Los delegados en la COP27 han acordado la creación de un fondo de pérdidas y daños, donde los países más ricos ayudarán a los países vulnerables a pagar los daños climáticos. Los detalles sobre el volumen del fondo y su funcionamiento todavía no están definidos, pero muchos ven el acuerdo como un paso histórico en la igualdad contra la dicha lucha.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) señala que las emisiones no se detienen, «la temperatura mundial seguirá subiendo». El dióxido de carbono (CO2) es un gas de larga vida, «el nivel de temperatura observado actualmente persistirá durante varias décadas aunque las emisiones se reduzcan rápidamente hasta alcanzar el nivel de cero neto»
Las emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaron su nivel más alto, con emisiones globales de dióxido de carbono procedentes de combustibles fósiles que superaron los 36.millones de toneladas métricas.
Sin embargo, los datos sobre las emisiones actuales no reflejan toda la historia sobre la responsabilidad climática. «Los países son enormemente desiguales en su influencia y responsabilidad sobre el cambio climático «, afirma Taryn Fransen, la experta principal del programa climático global de la organización de investigación, sin fines de lucro del Instituto de Recursos Mundiales (World Resources Institute).
El cambio climático es el resultado de la concentración total de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
El dióxido de carbono, es el principal gas de este efecto que provoca el cambio climático y permanece en la atmósfera durante cientos de años.
Por esta razón, los investigadores también analizan las emisiones históricas: la suma de las contribuciones de un país a lo largo del tiempo. En base a este criterio, Estados Unidos es el mayor emisor histórico, responsable de más del 20% de todas las emisiones , en segundo término se encuentra la U.E. y China está en el tercer lugar, cuando la contaminación climática se calcula de esta manera.
China es, actualmente, el mayor emisor, seguido de Estados Unidos, representando las emisiones conjuntas de la Unión Europea, India y Rusia.
La larga historia de EE UU y la UE en el uso de los combustibles fósiles es lo que sitúa a estas regiones en el centro de las discusiones sobre las pérdidas y daños, especialmente porque la quema de combustibles fósiles impulso su desarrollo.
«Las economías que han sido fuertes durante muchos años tienden a seguir siéndolo porque se beneficiaron de esas primeras emisiones de gases de efecto invernadero», indica Fransen.
¨Está claro que los países más ricos del mundo tuvieron, y siguen teniendo, un impacto climático enorme”.
Las emisiones totales pueden ayudar en las decisiones sobre quienes y qué deben pagar por los daños climáticos. Sin embargo, abordar la contaminación del clima de los países en desarrollo, donde las emisiones están aumentando rápidamente a pesar de que históricamente han sido bajas, también será clave para frenar el calentamiento global.
«No podemos resolver el cambio climático sin que China e India y todos los demás grandes emisores reduzcan drásticamente sus emisiones», resalta Fransen. Algunas naciones pueden necesitar más tiempo para alcanzar las cero emisiones netas, pero al final tendrán que llegar ese punto para cumplir con los objetivos climáticos globales.
También es importante considerar las emisiones per cápita, por ejemplo, está claro que India, si bien es uno de los principales emisores del mundo, todavía es mucho menos responsable por persona que otros líderes en emisiones.
En este mundo globalizado, no siempre resulta sencillo culpar a los ciertos países del cambio climático. El transporte internacional, por ejemplo, normalmente no se incluye en el total de las emisiones de ningún país.
Este problema también se plantea para los centros de producción como China, añade el investigador principal del Centro para la Investigación Climática Internacional en Noruega, Robbie Andrew.
Según las definiciones internacionales, a los países generalmente se les asigna la responsabilidad de las emisiones dentro de sus fronteras, incluso si fabrican productos que se utilizarán en otros lugares, según Andrew.
Comprender de dónde provienen las emisiones y cómo ha cambiado con el tiempo puede ofrecernos una imagen más clara sobre cómo reducir las emisiones y lidiar con los efectos del cambio climático.
Es probable que cualquier tipo de datos no represente la realidad urgente y caótica de la labor que tenemos por delante. En pocas palabras, Andrew destaca que «no hay una respuesta fácil».