Tratamiento
La enfermedad de Chagas (tripanosomiasis americana) puede tratarse con benznidazol o con nifurtimox.
Ambos medicamentos matan el parásito y son plenamente eficaces para curar la enfermedad si se administran al comienzo de la fase aguda, comprendidos los casos de transmisión congénita.
Sin embargo, su eficacia disminuye cuanto más tiempo lleve una persona infectada; además, las reacciones adversas son más frecuentes en la edad avanzada.
El tratamiento también está indicado en el caso de los pacientes con reactivación de la infección (por ejemplo, por inmunodepresión) y al principio de la fase crónica, en particular para las niñas y mujeres en edad fértil (antes o después del embarazo) con el fin de evitar la transmisión congénita.
Se debe ofrecer tratamiento a los adultos infectados, especialmente a los que no presentan síntomas, dado que el tratamiento antiparasitario también puede evitar o frenar la progresión de la enfermedad.
En otros casos, los posibles beneficios del tratamiento a la hora de prevenir o retrasar el avance de la enfermedad de Chagas deben sopesarse frente a la duración del tratamiento (hasta dos meses) y las posibles reacciones adversas (que se presentan en hasta un 40% de los adultos).
El benznidazol y el nifurtimox no deben administrarse a las embarazadas ni a las personas con insuficiencia renal o hepática.
El nifurtimox también está contraindicado en personas con antecedentes de trastornos neurológicos o psiquiátricos. Además, se requiere un tratamiento específico de por vida y un seguimiento de las manifestaciones cardiacas, digestivas o neurológicas.
Control y prevención
A causa del gran número de animales silvestres que sirven de reservorio a este parásito en las Américas, la infección no puede erradicarse.
En vez de ello, las metas de salud pública consisten en la eliminación de la transmisión a humanos, el acceso temprano a la atención de salud y el seguimiento de por vida de las personas infectadas.
Actualmente no hay vacuna para prevenir la enfermedad, pero su investigación se encuentra en una fase avanzada.
El parásito T. cruzi puede infectar a muchas especies de triatominos, la mayoría de los cuales se encuentran en las Américas.
El control de vectores ha sido el método más eficaz de prevención en América Latina.
El tamizaje sanguíneo es necesario para prevenir la infección a través de transfusiones y trasplantes de órganos y la transmisión congénita, así como para aumentar la detección y la atención de la población afectada en todo el mundo.
Según la zona geográfica, la OMS recomienda los siguientes métodos de prevención y control:
- elaboración de materiales y actividades de información, educación y comunicación, contextualizados para los diferentes escenarios y actores, y basados en el enfoque de «Una sola salud»;
- rociamiento de las casas y sus alrededores con insecticidas de acción residual;
- mejora de las viviendas y su limpieza para prevenir la infestación por el vector;
- medidas preventivas personales, como el empleo de mosquiteros y buenas prácticas higiénicas en la preparación, el transporte, el almacenamiento y el consumo de los alimentos;
- tamizaje de la sangre donada;
- pruebas de tamizaje en órganos, tejidos o células donados y en los receptores de estos;
- el acceso temprano al diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento; y
- tamizaje de recién nacidos y otros hijos de madres infectadas.
Se ha calculado que el costo de atender médicamente a pacientes con manifestaciones cardiacas, digestivas, neurológicas o combinadas crónicas de la enfermedad es más de un 80% superior al de fumigar con insecticida de acción residual para controlar los vectores y prevenir la infección.
Los profesionales de la salud que trabajan en el primer nivel de atención (atención primaria de salud) tienen un papel clave en el fortalecimiento de la detección, el tratamiento, el seguimiento y la notificación de casos.
Evaluar los medios de diagnóstico disponibles (incluidas las pruebas serológicas o de quimioluminiscencia rápidas y las pruebas de biología molecular) y los algoritmos más eficaces en relación con los costos es fundamental para mejorar la detección temprana de casos.
Promover los estudios biomédicos, psicosociales y ambientales centrados en los determinantes y los factores de riesgo de la enfermedad de Chagas es esencial para identificar métodos novedosos de prevención y control.
Los sistemas nacionales de información son esenciales para monitorear el número de casos agudos y crónicos y las vías de transmisión activas, pero solo existen en 6 de los 44 países que han notificado casos hasta la fecha.
Respuesta de la OMS
Desde el decenio de 1990, distintas iniciativas intergubernamentales de éxito en las Américas han permitido reducir sustancialmente la transmisión y aumentar el acceso al diagnóstico y al tratamiento antiparasitario para la enfermedad de Chagas.
El riesgo de transmisión de T. cruzi por transfusiones ha disminuido drásticamente tras el tamizaje universal en todos los bancos de sangre de América Latina, medida que se ha ido implementando progresivamente en otros países y continentes.
La OMS reconoció la enfermedad de Chagas como una enfermedad tropical desatendida (ETD) en el año 2005.
Esto facilitó su mayor reconocimiento como un problema de salud pública mundial y fue fundamental para fortalecer la prevención, el diagnóstico y tratamiento tempranos, la atención integral, el seguimiento psicosocial y las actividades de información, educación y comunicación.
También promovió la lucha contra la información errónea, la falta de demanda social y el débil compromiso político para hacer frente a la carga de la enfermedad.
En la Hoja de Ruta para las Enfermedades Tropicales Desatendidas 2021-2030 se incluye la enfermedad de Chagas entre las afecciones que se pretende eliminar como problema de salud pública y se proponen cinco metas:
- verificación de la interrupción de la transmisión vectorial domiciliaria;
- verificación de la interrupción de la transmisión por transfusiones;
- verificación de la interrupción de la transmisión por trasplantes de órganos;
- verificación de la interrupción de la transmisión congénita;
- un 75% de cobertura del tratamiento antiparasitario de la población en riesgo.
Para lograr el objetivo de eliminar la transmisión de la enfermedad de Chagas a los humanos y proporcionar atención de salud a las personas afectadas en todo el mundo, la OMS se propone reforzar el establecimiento de redes de trabajo a escala mundial y fortalecer las capacidades regionales y nacionales.