Difusión del conocimiento de las ciencias médicas

15/10/2021

Dr. José María Penna- 1855-1919-

Por Prof. Mahmud, Rosa Emine

. Lectura de 5 minutos

Línea de Vida.: el Dr. José María Penna, nació en Buenos Aires, el 5 de abril de 1855.

Fueron sus padres el coronel Juan Penna y Ana Ferrari. Cursó sus estudios en el Colegio Nacional de esta ciudad, y luego ingresó a la Facultad de Medicina.

En 1873, actuó como practicante de la comisión de salubridad de la parroquia de Balvanera, bajo la dirección  del Dr. Juan Camelino, durante la epidemia de cólera traída por inmigrantes italianos.

En 1874, se alistó como subteniente del primer batallón del Regimiento 3 de Guardias Nacionales, al estallar la revolución, formó parte del cuerpo de vanguardia que comandó el coronel Lagos.

En 1877, fue practicante interno del Hospital General de Hombres y obtuvo por concurso el cargo de practicante mayor interno del Hospital de Mujeres.

En 1879, se graduó  con una tesis sobre La Uremia, siendo el primero que escribió sobre medicina experimental. Ese mismo año se radicó en Cañuelas.

En mayo de 1882, decide regresar a Buenos Aires, afectado por la muerte de su esposa Lola de Tezano, de 25 años,  provocada por un derrame cerebral.

En 1882, fue nombrado Subdirector y luego Director  de la Casa de Aislamiento (hoy Hospital Muñiz) donde se desempeñó durante treinta años.

Con solo 27 años y con una hija pequeña a la que cuidar, se encarga de conducir esta ¨Casa¨ en medio de una epidemia de viruela. Allí se alojaba a los infectados de fiebre amarilla, cólera, viruela y otras “pestes”. El lugar rápidamente colapsó por lo que Penna decidió redoblar esfuerzos para atender a sus pacientes, haciendo de la Casa de Aislamiento, su propia casa y  exponiendo su vida a los contagios.

En 1876, fue miembro fundador del Círculo Médico Argentino, y en 1885, presidente de esa asociación. En ese año, se desempeñó como redactor en jefe de los Anales de dicho Círculo, y de la “Revista de Ciencias Médicas”, cuyas publicaciones registran numerosos trabajos suyos.

En 1883, fue profesor suplente de la Cátedra de Patología interna de la Facultad de Medicina  y en 1890 asumió la titularidad, habiendo dictado varios cursos de epidemiología, que son un verdadero tratado sobre la materia.

En 1884, Penna cremó en la Casa de Aislamiento a un inmigrante victima de fiebre amarilla, esta fue la primera incineración cadavérica de la Argentina moderna. Al impulsar la cremación como práctica sanitaria, Penna se enfrentó a una arraigada tradición de la Iglesia Católica 

En 1886 y 1887, en la epidemia de cólera puso en práctica el aislamiento de los enfermos, apartándolos de los habitantes sanos y la cremación de los fallecidos, con el fin de evitar  la diseminación de los gérmenes.

Su destacada actuación, le valió un premio de la Municipalidad de Buenos Aires, y una medalla de oro, costeada por suscripción popular, por medio de la que se atestiguó la gratitud pública por sus servicios. Sobre esa enfermedad escribió dos sendas obras.

Penna (en el centro) junto a alumnos y colegas.Foto archivo Universidad de Buenos Aires.

 En 1894 y 1895, al producirse nuevos brotes epidémicos de cólera intervino en la determinación del origen de los mismos. Para la mayoría de los observadores, el mal había sido importado desde Brasil, y  buscaban controlar su expansión con la creación de cordones sanitarios fronterizos en Paso de Los Libres, Alvear y Santa Teresa.

Penna, a cargo  interinamente de la Dirección Nacional de Higiene, se opuso a esto, debido a que consideraba que el cólera  había prendido en nuestro territorio al mismo tiempo que en el Brasil.

Penna concluía que el mal había sido introducido de manera completamente silenciosa no desde el país vecino, sino desde Europa.

