Difusión del conocimiento de las ciencias médicas

14/07/2021

El corazón tiene razones…

Por Dr. Iglesias, Ricardo

. Lectura de 3 minutos

El corazón es un órgano muy especial, utilizado en innumerables campos de la expresividad verbal, sentimental o religiosa.

El corazón estuvo culturalmente asociado a una multiplicidad de imágenes, centralidad, vitalidad, fuente de emociones, morada del alma, “te llevo en mi corazón”, “entraste en mi corazón”, o al ofrecer nuestro amor “te entrego mi corazón”.

Referenciamos la bondad en tener un gran corazón o ser de buen corazón. Nos enamoramos y amamos con todo el corazón. Una herida de amor lastima y deja al corazón partido.

Desde la prehistoria el hombre lo distinguió como un órgano vital, y en nuestros días continúa considerándolo con el mismo respeto y admiración. (Figuras 1-2-3)

¿Quién no recuerda la conmoción que generó el primer trasplante de corazón?, uno de los mayores acontecimientos científicos del siglo XX.

La palabra corazón deriva del latín cory del griego ker, kear o kardiaque significa ciervo.

El investigador Pictet, estudiando la diversidad de nombres del ciervo, encuentra que en las lenguas indoeuropeas y anglosajonas, dicho animal es denominado como heort prácticamente la misma palabra que corazón en inglés (heart).

Añade luego que en sánscrito hrid significa “saltar” y, teniendo en cuenta que en lenguas germánicas al ciervo lo llaman “el saltador”, llega a la conclusión de que en esas lenguas, la palabra corazón (heart) significaría el saltador, el que salta dentro del pecho.

Figura 2: En la América prehispánica el corazón fue un órgano espiritual y misterioso. 
Los aztecas tenían también al corazón en un elevado concepto, tanto así que era una práctica religiosa arrancar el corazón de sus víctimas con un afilado instrumento cortante de obsidiana, considerándolo la ofrenda más valiosa y lo elevaban a los dioses.

En la civilización sumeria, y en las civilizaciones china, hindú, egipcia, hebrea, griega y romana, al corazón se lo consideraba como el centro del entendimiento, del valor y del amor siendo por lo tanto identificado como símbolo de las más nobles cualidades humanas.

Algunos médicos griegos de la escuela de Alejandría, en el siglo IV a.C., comenzaron a estudiar la circulación de la sangre y resaltaron la importancia del pulso arterial.

Cuenta la leyenda que Erasístrato (310-250 a.C.) fue llamado por el rey de los sirios, hombre septuagenario, para que curara a su hijo pues estaba enfermo. Después del examen, el médico solicitó que todas las mujeres que vivían en la corte desfilaran frente al enfermo. (Figura 4)

Al pasar la esposa del rey, muy joven y bella, notó que el pulso del joven comenzó a latir en forma rápida e irregular. Comunicó su diagnóstico al rey y éste resolvió separarse de su esposa, a quien casó con su hijo, quien así logró curarse definitivamente.

Esta fue la primera vez que se puso en evidencia la relación del ritmo cardíaco con las emociones amorosas. Quizás a partir de ese hecho, al corazón siempre se lo relaciona con el amor.

Por su relación con las emociones, se acelera con la pasión, el miedo, la ira y con un sinfín de vivencias emotivas. El inconsciente colectivo reconoce que se detiene al apagarse la vida, es el que mejor expresa el mensaje final, al decir del poeta, de que partimos para convertirnos en un recuerdo.

Figura 3: La pintura moderna y el simbolismo del corazón.
La obra de Frida Kahlo destaca por plasmar sus sentimientos en el lienzo a través del surrealismo donde muchas veces usó la figura del corazón que no dejaba de sangrar como símbolo del dolor, desengaño y desconsuelo en su narrativa autobiográfica.

El desafío del profesional de la salud es interpretar y desentrañar los paradigmas del órgano corazón, muchos de las cuales la razón desconoce.

Fuentes:

Lectura recomendada:  – Chiozza L. “Corazón, hígado y cerebro. Tres maneras de la vida”. Libros del Zorzal. – Bordelois I. “A la escucha del cuerpo. Puentes entre la salud y las palabras”. Libros del Zorzal. – Presman L. Letra de Médico, Editorial:Raíz De Dos. – Iglesias R. Rev Compartir salud. N° 2. Editorial. Año 2011 – Botella J. RevEspCardiol 2004;57(4):327-30 IMAGEN DESTACADA: ASOCIACIÓN VALENCIANA DE TRASPLANTE CARDÍACO

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