La prevención de lesiones no es solo una estrategia sanitaria, sino un eje central para la sostenibilidad, la inclusión y el alto rendimiento en el deporte paralímpico.
Frente a una realidad donde el acceso a la salud especializada no siempre está garantizado y los cuerpos enfrentan desafíos biomecánicos particulares, anticiparse al daño es una necesidad crucial.
Los Para atletas están expuestos a un mayor riesgo de lesiones en comparación con sus pares sin discapacidad.
Esto se debe a múltiples factores, entre ellos: compensaciones biomecánicas, sobreuso de determinados grupos musculares, adaptaciones específicas según la clasificación funcional y, en muchos casos, falta de equipamiento o supervisión adecuados.
Un estudio publicado por BMJ Open Sport & Exercise Medicine sobre los Juegos Paralímpicos Tokio 2020 reveló que las tasas de lesiones y enfermedades fueron considerablemente altas en ciertos deportes como Para ciclismo, rugby en silla de ruedas y Para atletismo, con una media de 12,3 lesiones por cada 1.000 días-atleta (fuente: BMJ Open SEM).
Además, el informe evidenció que las lesiones por sobreuso son más prevalentes en Para atletas que en atletas convencionales, lo cual está directamente vinculado con cargas mal distribuidas y limitaciones estructurales en el sistema de prevención.
Equipos interdisciplinarios
Uno de los pilares de la prevención es el abordaje interdisciplinario.
Sin embargo, en muchos países del continente los atletas entrenan sin un acceso regular a médicos deportólogos, fisioterapeutas, psicólogos, nutricionistas o especialistas en biomecánica.
Esta dificultad afecta no solo su rendimiento, sino también su derecho a practicar deporte en condiciones seguras.
Asimismo, las barreras económicas para la multiplicidad de atenciones representan un desafío para los equipos de trabajo técnico, además del rol individual del deportista y su entorno.
La evidencia muestra que cuando existe una coordinación efectiva entre entrenadores y profesionales de la salud las tasas de lesión disminuyen.
Control de cargas y movilidad
Un estudio realizado en Canadá por el Canadian Sport Institute encontró que la implementación de programas personalizados de control de cargas y movilidad redujo en un 41% las lesiones recurrentes en atletas paralímpicos de natación y atletismo entre 2016 y 2020.
Este modelo requiere inversión, pero también voluntad política y formación específica, considerando a la atención de las personas con discapacidad –tanto del alto rendimiento deportivo como quienes realizan o necesitan realizar actividad física como cuestión cotidiana- un hecho social y multicausal.
Capacitación profesional
No todos los profesionales de la salud están preparados para abordar los desafíos que presenta el entrenamiento deportivo adaptado.
Por ello, invertir en la capacitación continua del personal técnico y sanitario -así como potenciar su interés en el área- es tan importante como invertir en infraestructura.
Lesiones más frecuentes en el Para deporte
Las afecciones varían según la disciplina, pero hay patrones que se repiten con alta incidencia:
Lesiones por sobreuso de hombros: muy comunes en deportes como tenis en silla de ruedas, baloncesto en silla de ruedas y Para natación.
En atletas con lesión medular, el uso prolongado de los miembros superiores para movilidad aumenta el riesgo de tendinopatías.
Úlceras por presión y heridas cutáneas: frecuentes en deportes donde el roce con la silla de ruedas o prótesis es constante.
Lesiones en muñecas y codos: habituales en deportes que requieren impacto con raquetas, bastones o lanzamientos.
Dolor lumbar crónico: particularmente frecuente en atletas amputados o con parálisis parcial, que realizan sobreesfuerzos de compensación.
Una investigación publicada en The American Journal of Physical Medicine & Rehabilitation subraya que muchos atletas paralímpicos continúan entrenando con dolor crónico, normalizando el malestar como parte del «sacrificio deportivo», lo que conlleva un alto riesgo de agravamiento o deterioro funcional permanente.
Políticas de prevención
Para reducir la incidencia de lesiones es indispensable pasar de un modelo reactivo a un modelo proactivo. Esto implica:
- Evaluaciones funcionales periódicas: permiten detectar desequilibrios, limitaciones o zonas de riesgo antes de que aparezcan síntomas.
- Planes de entrenamiento adaptados: con control de carga progresiva, variabilidad y descansos planificados.
- Educación del atleta: conocer su propio cuerpo, reconocer señales de alerta y entender cuándo detenerse es tan importante como entrenar duro por los objetivos.
- Control del equipamiento: asegurar que las sillas de ruedas, prótesis, bicicletas de mano o implementos sean revisados regularmente por personal calificado. Consultar por los mantenimientos y adecuaciones necesarias.
- Planificación nutricional y psicológica: el estado emocional y la alimentación también impactan en la recuperación, el sueño y la capacidad de adaptación al esfuerzo.
La Organización Mundial de la Salud, en su guía de promoción de la actividad física adaptada, recomienda que los entornos deportivos aseguren condiciones de seguridad física, emocional y técnica, con especial atención a las personas con discapacidad.
Hacia un paradigma de cuidado
Promover la prevención de lesiones no significa bajar la intensidad, sino construir contextos que permitan sostener el rendimiento sin poner en riesgo la salud. Implica entender que el desarrollo deportivo y la integridad física no son opuestos, sino complementarios.
Sobre todo, en el ámbito de las personas con discapacidad, que usualmente son excluidas de los entornos del deporte, potenciar su inclusión y promover la toma de conciencia de los cuidados necesarios resultan clave para una práctica adecuada.
Además del impacto en el bienestar físico otorgará beneficios psico-sociales, ya sea en el alto rendimiento, iniciación deportiva o en el amateurismo.





















































