Normalmente se adopta una postura típica apoyada, con los ojos cerrados.
Dormir es una función del sistema nervioso que se caracteriza por ser natural, necesaria, periódica, cíclica y reversible.
Es universal en el reino animal, siendo imprescindible para la vida, puesto que su privación absoluta conduce a la muerte en menos de cuatro semanas.
El sueño consiste en una compleja red de mecanismos neurológicos, que convergen en un estado, donde las necesidades energéticas y metabólicas del encéfalo no desaparecen, sino que se mantienen e incluso pueden ser (en algunas fases del sueño y en algunas regiones del encéfalo) superiores a las de la víspera.
El sueño es un estado dinámico donde las neuronas siguen activas, ejerciendo funciones diferentes a las que ejecutaban durante la víspera.
Fases del sueño:
Fase no REM: en la misma no se producen movimientos oculares rápidos, en inglés Rapid Eye Movement (REM). El sueño no REM se divide en los estados N1 (adormecimiento, un 10% del tiempo), N2 (sueño ligero, un 45% del tiempo) y N3 (sueño profundo, un 20% del tiempo).
Fase REM: en esta fase existen movimientos oculares rápidos (REM). Es un período de sueño profundo en la que el cerebro está muy activo, el tronco cerebral bloquea las neuronas motrices por lo que la persona no se puede mover.
Es cuando se sueña y se considera que participa en el proceso de memoria y aprendizaje.
En un adulto sano y joven el sueño no REM ocupa aproximadamente el 75% del tiempo y el REM el 25% restante.
Beneficios de dormir bien
- Consigue consolidar la memoria.
- Controla la temperatura corporal.
- Regula los sistemas inmunológicos y endocrinológicos.
- Codifica las emociones y regula la estabilidad temperamental y psicológica.
- Aumenta la reposición de los receptores de las células de todo el cuerpo.
Además, al dormir bien se fomenta la plasticidad de la corteza del cerebro, la formación de sinapsis (conexiones entre neuronas), y la eliminación en el cerebro de algunas proteínas que pueden llegar a ser nocivas, como el amiloide (proteína que se acumula en la enfermedad de Alzheimer).
Consecuencias de dormir poco
Por el contrario, la privación crónica de sueño se asocia a diferentes efectos, entre ellos:
- Peor rendimiento cognitivo: peor memoria de trabajo, menor atención y peor concentración.
- Aumento de la somnolencia diurna.
- Mayor ansiedad e irritabilidad, baja autoestima y tono emocional.
- Fatiga
- Descenso de la libido.
- Menor creatividad y productividad.
Todos estos efectos negativos promueven que se cometan más errores (toma de decisiones equivocadas, planificaciones erróneas). También, aumentan los conflictos personales, debido a los efectos psicológicos, y sobre el estado de ánimo.
El peor rendimiento de la persona puede acarrear consecuencias económicas, como, por ejemplo, la pérdida del puesto de trabajo.
El aumento de la somnolencia también puede facilitar que se produzcan accidentes de tráfico.
Por otra parte, se ha visto que para compensar estos efectos puede haber tendencia a abusar de ciertas sustancias, como los estimulantes, sedantes, hipnóticos, alcohol y drogas.
Enfermedades asociadas
Un sueño nocturno insuficiente o de mala calidad se ha asociado a tener distintas enfermedades:
- Obesidad.
- Hipertensión arterial.
- Diabetes mellitus tipo 2.
- Infarto de miocardio.
- Ictus.
- Depresión.
- Algunos tipos de cáncer.
- Enfermedad de Alzheimer.
- Infecciones
En definitiva, dormir poco y mal conduce a una menor productividad y empeoramiento de la salud. Dormir bien implica tener un mejor estado de ánimo y bienestar emocional, estar más sano, tener un mayor rendimiento en los estudios o el trabajo.
Por lo general, más bienestar a nivel laboral, social y familiar.
Los trastornos del sueño
Los trastornos del sueño son muy frecuentes en la población, afectan tanto a niños y adultos, como a las personas mayores.
El trastorno del sueño más frecuente es el insomnio, tanto el agudo como el crónico.
También son muy frecuentes los ronquidos, las apneas obstructivas, el sonambulismo, la parálisis del sueño y el síndrome de las piernas inquietas, cada uno de ellos por separado llega a afectar al 5% de la población de forma transitoria o crónica.
Existen otros trastornos menos frecuentes como el trastorno de conducta durante el sueño REM, el síndrome de la cena durante el sueño, la catatrenia (gemido nocturno) , la narcolepsia y el insomnio letal familiar (enfermedad genética, neurodegenerativa y progresiva), estos son menos frecuentes, pero es importante conocerlos por su gravedad.
También, hay que tener en cuenta que existen diferencias entre sexos.
El embarazo y la menopausia se asocian a trastornos específicos del sueño en la mujer. En el hombre, en cambio, la nicturia por problemas prostáticos es causa de fragmentación del sueño.
Desde el punto de vista neurológico es importante conocer que algunas enfermedades autoinmunes, neurodegenerativas y algunos tipos de cánceres se asocian a menudo a trastornos del sueño y que éstos pueden ser una causa frecuente de consulta al médico. Algunos ejemplos son la esclerosis múltiple, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer o los tumores del sistema nervioso central.
Dado el espacio asignado para esta presentación continuaré su desarrollo en otro artículo.