E.I.E. es un concepto que se refiere a las enfermedades infecciosas descubiertas en los últimos años , y a las ya conocidas, consideradas controladas, en franco descenso o casi desaparecidas, que volvieron a emerger.
En los últimos 25 años han aparecido más de 30 nuevos microorganismos, algunos de ellos causantes de enfermedades graves, y muchas enfermedades comunes han reaparecido y se han propagado con rapidez, después de períodos en que ya no se consideraban problemas de salud pública.
Son múltiples los factores que tienen influencia en la aparición de enfermedades infecciosas, pudiendo identificar las siguientes:
Pobreza y desigualdad: la (re) emergencia de enfermedades infecciosas como el dengue, la fiebre amarilla y la leishmaniasis, se han visto favorecidas por la desnutrición, la pobreza, el desempleo y las desigualdades sociales en contextos de emergencia sanitaria.
La distribución de las muertes provocadas por E.I.E. entre los “países de ingresos altos” y los “países de ingresos bajos” es extremadamente desigual.
Deforestación conlleva a la fragmentación de los hábitats aumentando el efecto de borde, lo cual favorece el contacto entre patógenos, vectores y huéspedes.
Las presiones comerciales y poblacionales han conducido a la invasión de los bosques y selvas, exponiendo a las poblaciones a agentes exóticos y enfermedades zoonóticas como la fiebre amarilla, rabia, las fiebres hemorrágicas por Arenavirus, entre otras.
Desarrollo agrícola es uno de los factores generadores de enfermedades emergentes, pues es una de las vías más comunes que alteran o interfieren con el medio ambiente.
Alarmas epidemiológicas globales se activaron por diversos brotes de gripe aviar humana desde 2004 a 2013, y en la primavera del 2009 con la pandemia de gripe porcina cuyos primeros brotes se situaron en Estados Unidos.
Es altamente probable que ambos brotes se iniciaran en granjas de producción animal intensiva, de aves de corral en el primer caso y de cerdos en el segundo.
El riesgo de nuevas pandemias pueden originarse en las grandes factorías de producción animal, y en los monocultivos transgénicos extensivos (soja)que actúan sobre la biodiversidad y sobre la salud humana.
El efecto tóxico de los agroquímicos se potencia en poblaciones con altos índices de pobreza; situación que se agrava por los problemas de abastecimiento de agua que sufren las áreas rurales, facilitándose de esta manera la contaminación por estos productos tóxicos.
Además, debemos considerar los efectos exterminadores de los glifosatos sobre la cadena de predadores naturales (peces y anfibios), provocando un aumento descontrolado de la población del mosquito transmisor del Dengue, Chikungunya, Zika y Fiebre amarilla.
Nuevas tecnologías en la producción animal suman un actor de desarrollo de enfermedades emergentes.
En la década de 1990 la aparición de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (E.E.B.), enfermedad degenerativa del sistema nervioso central, conocida como el “mal de las vacas locas” afectó a buena parte de la cabaña vacuna británica.
Esta enfermedad fue causada por un prion, un agente infeccioso peculiar, primariamente compuesto por una proteína priónica.
Esta proteína provoca el plegamiento defectuoso de las proteínas normales, alterando la función celular del cerebro o de otras partes del sistema nervioso de los animales y es transmisible entre diferentes especies (mamíferas).
La infección originaria de la cabaña vacuna radicó en la alimentación suplementaria de estos animales herbívoros con proteínas animales.
Esta alimentación procedía de despojos (carne y huesos) de las industrias cárnicas, que presumiblemente contenían triturados de cerebros de ovejas y cabras infectadas por dicho prion y enfermas de “tembladera” (scrapie).
Entre 1995 y 2018, la EEB causó en el Reino Unido, el fallecimiento de al menos 178 personas y tuvo un impacto devastador en la industria cárnica bovina británica. La posterior aparición en el ganado de otros países europeos, erosionó la confianza del público europeo en sus gobiernos y en su capacidad de cuidar la seguridad de los alimentos.
Son de tener en cuenta los cambios tecnológicos en el procesamiento y empaquetamiento de los alimentos y la industrialización masiva de productos cárnicos y otros comestibles.
La acuicultura también ha provocado una modificación de la prevalencia de las enfermedades parasitarias transmitidas por peces.
Las múltiples y variadas causas de las enfermedades infecciosas emergentes nos obliga a continuar desarrollando el tema en una segunda parte.