Un desafío importante en el tratamiento del cáncer cerebral letal, conocido como glioblastoma, ha sido la incapacidad de la más poderosa quimioterapia para penetrar la barrera hematoencefálica y atacar el agresivo tumor cerebral.
Si bien la mayor parte de un tumor puede identificarse radiográficamente y extirparse quirúrgicamente, las células cancerosas residuales persisten dentro de los márgenes de la resección, quedando protegidas de la quimioterapia intravenosa.
La barrera hematoencefálica es una estructura microscópica que protege el cerebro de la mayoría de los fármacos en circulación, lo que limita considerablemente la gama de medicamentos que se pueden utilizar para tratar trastornos cerebrales.
En consecuencia, la mayoría de los fármacos que son efectivos para el cáncer en otras partes del cuerpo no se pueden usar para tratar el cáncer de cerebro porque no pueden cruzar la barrera hematoencefálica.
Los investigadores han compartido los resultados del primer ensayo clínico en humanos en el que se utilizó un dispositivo de ultrasonido único e implantable en el cráneo, para abrir la barrera hematoencefálica y permitir que la quimioterapia, administrada por vía intravenosa, llegue repetidamente a grandes áreas críticas del cerebro, publicado en The Lancet Oncology.
El ultrasonido pulsado de baja intensidad con microburbujas intravenosas (LIPU/MB) es una tecnología emergente “ capaz” de abrir focal y temporalmente la BBB, facilitando la difusión paracelular de fármacos en el parénquima.
El procedimiento para abrir la barrera hematoencefálica, que tiene una duración de unos cuatro minutos, se realiza con el paciente despierto y le permite regresar a casa después de unas horas.
Los resultados indican que el tratamiento es seguro y bien tolerado, y algunos pacientes someterse a hasta seis ciclos de tratamiento.
Este estudio realizado por científicos de Northwestern Medicine (Evanston, IL, EUA) fue el primero en medir de manera efectiva el impacto de la apertura de la barrera hematoencefálica basada en ultrasonido en el cerebro humano para los niveles de quimioterapia.
Demostraron que la apertura de la barrera hematoencefálica permitió un aumento estimado de cuatro a seis veces en las concentraciones de fármacos en el cerebro humano.
Este aumento se observó con dos fármacos de quimioterapia potentes y diferentes, paclitaxel y carboplatino, que generalmente, no se usan para tratar a estos pacientes porque no cruzan la barrera hematoencefálica en condiciones normales.
Además, el estudio fue el primero en describir qué tan rápido se cierra la barrera hematoencefálica después de la sonicación.
Estudios anteriores en humanos indicaron que la barrera hematoencefálica se recupera por completo 24 horas después de la sonicación del cerebro, y algunos estudios en animales han sugerido que la barrera hematoencefálica permanece abierta durante aproximadamente las primeras seis horas.
Los investigadores encontraron que dicha apertura, mediante ultrasonido y microburbujas, es temporal, y la mayor parte de la integridad de la barrera hematoencefálica se restablece dentro de una hora posterior al procedimiento en humanos.
Estos hallazgos ayudarán a optimizar el momento de la administración del fármaco y la activación por ultrasonido, permitiendo maximizar la penetración del medicamento en el cerebro humano.
«Esto es potencialmente un gran avance para los pacientes con glioblastoma», dijo el investigador principal, el Dr. Adam Sonabend, profesor asociado de cirugía neurológica en la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y neurocirujano de Northwestern Medicine.
En cuanto a los efectos adversos, un paciente presentó encefalopatía reversible asociada a taxanos con la dosis máxima (260 mg/m2), continuando el tratamiento a una dosis más baja en ciclos posteriores. Otro paciente desarrolló una neuropatía periférica, se observaron otras toxicidades de leves a moderadas y siempre reversibles, que incluyen mielosupresión, fatiga y alopecia.
El estudio informa que el uso de una nueva rejilla implantable en el cráneo de nueve emisores de ultrasonido diseñada por la compañía francesa de biotecnología Carthera abre la barrera hematoencefálica en un volumen de cerebro que es nueve veces más grande que el dispositivo inicial (implante emisor de ultrasonidos).
Esto es importante, porque para que sea eficaz, este enfoque requiere la cobertura de una gran región del cerebro adyacente a la cavidad, que queda en el cerebro después de la extirpación de los tumores de glioblastoma.
“Si bien nos hemos centrado en el cáncer de cerebro (para el cual hay aproximadamente 30.000 gliomas en los EUA), esto abre la puerta para investigar nuevos tratamientos basados en medicamentos para millones de pacientes que padecen diversas enfermedades cerebrales”.
Los primeros ensayos clínicos han demostrado que la quimioterapia regular mejorada con LIPU/MB es segura y factible.
Este trabajo está financiado por las subvenciones 1R01CA245969-01A1 y P50CA221747 del Instituto Nacional del Cáncer de los Institutos Nacionales de Salud, el Instituto de Tumores Cerebrales Lou y Jean Malnati del Centro de Cáncer Lurie, el apoyo SPORE de la Fundación de la Familia Moceri y la familia Panattoni.