Contar con el acceso a las tecnologías digitales es importante, pero tan o más importante aún es contar con el acompañamiento y la guía de padres, madres y cuidadores que orienten a niños, niñas y adolescentes.
La guía realizada por la Sociedad Argentina de Pediatría, les permitirá realizar un uso significativo de las tecnologías y empoderarse para ejercer todos sus derechos, potenciando las oportunidades y reduciendo los riesgos que atenten contra su bienestar.
Las actuales niñas, niños y adolescentes son nativos digitales.
Comienzan a utilizar la tecnología a edades cada vez más tempranas, viviendo y relacionándose en un entorno digital.
El uso excesivo de pantallas por períodos de más de 2 horas de exposición a medios electrónicos puede afectar el cerebro de los niños/as debido a su inmadurez y desencadenar repercusiones en el desarrollo de habilidades cognitivas, motoras, del lenguaje, socioemocionales, que influyen fuertemente en el aprendizaje.
Además, impactan en la memoria y la atención, lo que genera problemas en el comportamiento, el rendimiento escolar y la salud en general.
En múltiples investigaciones se sugiere que la exposición temprana y prolongada a medios electrónicos está asociada con un mayor riesgo de tener síntomas psicofísicos, en especial con problemas relacionados al aislamiento social, alteraciones de la atención e hiperactividad, trastornos del sueño, de ansiedad y depresión.
Además, advierten que una elevada exposición a la televisión de fondo en menores de 5 años reduce la cantidad y la calidad de las interacciones entre el niño/a y sus cuidadores y desplaza el tiempo de juego.
Esto afecta negativamente el uso y la adquisición del lenguaje, la atención, el desarrollo cognitivo y de las funciones ejecutivas.
La regla del 3, 6, 9, 12
La regla propone una guía para las madres, padres y tutores sobre las edades adecuadas para el uso de cada tecnología durante la infancia.
Expone cuál es el recorrido más eficaz para que las niñas y los niños se familiaricen con las pantallas digitales desde pequeños, sin correr riesgos para su salud.
En su esencia aconsejan que las niñas y los niños se acerquen gradualmente al mundo digital.
Esta regla fue desarrollada por Serge Tisseron, Director de Investigaciones de la Universidad París Nanterre y cuenta con el aval de la Asociación Francesa de Pediatría Ambulatoria (AFPA).
Los números representan las edades en que la regla recomienda el paso al siguiente nivel en el uso de las tecnologías por las niñas y niños.
Hasta los 3 años: nada de pantallas.
La exposición continua a las pantallas no permite que las niñas y niños se relacionen con su entorno con los cinco sentidos.
El estado de quietud que las pantallas generan puede causar problemas de salud como la obesidad, e impactar sobre el área del lenguaje y la memoria. Además puede impedirles vivir experiencias fundamentales para comprender cómo funciona su entorno.
Lo mejor en esta etapa es incentivar los juegos manuales que fomenten la creatividad y el buen desarrollo motriz.
Hasta los 6 años: nada de videojuegos o tabletas.
Hasta llegar a los 6 años, las niñas y niños no deben tener interacción con los videojuegos, ya que el autocontrol no se ha terminado de desarrollar y las consolas provocan una adicción que los domina.
A causa de este efecto negativo, se pueden negar a realizar otras actividades, a prestar atención a los recursos educativos e incluso, a interactuar con las otras personas.
Lo mejor en esta etapa es continuar con el incentivo de la diversión manual para mejorar las capacidades cognitivas y sociales.
Hasta los 9 años: uso limitado de internet, siempre acompañados por una persona adulta, nunca solos.
Internet es un recurso útil para realizar tareas, encontrar nuevos aprendizajes y estimular la curiosidad. Sin embargo, antes de los 9 años aconsejan que las niñas y niños no estén solos en el mundo digital porque pueden encontrar contenidos nocivos e inapropiados.
Al cumplir 9 años, las madres y los padres pueden acompañar a sus hijas e hijos mientras usan estos dispositivos y colocar controles parentales para que la navegación sea segura.
Hasta los 12 años: evitar acceso a las redes sociales o celulares propios.
