Las inundaciones causadas por fenómenos meteorológicos extremos, como la reciente DANA que ha afectado a diversos territorios españoles, entre ellos Valencia, generan devastación evidente en infraestructuras y viviendas.
Sin embargo, un riesgo menos visible pero igualmente crítico afecta a la salud pública: los lodos contaminados que permanecen tras el paso del agua.
Estas acumulaciones, ricas en materia orgánica y residuos cloacales, se convierten en un ambiente propicio para el desarrollo de microorganismos peligrosos, incluidos los patógenos resistentes a los antibióticos conocidos como “superbacterias“.
Aunque los casos de contagios e infecciones en estas zonas han sido limitados en comparación con lo que podrían haberse esperado, expertos de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) advierten sobre los peligros infecciosos asociados.
Han analizado las posibles consecuencias de estos residuos, destacando las medidas de protección necesarias para los voluntarios y operarios, así como los microorganismos que tienden a proliferar en estas condiciones.
Un caldo de cultivo para la resistencia bacteriana
Los lodos formados tras inundaciones contienen una mezcla de materia orgánica, nutrientes y contaminantes, provenientes de desbordes de alcantarillas, aguas residuales y residuos químicos.
Los espacios cerrados, como garajes o sótanos, suelen contener agua mezclada con aguas residuales, lo que incrementa el riesgo de infecciones gastrointestinales, generando un ambiente propicio para bacterias y virus como E.Coli, Campylobacter y Norovirus, que pueden causar un cuadro gastrointestinal de diarrea.
Asimismo, la humedad fomenta el crecimiento de hongos como Aspergillus, capaces de desencadenar problemas respiratorios o infecciones sistémicas en personas inmunodeprimidas.
La proliferación de roedores en estos espacios también aumenta el riesgo de enfermedades como la Leptospirosis, una infección bacteriana transmitida a través del contacto con orina de animales infectados.
El entorno general favorece la proliferación de bacterias, incluidas aquellas que han desarrollado resistencia a antibióticos esenciales, como los carbapenémicos y la vancomicina.
Entre los microorganismos que proliferan en estos ambientes se encuentran especies como Escherichia coli (E. coli), Klebsiella pneumoniae, Pseudomonas aeruginosa y Acinetobacter baumannii.
Estas bacterias sobreviven en condiciones adversas y tienen la capacidad de transferir sus genes de resistencia a otros procesos bacterianos mediante la conjugación, la transformación y la transducción, aumentando el riesgo de que surjan nuevas combinaciones de resistencia.
Infecciones y microorganismos
Los lodos contienen multitud de microorganismos capaces de causar infecciones cutáneas, gastrointestinales y respiratorias. Entre los patógenos identificados por la SEIMC destacan:
- Infecciones cutáneas: bacterias como Aeromonas, que prosperan en aguas dulces estancadas, son un riesgo específico. Estas infecciones pueden agravarse si no se tratan adecuadamente.
- Infecciones gastrointestinales: coli, Campylobacter, Salmonellay Norovirusson comunes, especialmente cuando las manos o guantes sucios contaminan los alimentos.
- Infecciones respiratorias: Legionellapuede estar presente en los aerosoles generados durante la limpieza, mientras que el polvo seco puede transportar bacterias como estreptococos y estafilococos, especialmente peligrosas para personas con enfermedades respiratorias preexistentes.
Además, en casos excepcionales, la hepatitis A puede surgir en comunidades con bajas tasas de vacunación, como resultado de la contaminación fecal en los lodos
Riesgos para la salud y el ambiente
La exposición a lodos contaminados plantea diversos riesgos:
- Contacto directo: las personas que limpian áreas inundadas o manipulan lodos contaminados son las más expuestas. Si tienen heridas o cortes, estas bacterias pueden ingresar al organismo y causar infecciones difíciles de tratar.
- Inhalación de aerosoles: durante los trabajos de limpieza con agua a presión, los aerosoles generados pueden transportar bacterias peligrosas como Legionella, causante de infecciones respiratorias graves.
- Contaminación alimentaria: los lodos pueden contaminar fuentes de agua potable y cultivos cercanos, facilitando la transmisión de enfermedades gastrointestinales.
- Impacto ambiental: los lodos que no se tratan adecuadamente contaminan suelos y cuerpos de agua, ampliando la dispersión de bacterias resistentes y afectando a los ecosistemas circundantes.
Consecuencias para la salud pública
La resistencia bacteriana es uno de los mayores desafíos globales de la salud, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las superbacterias no solo generan infecciones difíciles de tratar, sino que también elevan la mortalidad en pacientes afectados.
Las infecciones por estas bacterias pueden ser desde superficiales, como infecciones cutáneas, hasta enfermedades graves como neumonías, infecciones urinarias complicadas o septicemias.
La propagación de genes de resistencia a través de cadenas alimentarias o de agua potable aumenta el riesgo de brotes, incluso en áreas alejadas de la zona inicialmente afectada.
Estrategias para mitigar el riesgo
Dado el potencial de los lodos contaminados para diseminar bacterias resistentes, es crucial adoptar medidas preventivas y de mitigación:
- Equipos de Protección Individual (EPI): las personas que trabajan en la limpieza de áreas inundadas deben usar guantes impermeables, botas de goma, mascarillas FFP2 y trajes resistentes a líquidos para minimizar el contacto directo con los lodos y los aerosoles contaminados.
- Tratamiento de lodos y aguas residuales: es fundamental implementar sistemas de tratamiento para desinfectar y eliminar patógenos antes de descartar los lodos. Procesos como la deshidratación y desinfección térmica pueden ser efectivos.
- Educación sanitaria: informar a las comunidades afectadas sobre los riesgos de los lodos contaminados es esencial.
Esto incluye fomentar el lavado frecuente de manos y evitar el contacto con aguas estancadas o alimentos que puedan haber estado en contacto con lodos.
- Vigilancia epidemiológica: monitorizar las zonas afectadas para identificar la presencia de bacterias resistentes ayuda a prevenir brotes y facilitar la adopción de medidas específicas.
- Limpieza y control ambiental: las autoridades deben garantizar la limpieza y desinfección rápida de las áreas afectadas, evitando que los lodos se sequen y se conviertan en polvo, lo que aumenta el riesgo de inhalación de patógenos.
Un desafío de alcance global
La proliferación de bacterias resistentes en lodos contaminados no es un problema aislado.
Las migraciones, el comercio global y las cadenas de suministro alimentario facilitan la dispersión de estas bacterias más allá de las áreas afectadas por las inundaciones.
Además, la creciente frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, sugiere que este problema será recurrente en el futuro.
Por ello, es importante que los gobiernos y las organizaciones internacionales trabajen juntos para desarrollar protocolos de respuesta efectiva y para invertir en sistemas de tratamiento de aguas y lodos que reduzcan la carga de patógenos.