Es un proceso voluntario en que los estados ofrecen su apoyo libremente.
Ninguna institución tiene autoridad para imponer la Tregua Olímpica y no hay sanciones políticas ni legales contra los infractores.
La observancia de la Tregua Olímpica depende de la voluntad de cada parte de respetarla. Es un proceso directamente relacionado con el deporte y los valores del Olimpismo.
La Tregua Olímpica no conduce necesariamente al fin permanente de una contienda.
Utiliza los deportes y el espíritu del juego limpio para promover ideales como el respeto, el entendimiento, la tolerancia y la convivencia.
La Tregua Olímpica no promete la paz, pero ofrece esperanza e inspiración, y proporciona una ventana abierta a la oportunidad para el diálogo y la resolución de los conflictos.
Más que ningún otro acontecimiento deportivo mundial, los Juegos Olímpicos pertenecen a toda la humanidad. Y en el centro de los Juegos está el antiguo concepto de Tregua Olímpica que fue establecido en 776 a. C. (fecha simbólica) en la antigua Grecia.
Los mejores atletas del mundo compiten ferozmente. Los enemigos se convierten en competidores amistosos, deslumbrando al mundo con sus destrezas deportivas, inspirando al mundo con esperanza, para que el espíritu de la amistad dure más allá de los Juegos.
Una vez decretada la tregua sagrada, los ejércitos guardaban las lanzas y el mundo gira en torno a las competiciones deportivas, los atletas compiten furiosamente por el primer premio, que es una rama de olivo.
Eran tiempos difíciles en la antigua Grecia con las ciudades-estado rivales continuamente en guerra.
La Historia dice que Ifitos, rey de Elis, buscando establecer la paz, visitó el oráculo de Delfos.
Recibió el consejo de romper el ciclo de conflictos cada cuatro años sustituyendo la guerra por competiciones atléticas amistosas. Solicitó la colaboración de Licurgo, rey de Esparta, y Clístenes, rey de Pisa.
Acordaron una tregua que llamaron “Ekecheiria” y recuperaron los Juegos Olímpicos en Olimpia.
Las contiendas se suspendían durante los siete días previos y los siete posteriores a los Juegos, para permitir a atletas, artistas y espectadores viajar hasta Olimpia, participar en los Juegos Olímpicos y regresar a su tierra en paz.
Así es como nació la tradición ancestral de la Tregua Olímpica, una tregua en verdad notable y efectiva, respetada durante 1.200 años de historia antigua.
La Tregua Olímpica en el mundo de la Antigua Grecia
En el turbulento escenario político de la Antigua Grecia tenía la función de proporcionar un ámbito de seguridad para la celebración de los Juegos.
Era una institución política: había condiciones, garantes y castigos para los infractores.
Desde el momento en que los mensajeros de la tregua — conocidos como «spondoforoi»— que llevaban coronas de olivo en la cabeza, recorrían Grecia anunciando los Juegos Olímpicos, todas las ciudades-estado participantes estaban obligadas a suspender las hostilidades.
Había castigos para aquellos que no respetaban la Tregua Olímpica. Sabemos que en el templo de Zeus había una gran estatua de la Tregua coronando a Ifitos, el que restableció los Juegos Olímpicos. En ese lugar, delante del templo de Zeus, se juzgaba a los que habían tenido la osadía de no respetar la Tregua.
Se imponían penas: el infractor era obligado a ser sirviente en el templo de Zeus o a pagar multas muy elevadas.
En 1896, se recuperan los Juegos Olímpicos para la era moderna en Atenas, Grecia, para celebrar la noble competencia y el encuentro pacífico, por medio del deporte y los valores y principios del Olimpismo, de todos los pueblos y culturas.
En 1991, a raíz de las Guerras Yugoslavas y las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el Comité Olímpico Internacional (COI) comienza a estudiar la restauración de la tregua olímpica, y el 21 de julio de 1992, su 99 Asamblea insta a todos los Estados a observarla para los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
En 1994, en los Juegos Olímpicos de Invierno de Lillehammer Las Naciones Unidas declararon ese año el Año Internacional del Deporte y del Ideal Olímpico.
