Su clasificación incluye:
- Trastornos asociados a la dificultad para conciliar y mantener el sueño : insomnio crónico, síndrome de piernas inquietas.
- Trastornos asociados a somnolencia diurna excesiva: narcolepsia, apneas durante el sueño, hipersomnia idiopática.
- Trastornos con conductas anormales durante el sueño o parasomnias: sonambulismo, terrores nocturnos y trastorno de conducta durante el sueño REM.
- Trastornos del ritmo sueño – vigilia: Jet Lag, trabajo a turnos, síndrome de la fase de sueño atrasada, síndrome de la fase de sueño avanzada.
Insomnio
El insomnio es la sensación subjetiva de no poder dormir, cuándo o tanto como se desea. Es el trastorno del sueño más frecuente, con una prevalencia que varía con la edad (mayor en adultos) y con el sexo (mayor en mujeres).
Entre el 20 al 30% de la población refiere dificultades para dormir y un 2 al 3% recibe prescripción de hipnóticos.
Antes de la edad adulta, el insomnio es raro, salvo el insomnio infantil por malos hábitos.
Existe un insomnio de conciliación, otro de mantenimiento y el despertar precoz. La duración del insomnio es la guía más importante para su evaluación y tratamiento.
El insomnio agudo, transitorio o de poca duración (menos de tres meses) ocurre habitualmente en personas sin antecedentes de alteraciones del sueño.
Este tipo de insomnio se debe a estrés o a un acontecimiento que conlleva una importante preocupación. En el insomnio agudo pueden recetarse fármacos hipnóticos durante unas pocas semanas.
El insomnio de larga duración o crónico (más de tres meses) puede asociarse a una gran variedad de enfermedades como las neurológicas o psiquiátricas.
En el insomnio crónico no se recetan hipnóticos, sino que se recomienda aplicar técnicas de relajación y cognitivas.
El síndrome de las piernas inquietas
Es un trastorno neurológico que afecta a todas las edades y a ambos sexos, en los que los pacientes notan una inquietud en las extremidades inferiores y la necesidad imperiosa de moverlas para aliviar esta sensación.
Este problema afecta del 5 al 10% de la población adulta y del 2 al 4% de los niños.
Los síntomas suelen aparecer por la noche cuando la persona está en reposo, sentado o apoyado. Por ejemplo, en el cine viendo una película, viajando en un avión o en la cama intentando conciliar el sueño.
Los síntomas mejoran caminando o simplemente moviendo las extremidades inferiores. Por eso, los pacientes pueden sufrir insomnio, ya que estas desagradables sensaciones en las piernas no los dejan dormir por la noche al acostarse.
Se asocia a situaciones en las que existe una carencia de hierro como la anemia ferropénica, el embarazo y la insuficiencia renal.
Este trastorno puede mitigarse con suplementos de hierro (cuando hay déficit en sangre) o varias medicaciones como la gabapentina, la pregabalina, los agonistas dopaminérgicos, el perampanel y la oxicodona/naloxona.
El síndrome de la apnea-hipopnea obstructiva del sueño
Consiste en la presencia repetida de pausas respiratorias (apneas e hipopneas) cuando la persona duerme.
Estos eventos respiratorios son consecuencia de la obstrucción parcial de la vía aérea superior (nariz, la cavidad nasal, la boca, la garganta o faringe y la laringe).
Los pacientes presentan ronquidos, sensación de sueño no reparador y somnolencia diurna excesiva. Puede causar accidentes de tráfico, afectar a la calidad de vida y se cuestiona si es un factor de riesgo cardiovascular.
El diagnóstico se realiza mediante polisomnografía, que detecta las apneas.
El tratamiento debe ser individualizado y se basa en la mejora de los hábitos de sueño, la reducción de peso si existe sobrepeso u obesidad, tratamiento postural cuando las apneas son exclusivamente debidas a la postura, la mascarilla nasal de CPAP, dispositivos de avance mandibular, estimulación del nervio hipogloso, técnicas quirúrgicas como el avance maxilar y la uvulopalatofaringoplastia.
Narcolepsia
Es una enfermedad caracterizada por somnolencia diurna excesiva parálisis de sueño y alucinaciones visuales al dormirse.
El síntoma específico es la cataplexia, donde se produce la pérdida repentina de la fuerza muscular, sin pérdida de conciencia, después de haber sufrido una emoción (la risa, la cólera o la vergüenza).
Se trata de una enfermedad rara, que sólo afecta a unas 20 a 60 personas por cada 100.000 habitantes.
Las personas con narcolepsia han perdido las neuronas del cerebro que sintetizan hipocretina, un neurotransmisor que tiene la función de evitar que una persona se duerma y entre en la fase REM.
Existen fármacos que son eficaces para mejorar la somnolencia y otros para la cataplexia.
El trastorno de conducta durante el sueño REM
Este trastorno se caracteriza por conductas motoras vigorosas durante el sueño, pesadillas y ausencia de relajación muscular durante el sueño REM. Afecta, sobre todo, a hombres de más de 50 años.
El diagnóstico se hace viendo en un polisomnograma que en la fase REM, el paciente habla, chilla, tiene sobresaltos, da puñetazos y patadas.
En muchos casos, el trastorno de conducta durante el sueño REM constituye la primera manifestación de una enfermedad neurodegenerativa como: la enfermedad de Parkinson, la atrofia multisistémica, y la demencia con cuerpos de Lewy (depósitos anormales de proteína alfa-sinucleína).
Recomendaciones para tener un mejor descanso:
- Se recomienda tener horarios regulares al acostarse y levantarse todos los días, para sincronizar el reloj biológico y dormir durante toda la noche.
- Practicar actividades relajantes antes de acostarse. Por ejemplo, leer, meditar o escuchar música suave. Es importante evitar el uso de dispositivos electrónicos, la luz de las pantallas puede causar excitación.
- Evitar o limitar las siestas, especialmente durante épocas con dificultades para dormir.
- Hacer actividad física a diario, ya que ayuda a descansar mejor. Es importante evitar hacer ejercicio en las horas previas al momento de acostarse.
- Reducir el consumo de sustancias con efecto estimulante, como el café, el té, los refrescos con cafeína y los alimentos con mucho azúcar o chocolate, especialmente en las últimas horas del día. El alcohol y el tabaco también pueden interferir en el descanso nocturno. Evitar las comidas abundantes a última hora del día.
- Adaptar el dormitorio. Se recomienda tener unas condiciones que favorezcan dormirse, como por ejemplo que entre poca luz, que haya una temperatura moderada y evitar ruidos causados por aparatos o por otras personas con las que se comparta el espacio. Utilizar esa habitación sólo para dormir y disponer de un colchón y almohadas cómodas, que no tengan más de 10 años.
- Regular la exposición diaria a la luz. Es muy útil utilizar la luz del día para ayudar a regular el reloj del cuerpo.
En el caso de un episodio de insomnio, se recomienda evitar la preocupación excesiva. Lo más probable es que esa dificultad sea puntual.
Forzarse a dormir puede ser contraproducente.
En estos casos las recomendaciones son levantarse, salir de la habitación donde se duerme y realizar alguna actividad monótona o relajante hasta que se vuelva a notar sueño. Si el problema persiste más de quince días, se aconseja consultarlo con el médico de cabecera.