Un nuevo informe elaborado por dos agencias de la ONU, insta a aumentar las inversiones en sistemas de refrigeración sostenibles y eficientes.
Reducir el hambre, proporcionar medios de vida a las comunidades y adaptarse al cambio climático, requiere una mayor inversión en cadenas de frío alimentarias sostenibles, aseveró un nuevo estudio del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las agencias de la ONU señalaron que los sistemas sostenibles de refrigeración son fundamentales para mantener la calidad, el valor nutricional y la seguridad de los alimentos, se estima que el 14% de la comida que se produce a nivel global para el consumo humano se pierde antes de llegar a los consumidores.
Además, hace falta aumentar el financiamiento de estos desarrollos para poder alimentar a 2000 millones de personas más para mediados de siglo.
El informe presentado en la Conferencia sobre Cambio Climático COP27 que se llevó a cabo durante el mes de Noviembre en Sharm El-Sheikh, Egipto.
“En un momento en que la comunidad internacional debe actuar para abordar la crisis climática y alimentaria, las cadenas de frío sostenibles pueden marcar una gran diferencia”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
Agregó que esas cadenas permitirían “reducir la pérdida de alimentos, mejorar la seguridad alimentaria, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, crear empleos, reducir la pobreza y desarrollar resiliencia, todo a la misma vez”.
El desperdicio de alimentos ocurre mientras crece la cantidad de personas con hambre el mundo, estimadas en el año 2021 en 828 millones,arrojando un aumento de 46 millones más que el año anterior.
En el 2020, casi 3100 millones de personas no podían tener una dieta saludable, 112 millones más que en el 2019, por el impacto de la pandemia de COVID -19 y este año, la guerra en Ucrania ha amenazado la seguridad alimentaria mundial.
“Todas las partes interesadas podrían ayudar a implementar lo que plantea este informe para transformar los sistemas agroalimentarios de forma que sean más eficientes, más inclusivos, resilientes y sostenibles, para una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una mejor vida para todos, sin dejar a nadie atrás”, apuntó el director general de la FAO, Dongyu Qu.
Según los organismos de la ONU, la cadena de frío de los alimentos tiene serias implicancias en el cambio climático y el medio ambiente.
Las emisiones por pérdida y desperdicio de alimentos producido por la falta de refrigeración totalizaron alrededor de una gigatonelada de dióxido de carbono en el 2017, aproximadamente el 2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Las temperaturas adecuadas para la refrigeración están entre los 4 y 0º C, mientras que la congelación necesita -18º C.
La pérdida de alimentos también aumenta la conversión innecesaria de tierras para fines agrícolas, así como el uso de agua, combustibles fósiles y energía.La pérdida de alimentos pos cosecha reduce en un 15% los ingresos de 470 millones de pequeños agricultores, principalmente en los países en desarrollo. Invertir en cadenas de frío alimentarias sostenibles ayudaría a sacar a estas familias campesinas de la pobreza.
Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos podría tener un impacto positivo en el cambio climático, siempre y cuando, se diseñe una nueva infraestructura que utilice gases con un bajo potencial de calentamiento global.
Las cadenas sostenibles de refrigeración ya están mostrando resultados:
En India, un proyecto piloto redujo las pérdidas de kiwi en un 76% y disminuyó las emisiones mediante la expansión del transporte refrigerado.
En Nigeria, la instalación de 54 ColdHubs operativos, evitó el deterioro de 42.024 toneladas de alimentos y aumentó en un 50% los ingresos familiares de 5.240 pequeños agricultores, minoristas y mayoristas.
Se recomienda la cuantificación del uso de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero en las cadenas de frío de alimentos existentes, el establecimiento de puntos de referencia y la identificación de oportunidades de reducción.
Las autoridades también pueden evitar las importaciones ilegales de refrigerantes y equipos ineficientes de refrigeración de alimentos.
La cadena del frío, representa un elemento clave para el reto de la nutrición del planeta y se trata del uso de tecnología que pueda controlar la temperatura en el proceso de transporte de productos perecederos.
En África Occidental solo el 3 % de la cosecha perecedera se almacena de forma adecuada, en un ambiente de temperatura controlada, esto hace que un tercio de los productos perecederos se desperdicien. En la Unión Europea el 90 % se almacena en forma adecuada.
Este hecho impide que el continente africano sea autosuficiente desde un punto de vista alimentario y que pueda abrir canales para su exportación.
La industria de la cadena de frío promueve procesos de desarrollo económico, social y cultural de empleo, creando puestos de trabajo, oportunidades laborales tanto directas como indirectas: desde operarios de almacén, conductores y analistas de sistemas hasta repartidores.
A diferencia de los países desarrollados donde el desperdicio alimentario se produce principalmente en los hogares, en los países en vías de desarrollo la mayor parte del desperdicio de alimentos no es con el consumidor, sino con el almacenamiento de los alimentos después de la cosecha.
La inversión para tener una cadena del frío eficiente, ayudará a reducir los efectos del cambio climático.
En general, la cadena de frío de los alimentos es responsable de alrededor del cuatro por ciento de las emisiones globales totales de gases de efecto invernadero, cuando se incluyen las emisiones de las tecnologías de la cadena de frío y la pérdida de alimentos causada por la falta de refrigeración.
En conclusión, la cadena de frio de los alimentos, es la cadena de suministro a unos intervalos temperaturas permitidos en el abastecimiento de los productos alimenticios, garantizando el mantenimiento la calidad de sus propiedades en sus diversas etapas en la producción hasta su consumo final.