Un análisis de más de 200.000 muertes por ataque del corazón en China ha encontrado que la combinación de temperaturas extremas y altos niveles de polución por partículas finas dispara el riesgo cardiovascular, especialmente, en mujeres y adultos mayores.
Algunas partículas, como el polvo, la suciedad, el hollín, o el humo, son lo suficientemente grandes y oscuras como para verlas a simple vista. Otras son tan pequeñas que solo pueden detectarse mediante el uso de un microscopio electrónico.
La contaminación por partículas incluye:
- PM10: partículas inhalables que tienen diámetros de, por lo general, 10 micrómetros y menores.
- PM2,5: partículas inhalables finas que tienen diámetros de, por lo general, 2,5 micrómetros y menores.
Un cabello humano mide 70 micrómetros de diámetro, es decir, 30 veces más grande que la partícula fina más grande.
Fuentes de PM
Estas partículas vienen en muchos tamaños y formas, y pueden estar conformadas por cientos de diferentes químicos.
Algunas se emiten directamente desde una fuente, como obras en construcción, caminos sin asfaltar, campos, chimeneas o incendios.
La mayoría de las partículas se forman en la atmósfera como resultado de reacciones complejas de químicos, como el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, que son contaminantes emitidos por centrales eléctricas, industrias y automóviles.
El material particulado contiene sólidos microscópicos y gotas de líquido que son tan pequeños que pueden inhalarse y provocar graves problemas de salud.
Las partículas menores a 10 micrómetros de diámetro pueden llegar a la profundidad de los pulmones, y algunas hasta pueden alcanzar el torrente sanguíneo.
El calor extremo en combinación con altos niveles de contaminación atmosférica por partículas finas puede duplicar el riesgo de muerte por infarto, según un estudio publicado esta semana por la revista Circulation de la Asociación Americana del Corazón.
El estudio ha develado que en los días con mucho calor o frio extremo o altos niveles de contaminación atmosférica por partículas finas (de menos de 2,5 micras) el riesgo de morir por infarto miocardio aumentó significativamente.
La combinación más mortal, según el trabajo, se observó en los días en los que se mezclaron calor extremo y niveles elevados de estas partículas contaminantes, que proceden de los tubos de escape de los coches, las fábricas o los incendios.
“Las temperaturas extremas son cada vez más frecuentes, prolongadas e intensas, y sus efectos adversos sobre la salud suscitan una preocupación creciente”, señala Yuewei Liu, autor principal del estudio y profesor de epidemiología en la Universidad Sun Yat-sen de Guangzhou (China).
Otro problema acuciante —agrega Liu—es la presencia de partículas finas en el aire, que pueden interactuar de forma sinérgica con las temperaturas extremas para afectar negativamente a la salud cardiovascular”.
Según el experto, hasta el momento “aún se desconocía si la exposición conjunta a temperaturas extremas y a la contaminación por estas partículas podría interactuar, y cómo, para desencadenar un mayor riesgo de muerte por infarto”.
Para examinar el impacto de las temperaturas extremas con y sin niveles elevados de contaminación por partículas finas, los investigadores analizaron 202.678 muertes por infarto de miocardio entre 2015 y 2020 ocurridas en la provincia de Jiangsu, una región con cuatro estaciones distintas y una amplia gama de temperaturas y niveles de contaminación por partículas finas.
Las muertes se produjeron en los adultos mayores con una edad media de 77,6 años; siendo el 52 % mayores de 80 años y; el 52 % eran hombres.
En el análisis se incluyó la exposición a partículas el día de la muerte y un día antes de la misma.
Las temperaturas extremas se midieron según el índice de calor diario (también denominado temperatura aparente) de una zona que capta el efecto combinado del calor y la humedad.
Se evaluaron tanto la duración como la intensidad de las olas de calor y las olas de frío.
Las muertes por infarto de miocardio, o casos-día, durante estos periodos se compararon con los días de control del mismo día de la semana del mismo mes, es decir, si una muerte se producía un miércoles, todos los demás miércoles del mismo mes se considerarían días de control, explica el estudio.
Los niveles de partículas se consideraron altos con un nivel medio de partículas finas superior a 37,5 microgramos por metro cúbico.
Los investigadores calcularon que hasta el 2,8 % de las muertes por infarto podían atribuirse a la combinación de mucho calor y altos niveles de contaminación por partículas finas.
Comparado con los días de control, el riesgo de infarto mortal aumentaba un 18 % en las olas de calor de 2 días de duración y hasta un 74 % más en las olas de calor de 4 días.
Los días con altos niveles de contaminación por partículas finas durante las olas de frío no registraron un aumento equivalente del riesgo de muerte por infarto.
Este riesgo es mayor entre las mujeres que entre los hombres durante las olas de calor.
“Nuestros hallazgos aportan pruebas de que reducir la exposición tanto a las temperaturas extremas, como a la contaminación por partículas finas puede ser útil para prevenir las muertes prematuras por infarto de miocardio, especialmente en el caso de las mujeres y los adultos mayores”, concluye Liu.