El uso de internet debe seguir siendo supervisado por las madres y padres y fijarse controles horarios y alternando con momentos de conexión con socialización.
Asimismo, es la edad adecuada para enseñarles que en internet hay que actuar con cuidado, porque la información se vuelve pública. Es importante, invitarlos a hablar sobre las cosas que ven y escuchan en las redes.
Desde los 12 años, pueden comenzar a construir una relación completa y privada en el mundo digital, ya que cuentan con ciertos aprendizajes que les permiten usar la computadora de una manera más autónoma.
Adolescentes, poseen independencia en el consumo de contenidos en línea, generan e intercambian información, buscan grupos de pertenencia de acuerdo a sus emociones, necesidades e intereses. Transitan una etapa de mayor vulnerabilidad.
Los adultos deben involucrarse y educarlos acerca del derecho a la privacidad y la prevención de riesgos como cyberbullying, grooming, retos peligrosos, alteraciones de la percepción de su imagen, comportamientos problemáticos, exposición a contenidos inapropiados, falsos, patrocinados y/o extremos.
La Sociedad Argentina de Pediatría aconseja a los padres para el uso saludable de dispositivos que:
°No se sienta presionado a ofrecer la tecnología tempranamente.
Los dispositivos digitales están diseñados para ser usados de forma intuitiva y los niños/as lo aprenderán rápidamente.
°Establezca límites coherentes acerca de las horas de uso de las pantallas, así como en los tipos de pantallas utilizadas.
°Priorice la selección de los contenidos y comparta el tiempo de uso, para que utilicen los dispositivos con la finalidad de aprender, ser creativos y compartir estas experiencias con su familia.
°Evite el uso de dispositivos o pantallas durante 1 hora antes de acostarse y la presencia de dispositivos en sus dormitorios.
°Desaliente la multitarea, evite los contenidos de entretenimiento mientras realiza las tareas escolares.
°Establezca zonas libres de pantallas en los hogares. Planifique encuentros familiares sin el uso de dispositivos tecnológicos.
°Evite su uso durante las comidas principales.
°Coloque los dispositivos en lugares de uso común.
°Participe en actividades familiares que promuevan el bienestar, como deportes, lectura y encuentros sociales.
° Sea su ejemplo. Apague o silencie sus dispositivos durante los momentos en familia.
Es importante tener en cuenta los riesgos de acuerdo a patrones de consumo y sus consecuencias: sobrepeso, obesidad, alteraciones del sueño, afecciones psicológicas, irritabilidad, poca tolerancia a la frustración, alteraciones cognitivas, de la memoria y la atención, hiperactividad, bajo rendimiento académico y comportamientos problemáticos.
Preste atención a la falta de control sobre el tiempo, la duración y el contexto del uso, si establece la prioridad de esta actividad sobre otros intereses vitales y otras actividades de la vida diaria como el sueño, la alimentación, el aseo, etc.
Hable con sus niños/as y adolescentes sobre la ciudadanía digital y su seguridad en internet. Incluyendo la concientización sobre las huellas que dejan en línea (son indelebles), definen su identidad digital y su reputación.
Es fundamental, que aprendan: a tratar a los demás con respeto en sus interacciones en línea, a evitar y reconocer el acoso cibernético y el sexting, a no interactuar con extraños y a preservar la privacidad propia y la de terceros.
Sexting es la acción de filmarse o sacarse fotos con contenido sexual, erótico o pornográfico y enviar esas imágenes o videos a una persona de confianza por medio del celular u otro dispositivo electrónico.
Es necesario, ofrecer un espacio de confianza y de diálogo para que pueda solicitar ayuda en caso de estar expuesto a situaciones de riesgo.
Es importante, que los cuidadores puedan informarse y alfabetizarse para poder acompañar a las infancias a lograr paulatinamente la autonomía y a adquirir las habilidades de uso crítico y saludable.
El acceso de los niños a la tecnología no debe manejarse con ambigüedad.
Si los adultos les permiten usar las pantallas cuando les conviene, y cuando no, se las restringen, les transmiten que los límites son móviles.
Los adultos deben ser constantes y coherentes.
En la medida en que ellos mismos mantengan las rutinas, los niños van a tolerar los límites.