El ácido fólico, también conocido como folato, folacina y ácido pteroilglutámico es una sustancia amarilla y cristalina, pertenece al grupo de los compuestos conocidos como pterinos.
Aunque es una vitamina hidrosoluble puede almacenarse en el hígado. Se presenta en 150 formas diferentes, la mayoría se encuentran en los alimentos en formas reducidas, lábiles y de fácil oxidación.
Se puede perder del 50 al 95% de los folatos durante los procesos de cocción y preparación.
También se presentan pérdidas considerables durante el almacenamiento de los vegetales a temperatura ambiente.
La palabra folato es un nombre genérico que se emplea para nombrar a la vitamina que se obtiene de forma natural (folatos naturales) a partir de los alimentos, y a su forma endógena.
El ácido fólico es su forma sintética, es más estable y con mayor biodisponibilidad.
Absorción y Metabolismo:
Los folatos presentes en los alimentos están en forma poliglutámica (80%), como monoglutámica.
Estas formas no son capaces de atravesar la mucosa intestinal, por lo que deben ser hidrolizadas hasta monoglutamatos para poder ser absorbidas.
Esta transformación está catalizada por la enzima γ-glutamilhidrolasa, localizada en las micro vellosidades de la mucosa yeyunal.
El ácido fólico sintético procedente de alimentos enriquecidos o preparados farmacéuticos no necesita de conjugación y atraviesa la membrana mediante un proceso saturable, pH dependiente.
De esta forma pasan a la sangre, se incorporan a la circulación portal, y de ahí pasan al resto de tejidos donde desempeñarán sus funciones.
Biodisponibilidad:
Cuando el ácido fólico sintético se consume en forma de suplementos, en ayunas, se estima que la absorción es del 100%.
Cuando se ingiere ácido fólico sintético junto con los alimentos, como los cereales u otros alimentos fortificados, su absorción disminuye al 85%.
El folato contenido naturalmente en los alimentos es aún menos disponible, y su absorción se estima en un 50%.
Alimentos fuente:
El folato está muy distribuido en los alimentos; el hígado, el riñón, la levadura, las harinas de trigo, las verduras de hoja verde oscuro (espinaca, espárragos y brócoli), las legumbres, los cereales, el huevo, las frutas (frutillas, banana,uvas y melón) y los frutos secos son sus mejores fuentes.
Aproximadamente del 20 al 25% del folato de la dieta está disponible a nivel nutricional.
Casi el 50% del folato en los alimentos puede destruirse en la preparación, ya sea comercial o la que se lleva a casa en los hogares.
Las bacterias intestinales sintetizan grandes cantidades de folato, que se agregan al balance diario.
Fortificación de alimentos con ácido fólico:
Con el fin de prevenir las enfermedades derivadas del déficit de folatos (sobre todo las relacionadas con el cierre del tubo neural en neonatos) en muchos países, se estableció la obligatoriedad de iniciar programas de fortificación de ciertos alimentos con ácido fólico, basándose en su relativo bajo costo y la idea de inocuidad de la vitamina).
En el continente Americano, se implementó la fortificación de alimentos de consumo habitual “generalmente harinas” en Brasil, Canadá, Costa Rica, Chile, El Salvador, EE.UU., Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Perú.
En Europa se optó por la fortificación voluntaria, para supervisar las consecuencias en la población anciana.
En Argentina, el enriquecimiento de la harina de trigo fue establecido por la Ley N° 25.630, sancionada en julio de 2002.
La reglamentación (Decreto N° 597 /03), publicada en el Boletín Oficial el 14 de agosto de 2003, otorgaba plazos de 90 días para la fortificación de la harina de panificación y la de venta directa, de 180 días para las pastas secas y de 240 días para otros productos elaborados con harina.
La población comenzó a recibir fortificación parcial a partir de mediados de noviembre de 2003, y completamente en abril de 2004.
El objetivo de la Ley es la prevención de anemias y malformaciones del tubo neural.