Es una constante de los gobiernos de transformar a los Ministerios en un reducto inexpugnable para el lucimiento del ministro a cargo, y su designación está más relacionada con el entrenamiento político que con el verdadero conocimiento e idoneidad que el cargo requiere ( el área de salud, no ha escapado a esto, ni escapará).
Al definir las políticas de Gobierno, en el ejercicio en si o como como alternativa frente a un cambio, deberían verse reflejadas en su plataforma, para que la ciudadanía pueda analizar la conveniencia de la misma. Pero, generalmente, las plataformas no mencionan las acciones a implementarse en el campo de la Salud.
Este accionar, prioriza la individualidad y atenta contra la integración de políticas de gestión; que logren verdaderos resultados a las demandas y necesidades de la ciudadanía.
La construcción del Presupuesto Público no debe caer en la mera instrumentación de sectores en forma aislada y con un peso relativo, alejándolos de la realidad y focalizándolos solamente en la discusión de sus asignaciones.
Cuando un organismo ministerial no cuenta con la información necesaria, tanto estadística, como operacional, que permita el control auto gestionado de programas y el correcto armado de sus necesidades a cubrir durante un año (sin olvidarnos de la sub-ejecución de partidas) corre el riesgo de verse sometido a las decisiones de otros ministerios de mayor peso para el armado político del presupuesto.
La Dirección de Economía de la Salud es la responsable de proveer esa información estadística que permita ejercer los controles necesarios para el cumplimiento de los objetivos programados con relación a lo ejecutado.
Los distintos organismos ministeriales deberían trabajar en las políticas integradoras a implementar y que comprometen a más de una gestión, dejando de lado los logros individuales y potenciando el resultado de equipo en el beneficio de objetivos comunitarios de relevancia.
Debería crearse un organismo multisectorial de Administración Presupuestaria (político – económico – productivo – social – de salud y educativo) que determine la interconexión entre los actores responsables de los programas de gestión que involucren algunas o todas las visiones de Gobierno, para lograr que las asignaciones de partidas a los distintos Ministerios sea lo acorde y promueva el mejor aprovechamiento de los recursos.
Este organismo deberá tener una conexión directa con la problemática a nivel jurisdiccional y Municipal para no duplicar esfuerzos y recursos que muchas veces quedan solo en intenciones.
Se debería actuar respetando el grado de jerarquía de las áreas de gobierno, no saltear responsables e informar de manera horizontal a todos los involucrados).
Por esta razón, la Economía de la Salud (Dirección de Economía de la Salud del Ministerio de Salud de la Nación) y la Política Presupuestaria están íntimamente relacionadas.
Como ¨Economía de la Salud¨ podemos entender que es aquella disciplina cuyo objeto de estudio” es el consumo público/privado- y cuidado de la salud (económico y meritorio), a través de las técnicas, conceptos y herramientas propios de la economía.
Esta disciplina investiga, entre otros, la eficacia, efectividad, valor y comportamiento de los programas, tratamientos y políticas de salud”.
Ampliando el concepto y aumentando la conexión entre ambas, decimos que “la economía de la salud es un campo de investigación cuyo objeto de estudio es el uso óptimo de los recursos presupuestarios para la atención de la enfermedad y la promoción/previsión de la salud.
Su tarea consiste en estimar la eficiencia de la organización de los servicios públicos en salud y sugerir (aportar información) formas para mejorar esta organización”.
Con este artículo, impulsamos la visión de una federalización coordinada de la Salud y sus recursos, a través de programas presupuestarios integradores que superen las fronteras de los distintos organismos de Gobierno, tanto desde una perspectiva operativa como política.