El fútbol es el deporte de equipo más popular en todo el mundo y la participación activa puede mejorar la función cardiovascular y respiratoria, y las habilidades locomotoras.
Sin embargo, se vienen sumando antecedentes sobre los riesgos de los impactos craneales en el deporte, vinculándolos con enfermedades neurodegenerativas.
Antecedentes
Un estudio realizado en 7676 futbolistas profesionales escoceses mostró un cociente de riesgos instantáneos (HR) para la mortalidad con enfermedad neurodegenerativa de 3,45 (IC del 95%: 2,11–5,62), en comparación con controles emparejados de la población general.
Otro estudio , que incluyó a 6007 atletas masculinos retirados que participaron en la máxima división de fútbol sueca, encontró que tenían un riesgo empeorado de enfermedad neurodegenerativa (HR 1,46 [IC del 95%: 1,33–1,60]).
Estos hallazgos epidemiológicos se referían principalmente a individuos que habían jugado al fútbol entre 1950 y 1970 y que desarrollaron enfermedades neurodegenerativas varias décadas después de retirarse, cuando estos ex deportistas tenían entre sesenta y setenta años.
De manera similar, cinco de los once jugadores de la selección inglesa que ganó la Copa del Mundo en 1966 desarrollaron demencia.
Es bien conocida la incidencia inusualmente alta de esclerosis lateral amiotrófica en futbolistas de élite (como Miguel Ángel, Unzue, Borgonovo y Lombardi).
Actualidad
Un estudio del Clínic-IDIBAPS y la Universidad de Barcelona ( UB) concluye que el aumento de los impactos en la cabeza en futbolistas profesionales podría producir más casos de enfermedades neurodegenerativas en los próximos años
El estudio ha analizado los impactos en la cabeza de los futbolistas profesionales en los Mundiales de Fútbol a lo largo de 50 años y ha observado un aumento significativo de éstos.
Se prevé que esto provocará un aumento de los casos de demencia, Parkinson y ELA en este colectivo.
La revista Lancet Neurology ha publicado un artículo de investigación llevado a cabo por la Dra. Irina Martín-Izquierdo, estudiante del grado de Medicina de la UB, y liderado por el Dr. Alex Iranzo, neurólogo del Clínic, Profesor de Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UB y jefe del Grupo de investigación en Neurofisiología clínica del IDIBAPS.
En la presentación de los resultados también ha participado Dra. Josefina Castro, directora del Instituto Clínico de Neurociencias, Profesora de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UB y jefe del grupo de investigación de Psiquiatría y psicología de la infancia y la adolescencia del IDIBAPS.
En esta investigación se ha evaluado el número y frecuencia de golpes en la cabeza a través del análisis minucioso de 120 vídeos de partidos de 4 mundiales de fútbol de los últimos 50 años.
Estando incluidos el mundial de Alemania de 1974, el Mundial de Italia de 1990, el Mundial de Alemania de 2006 y el Mundial de Qatar de 2022.
Se ha detectado un aumento significativo del número de golpes en la cabeza en estos años, 4.478 golpes en 1974 y 1990, frente a los 5.355 golpes en 2006 y 2022.
Han aumentado tanto las colisiones entre jugadores (incluidos los codazos en la cabeza), como los cabezazos reiterados a la pelota.
En un 33% de las colisiones se requirió atención médica y, en 5 ocasiones, los jugadores tuvieron que retirarse del campo. Todos estos casos entre el 2006 y el 2022.
Esto se debe a que el estilo de juego ha evolucionado en estos 50 años en términos de agresividad, fuerza física y competitividad.
Anteriores estudios epidemiológicos han mostrado que existe una mayor incidencia de diferentes enfermedades neurodegenerativas entre los jugadores profesionales de fútbol, como la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson, la ELA y los trastornos de la fase REM.
Estos problemas neurológicos se cree que podrían estar asociados con la exposición repetitiva de impactos en la cabeza de estos jugadores durante los partidos y entrenamientos.
Estas investigaciones previas evaluaron a futbolistas que jugaban profesionalmente entre los años 50 y 70, y que desarrollaron enfermedades neurodegenerativas décadas después de retirarse.
Por tanto, el número aumentado de golpes en la cabeza detectados en este estudio sugiere que la incidencia de enfermedades degenerativas podría aumentar en los próximos años entre los jugadores de fútbol de élite.
En esta línea, el grupo de investigación ha recibido recientemente dos becas para hacer seguimiento de jugadores veteranos de fútbol y rugby, que serán evaluados para detectar la aparición de marcadores de enfermedades neurodegenerativas latentes.
Posibles medidas preventivas
Se calcula que los jugadores profesionales de fútbol se dan aproximadamente 2.000 cabezazos en una carrera de 20 años.
En 10 años de profesión tienen un 50% de probabilidad de tener una conmoción cerebral debida a un solo cabezazo.
Algunas posibles soluciones para reducir ese riesgo es implementar medidas preventivas.
Algunas de las soluciones propuestas son llevar a cabo programas educativos, regulaciones de la normativa del juego y llevar equipamiento protector.