenciones cardiovasculares: era la maravilla de una nueva era.
Poco a poco fue renaciendo en él el entusiasmo por la cirugía torácica, a la vez que iba dándole forma a la idea de terminar con su práctica de médico rural y viajar a los Estados Unidos para hacer una especialización. Quería participar de la revolución y no ser un mero observador.
En uno de sus viajes a La Plata le manifestó ese deseo al Profesor Mainetti, quien le aconsejó que el lugar indicado era la Cleveland Clinic.
En 1962, con pocos recursos y un inglés incipiente, se decidió a viajar a Ohio, Estados Unidos e incorporarse al servicio de Cirugía Torácica y Cardiovascular de la Cleveland Clinic.
Trabajó primero como residente y luego como miembro del equipo de cirugía, en colaboración con los doctores Donald B. Effler, jefe de cirugía cardiovascular, F. Mason Sones, Jr., a cargo del Laboratorio de Cineangiografía y William L. Proudfit, jefe del Departamento de Cardiología.
Al principio la mayor parte de su trabajo se relacionaba con la enfermedad valvular y congénita. El laboratorio de Sones, padre de la arteriografía coronaria, tenía la colección más importante de cineangiografías de los Estados Unidos. Todos los días, apenas terminaba su labor en la sala de, Favaloro pasaba horas revisando cinecoronarioangiografías y estudiando la anatomía de las arterias coronarias y su relación con el músculo cardíaco.
En 1966, realizó por primera vez la disección de las arterias mamarias internas a través de una incisión anterior (toracotomía media transesternal), paso indispensable para efectuar el primer doble implante de arteria mamaria interna.
En 1967, comenzó a pensar en la posibilidad de utilizar la vena safena en la cirugía coronaria. Llevó a la práctica sus ideas por primera vez en mayo de ese año.
En 1968, en la Cleveland Clinic, el doctor Favaloro realizó un bypass doble (arteria coronaria derecha y arteria descendiente anterior), previamente realizado con interposición de técnicas en la bifurcación de la arteria coronaria derecha. Esto abrió las puertas para la realización de múltiples bypass.
En junio de 1970, ya habían realizado 1,086 bypass de la arteria coronaria con injerto en 951 pacientes, con una mortalidad de 4.2%.
En este mismo año, George Green en New York comenzó a utilizar la anastomosis directa de la arteria mamaria interna. El doctor Favaloro, después de ponerse en contacto con Green, decidió comenzar a utilizar la arteria mamaria izquierda y la conectó con la arteria descendiente anterior.
La estandarización de esta técnica, llamada del ¨ bypass o cirugía de revascularización miocárdica¨, fue el trabajo fundamental de su carrera, lo cual hizo que su prestigio trascendiera los límites de ese país, ya que el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria.
El profundo amor por su patria hizo que Favaloro decidiera regresar a la Argentina en 1971, con el sueño de desarrollar un centro de excelencia similar al de la Cleveland Clinic, que combinara la atención médica, la investigación y la educación, tal como lo dijo en su carta de renuncia a Effler:
“Una vez más el destino ha puesto sobre mis hombros una tarea difícil. Voy a dedicar el último tercio de mi vida a levantar un Departamento de Cirugía Torácica y Cardiovascular en Buenos Aires…¨
Vivo enraizado con mi país. Pero quizás por mi devoción a San Martín, Bolívar, Sucre y Artigas a veces sufro más como latinoamericano que como argentino, a pesar de estar machimbrado con mi tierra.
(De la conferencia “Marginalidad y pobreza de cara al tercer milenio”, Universidad del Litoral, noviembre de 1997)
En 1975, con ese objetivo junto con otros colaboradores, creó la Fundación Favaloro, afianzando la labor que venía desarrollando desde su regreso al país.
Uno de sus mayores orgullos fue el de haber formado más de cuatrocientos cincuenta residentes provenientes de todos los puntos de la Argentina y de América latina. Contribuyó a elevar el nivel de la especialidad en beneficio de los pacientes mediante innumerables cursos, seminarios y congresos organizados por la Fundación, entre los que se destaca Cardiología para el Consultante, que tiene lugar cada dos años.