La apelación a la observancia de la Tregua Olímpica posibilitó la participación de atletas de la desgarrada Antigua República de Yugoslavia. Ésta fue la primera vez que se observó la Tregua Olímpica en la historia moderna de los Juegos Olímpicos.
En el 2000, en Septiembre, en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, más de 160 Jefes de Estado y de Gobierno introdujeron un párrafo especial para apremiar a los estados miembros a observar la Tregua Olímpica durante los Juegos Olímpicos en el futuro.
Se crea el Centro Internacional de la Tregua Olímpica (CITO) y se recuperó la Tregua Olímpica en julio de 2000, cuando el Comité Olímpico Internacional creó la Fundación para la Tregua Olímpica y su brazo operativo, el Centro Internacional de la Tregua Olímpica.
La sede simbólica del Centro Internacional de la Tregua Olímpica está en Olimpia, cuna de los Juegos Olímpicos y tiene una oficina de enlace en Lausanne, Suiza, sede del Comité Olímpico Internacional. La oficina central del Centro Internacional de la Tregua Olímpica está en Atenas.
La misión del Centro Internacional de la Tregua Olímpica
- Promover el Ideal Olímpico, servir a la paz, la amistad y el- entendimiento internacional, y mantener la Tregua Olímpica.
- Promover una cultura de paz combinando las iniciativas locales y- globales, movilizando a los líderes, los atletas y la juventud de todo el mundo para defender la causa del deporte y la paz
También en el 2000, En los Juegos Olímpicos de Verano de Sydney, en la Ceremonia Inaugural, Corea del Norte y Corea del Sur desfilaron juntas en el estadio con una sola bandera representando a la Península de Corea.
Este fue un poderoso acontecimiento simbólico que demostraba la promesa de la tradición ancestral de la Tregua Olímpica
En el 2004, en los Juegos Olímpicos de Verano de Atenas, de nuevo en su lugar de nacimiento, los Juegos fueron testigos de la participación de Afganistán e Irak, dos países desangrados por los conflictos.
En enero del 2011, en la sede central del Comité Olímpico Internacional de Lausanne tuvo lugar el primer encuentro entre los Comités Olímpicos Nacionales (CONs) de Israel y Palestina con el objeto de tratar una serie de temas destacados relacionados con los deportes
Objetivos estratégicos del CITO
Por medio del espectáculo deportivo, se pide a la humanidad que imagine la paz.
El objetivo del Centro Internacional de la Tregua Olímpica es utilizar esta oportunidad para educar y estimular el diálogo con la mayor amplitud posible.
Conseguir que la humanidad, inspirada por el deporte y el espíritu del Olimpismo, vaya más allá de imaginarse la paz… para tomarse en serio las oportunidades de paz… y reflexionar sobre los valores de la diversidad y el juego limpio.
Se centra primeramente en la educación de la generación más joven. La infancia del mundo necesita aprender la historia de esta asombrosa tregua.
Necesita conocer la fuerza de la ventana de oportunidad que abren los valores del entendimiento, la tolerancia, el juego limpio y el respeto a la diversidad.
Desde 1993 la Asamblea General de la ONU ha expresado insistentemente su apoyo al COI y a la Tregua Olímpica adoptando por unanimidad, cada dos años —un año antes de cada edición de los Juegos Olímpicos— una resolución con el titular:
“Construyendo un mundo pacífico y mejor por medio del deporte y el ideal olímpico”.
Con esta simbólica resolución, la ONU invita a los estados miembros a respetar la Tregua Olímpica individual y colectivamente.
Buscando, de conformidad con las metas y principios de la Carta de las Naciones Unidas, la resolución pacífica de todos los conflictos internacionales por medios pacíficos y diplomáticos, y a reconocer la importancia de las iniciativas del COI para el bienestar humano y el entendimiento internacional.
De acuerdo con Ban Ki-Moon , ex secretario general de las Naciones Unidas:
“Los deportes por su naturaleza puede que sean competitivos, pero pueden ser un poderoso instrumento y un vehículo para promover el diálogo, la paz y la reconciliación.
Desgraciadamente, estamos sufriendo problemas en muchas partes del mundo, pero por medio de los deportes podemos fomentar la paz, el diálogo y la reconciliación.
Esto es exactamente lo que comparten las Naciones Unidas y el COI: las mismas metas y objetivos.”