Los investigadores han desarrollaron un innovador implante de proteína de colágeno de piel de cerdo que se asemeja a la córnea humana.
Estas córneas, descriptas en Nature Biotechnology, podrían ayudar a recuperar la visión a muchas personas, y en especial en aquellos países donde los trasplantes de córnea humana son escasos y con un costo mucho más bajo.
A diferencia de las córneas humanas, que se deben trasplantar en dos semanas, los implantes creados con bioingeniería se pueden mantener almacenados hasta dos años, facilitando los envíos a los lugares más necesitados.
Este implante de córnea está hecho de proteína de colágeno extraída de la piel de cerdo, y tiene una estructura similar a la piel humana. Estas moléculas de colágeno fueron purificadas para garantizar que no quedaran tejidos animales ni componentes biológicos.
El equipo de la Universidad de Linköping en Suecia, estabilizó las moléculas sueltas en una matriz de hidrogel que fue creada para imitar la córnea humana lo suficientemente resistente para implantarse en un ojo.
Los cirujanos de Irán e India, realizaron una prueba piloto con 20 personas ciegas o que estaban cerca de perder la vista debido a un queratocono avanzado. Esta enfermedad disminuye la córnea (la capa transparente más externa del ojo) e impide que el ojo enfoque correctamente.
El implante recuperó el grosor y la curvatura de la córnea. Todos los participantes se recuperaron de sus lesiones corneales, les volvió la visión a los 14 participantes que habían estado ciegos antes de la operación, y tres de ellos lograron una visión perfecta de 20/20.
Si bien los trasplantes de córnea humana en pacientes con queratocono se suturan habitualmente con puntos, el equipo experimentó con un nuevo método quirúrgico que es más simple y tal vez más seguro.
Usaron un láser para crear una incisión en el medio de la córnea existente, antes de insertar el implante, ayudando a que la herida sanara más rápidamente con poca o ninguna inflamación después.
Los pacientes solo tuvieron que usar colirios inmunosupresores durante ocho semanas, mientras que los receptores de trasplantes tradicionales generalmente deben hacerlo durante al menos un año.
Los pacientes fueron controlados por dos años y no se observaron complicaciones durante ese tiempo.
Otra ventaja adicional fue que el implante cambió la forma de la córnea lo suficiente para que sus receptores pudieran usar lentes de contacto y así tener la mejor visión posible, antes no habían podido tolerar su uso.
La córnea ayuda a enfocar los rayos de luz en la retina en la parte posterior del ojo y protege al ojo de la suciedad y los gérmenes. Cuando se daña por una infección o lesión puede impedir que la luz llegue a la retina, y dificultar la visión.
La ceguera corneal es un gran problema: se estima que alrededor de 12,7 millones de personas se ven afectadas por este problema, pero solo uno de cada 70 pacientes tiene posibilidades de recibir un trasplante debido a que el procedimiento es costoso. Los casos aumentan a un ritmo de un millón cada año. Irán, India, China y varios países de África tienen niveles especialmente altos de ceguera corneal y específicamente por queratocono.
Según Neil Lagali, profesor del Departamento de Ciencias Biomédicas y Clínicas de la Universidad de Linköping y uno de los investigadores de este estudio, usar este implante de bioingeniería debería costar una fracción de lo que cuesta trasplantar la córnea de un donante humano, debido a que la piel de cerdo es un subproducto de la industria alimentaria.
«Será asequible, incluso para las personas de los países de bajos ingresos. Produce un ahorro de costos importante con referencia al tradicional trasplante de córnea», explica Lagali.
El equipo espera realizar un ensayo clínico de mayor tamaño ( en al menos 100 pacientes) en Europa y EE UU. Mientras tanto, planean poner en marcha el proceso regulatorio requerido por la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE UU (FDA) para sea aprobado en el mercado.
Aunque la falta de donantes de córnea no es tan grave en los estados occidentales como en los países en desarrollo, el implante también podría ayudar a reducir las listas de espera en las naciones más ricas, asegura Mehrdad Rafat, profesor titular de la Universidad de Linköping y diseñador de los mismos.
«Los resultados demuestran que es posible desarrollar un biomaterial que cumpla todos los criterios para ser utilizado como implante humano, que pueda producirse en masa y almacenarse hasta 2 años y, de este modo, llegar a más personas con problemas de visión», comentó Lagali.
El investigador Mehrdad Rafat señaló que han realizado «importantes esfuerzos» para garantizar que el nuevo implante «esté ampliamente disponible y sea asequible para todos y no solo para los ricos».