En 1980, Favaloro creó el Laboratorio de Investigación Básica -al que financió con dinero propio durante un largo período- que, en ese entonces, dependía del Departamento de Investigación y Docencia de la Fundación Favaloro.
Con posterioridad, pasó a ser el Instituto de Investigación en Ciencias Básicas del Instituto Universitario de Ciencias Biomédicas, que, a su vez, dio lugar, en agosto de 1998, a la creación de la Universidad Favaloro.
En 1992, se inauguró en Buenos Aires el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro, entidad sin fines de lucro. Con el lema “tecnología de avanzada al servicio del humanismo médico” se brindan servicios altamente especializados en cardiología, cirugía cardiovascular y trasplante cardíaco , pulmonar , cardiopulmonar, hepático, renal y de médula ósea, además de otras áreas.
Jamás perdió oportunidad de denunciar problemas tales como la desocupación, la desigualdad, la pobreza, el armamentismo, la contaminación, la droga, la violencia, etc. (ver Pensamientos ), convencido de que sólo cuando se conoce y se toma conciencia de un problema es posible subsanarlo o, aun mejor, prevenirlo.
En 1998, el 14 de enero fallece su esposa, María Antonia Delgado.
En 1999, el Ministerio de Salud a cargo de Hector Lombardo, retira el subsidio de ocho millones de pesos anuales que le giraba y que se encontraba en el presupuesto nacional
En el año 2000, cuando Argentina experimentaba una crisis económica y política profunda, la Fundación Favaloro también sufría la peor de sus épocas en el contexto financiero, ya que debía unos 45 millones de dólares a consecuencia de que las más importantes obras sociales del país no realizaban sus pagos y las grandes instituciones no brindaban subsidios.
Favaloro deja en claro, en sus cartas, que una de las principales razones que lo llevaban a tomar la decisión era la crítica situación financiera de su Fundación y la imposibilidad de cobrar las deudas que tenían con ella distintos organismos, entre los que se encontraba el PAMI por 195 facturas emitidas entre 1993 y 1995.
El gobierno del Dr. Fernando de la Rúa, tampoco reconoce la deuda, también el IOMA y otras O.Sociales eran deudoras de la Fundación, IOMA nunca abonó su deuda por prestaciones médicas.
Favaloro refirió: ¨hubiéramos cobrado en 48 hs., si hubiéramos aceptado los retornos, jamás dimos un solo peso de retorno que se nos pedían..¨…¨me he negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos…¨
La crisis que experimentaba la fundación también se debía a los grandes principios del doctor Favaloro, puesto que no coincidían con el sistema corrupto del ambiente médico: las obras sociales pedían porcentajes de las ganancias para cancelar deudas; en el área privada, pedían comisión para enviar a pacientes de cirugía a la fundación; había una falta de apoyo del gobierno de la república.
En la fundación fue necesario el recorte de personal, lo cual no pudo tolerar el doctor Favaloro, se encontraba en una gran desesperación y desilusión.
El 29 de julio del año 2000, a los 77 años de edad, tomó la trágica decisión de quitarse la vida de un disparo al corazón.
Se dio a conocer su última carta explicando todas las razones por las que había tomado la drástica medida de privarse de la vida.
En ésta narra el compromiso con su patria dedicándose a la docencia, la investigación y el asistencialismo médico; muestra como sus ánimos de progresar fueron frustrados por falta de apoyo socioeconómico; destaca las innumerables cartas y entrevistas que realizaba tratando de recaudar fondos para la fundación; manifiesta su gran inconformidad con el sistema, y realiza fuertes afirmaciones:
»En este momento y a esta edad, terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla».
»Quizás el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga. »
Sus antecedentes profesionales y académicos así como distinciones, honores y premios recibidos, son de tal magnitud, que es imposible incluirlos en esta sucinta presentación , ameritando ser mencionados en forma independiente.