Este brote  encontró a la Ciudad de Buenos Aires más preparada, gracias a las prácticas higienistas impulsadas por Penna.

En 1894, recibió el  título de Académico de la Facultad de Medicina, en la que llegó a desempeñar la Vicepresidencia y la Presidencia.

En 1896, fue el primero en detectar un brote de fiebre amarilla, tomando la rápida decisión de aislar a los enfermos para evitar males mayores.

Fue Vicepresidente del Departamento Nacional de Higiene, y en 1910 se lo nombra  Presidente, sucediendo al Dr. Carlos Malbrán.

Desde ese cargo impulsó el Instituto de Bacteriología y  el de Química, perfeccionó los servicios de Sanidad Marítima, tomó medidas referentes a la higiene de alimentos, especialmente  los productos lácteos, e impulsó dispensarios para lactantes e institutos de puericultura que bajaron notablemente la mortalidad infantil.

Colaborador de la “Revista Argentina de Ciencias Médicas” y de los “Anales del Departamento de Higiene y Asistencia Pública”, fue miembro corresponsal de la Academia de Río de Janeiro, de la Societé Médico-Practique de París, y de numerosas sociedades científicas del extranjero.

En 1901, fue Profesor de Clínica de Enfermedades Infecciosas.

En 1906, ocupó la dirección de la Administración Sanitaria y Asistencia Pública. Durante su gestión se proyectaron los hospitales Alvarez y Piñero.

En 1910, representó a la Provincia de Buenos Aires en la Cámara de Diputados de la Nación, terminando su mandato en 1914. Entre los proyectos que presentó figuraron el relacionado con el establecimiento de estaciones sanitarias en todo el país y la vacunación obligatoria.

Entre sus proyectos convertidos en Ley se encuentran: la Ley de Defensa contra la Lepra, la Ley de Vacunación Antivariólica, La ley de Profilaxis del Paludismo, la ley de Desinfección y Profilaxis de los Ferrocarriles.

Fue Vicepresidente del Departamento Nacional de Higiene, y en 1910 se lo designa  Presidente, sucediendo al Dr. Carlos Malbrán.

Desde ese cargo impulsó el Instituto de Bacteriología y  el de Química, perfeccionó los servicios de Sanidad Marítima, tomó medidas referentes a la higiene de alimentos, (especialmente  los productos lácteos), e impulsó la existencia de dispensarios para lactantes e institutos de puericultura, bajando notablemente la mortalidad infantil.

Enriqueció la ciencia médica argentina con trabajos llenos de novedad y erudición, y logró un puesto eminente en el mundo científico e intelectual.

Entre sus obras más notables figuranLa Viruela en la República Argentina, que obtuvo la medalla de oro en el concurso médico de 1884; El CóleraLa Fiebre AmarillaLa CremaciónLa InfluenzaLa Peste Oriental.

En 1916, año de su jubilación, impulsó la llegada al país del bacteriólogo Rudolf Kraus, con quien se formarían Bernardo Houssay, Salvador Mazza y Angel Roffo.

Falleció el 29 de marzo de 1919, a los 63 años, cuando asistía a una paciente en su domicilio.

En su testamento pidió ser cremado y que sus restos “fueran encerrados en un modesto ataúd de pino, semejante a esos que en los anfiteatros hemos visto conteniendo seres anónimos”. Siguiendo su deseo, fue cremado en el Crematorio del Cementerio de la Chacarita que él propuso crear, y luego depositado en el nicho de difuntos anónimos.

Al despedir sus restos, el Dr. Emilio Coni, Presidente de la Asociación Médica Argentina, lo calificó como “El primer epidemiólogo de la América Latina” y anunció  que la Casa de Aislamiento llevaría su nombre. No fue así, pero en los terrenos del Hospital Muñiz se levanta una estatua en su memoria, realizada por el escultor J. Lettoria en 1931.

Fuentes:

* Cutolo, Vicente Osvaldo– Nuevo Diccionario Biográfico Argentino– Buenos Aires (1978) * Info Cañuelas- https://www.infocanuelas.com/cultura. * Revisionista  www.revisionistas.com.ar

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