Mientras que la contaminación atmosférica –la que se encuentra a diario en el aire– supone un riesgo persistente para la salud durante todo el año en muchas zonas urbanas e industrializadas, el humo de los incendios forestales suele tener efectos más inmediatos y localizados.
Además, la exposición al humo de los incendios forestales puede ser más peligrosa que la contaminación atmosférica por sí sola.
En 2023, en Estados Unidos, la estimación de la media anual indicaba que se había producido un aumento de aproximadamente 1.000 millones de días-persona, de exposición al humo pesado y al humo medio, y de más de 2.500 millones de días-persona de exposición al humo ligero.
Una medida “día-persona” es un enfoque contable para estimar el alcance mundial de un suceso (por ejemplo, si 100 personas están expuestas cada una durante cinco días, se obtendrían 500 personas-día).
Entre 2010 y 2019, 2.180 millones de personas estuvieron expuestas a al menos 1 día de contaminación sustancial del aire generada por incendios paisajísticos, un aumento de casi el 7% en comparación con la década anterior.
El término “incendio paisajístico” alude a cualquier incendio que se extiende a lo largo de un paisaje. Los incendios paisajísticos se convierten en forestales cuando se extienden sin planificación ni gestión.
Material particulado (PM)
También llamado contaminación por partículas: es una mezcla de partículas sólidas y gotas líquidas que se encuentran en el aire. Algunas partículas, como el polvo, la suciedad, el hollín, o el humo, son lo suficientemente grandes y oscuras como para verlas a simple vista. Otras son tan pequeñas que solo pueden detectarse mediante el uso de un microscopio electrónico.
La contaminación por partículas incluye:
- PM10: partículas inhalables que tienen diámetros de, por lo general, 10 micrómetros y menores; y
- PM2,5: partículas inhalables finas que tienen diámetros de, por lo general, 2,5 micrómetros y menores. La referencia es el diámetro de un solo pelo.
Repercusiones sobre la infancia
El humo de los incendios forestales está formado por una mezcla compleja de partículas y sustancias químicas procedentes de diversas fuentes, y la composición del humo influye en su toxicidad.
Los cambios hormonales y físicos que tienen lugar durante el embarazo pueden afectar a las vías respiratorias, al reducir la capacidad pulmonar y provocar simultáneamente un aumento del volumen de aire inhalado y exhalado.
Esto significa que las mujeres embarazadas son más propensas que la población general a sufrir dificultades para respirar, una situación que puede resultar agravada por la exposición al humo de los incendios forestales.
Las mujeres embarazadas también corren un mayor riesgo de desarrollar hipertensión y diabetes gestacionales en caso de exposición.
La exposición a las PM cuyo origen es un incendio o se asocia con un mayor
riesgo de mortalidad infantil.
En comparación con las PM2,5 procedentes de otras fuentes, se ha descubierto que las PM2,5 liberadas por los incendios forestales son aproximadamente 10 veces más perjudiciales para la salud respiratoria de los niños y niñas, en particular para los que tienen 5 años o menos.
Cada incremento de 1 microgramo por metro cúbico de aire (mg/m3 ) de PM2,5 procedente de incendios se asoció con un aumento del 2,3% en el riesgo de mortalidad infantil; se descubrió que la exposición era “superlineal”, lo que significa que la exposición a incendios más grandes por unidad provocaba un aumento de la toxicidad.
Un estudio realizado en Colorado, Estados Unidos propenso a los incendios forestales, descubrió que, durante el segundo trimestre del embarazo, cada aumento de 1 mg/m3 en las PM2,5 procedente del humo de incendios forestales a lo largo de un trimestre se asociaba a un aumento del 13,2% en las probabilidades de sufrir un parto prematuro.
Los estudios sobre la exposición al humo de incendios forestales en 2022 en Brasil, país propenso a este tipo de incendios y con una alta tasa de nacimientos prematuros, también descubrieron que la exposición al humo de incendios forestales podía aumentar el riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer.
Otro estudio sobre los nacimientos ocurridos en California (Estados Unidos) entre 2007 y 2010 reveló un aumento del 28% en el riesgo de gastrosquisis fetal, un defecto que puede restringir el crecimiento del feto y aumentar el riesgo de mortinatalidad.
También es probable que los niños y niñas expuestos al humo de los incendios forestales en el útero sean más vulnerables a infecciones y enfermedades después de nacer, además de correr un mayor riesgo de sufrir cualquier consecuencia sanitaria que se derive del hecho de nacer con defectos congénitos.
Los niños y niñas tienen una menor deposición nasal de partículas, lo que significa que es mayor la proporción de partículas de humo que puede penetrar profundamente en los pulmones.
Cada vez son más las publicaciones que relacionan la exposición a las PM con una menor función pulmonar en los niños, retraso del crecimiento físico y , disfunciones neurológicas y metabólicas.
Una combinación de factores genéticos y ambientales puede dar lugar a que algunos niños y niñas nazcan con una mayor susceptibilidad a efectos específicos sobre la salud, como el asma, tras la exposición de la madre a la contaminación atmosférica durante el embarazo o debido a la exposición al humo en los periodos postnatales.
En términos de morbilidad, un estudio realizado en 2023 sobre más de 36.000 niños y niñas menores de 5 años en 48 países de ingresos bajos y medios descubrió que las PM2.5 procedentes de incendios causaban infecciones respiratorias agudas en mayor medida que las PM2.5 procedentes de otras fuentes.
Algunos estudios también han encontrado una relación entre los niveles de contaminación atmosférica debidos a los incendios forestales y el riesgo de que los niños desarrollen trastornos metabólicos como la diabetes y la hipertensión.
Los estudios también revelan que la exposición a las partículas en suspensión de los incendios forestales puede tener efectos neurofisiológicos en la infancia y contribuir a aumentar el riesgo de desarrollar trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), autismo y problemas de memoria.
En Canadá, un estudio realizado 18 meses después de un incendio forestal reveló que entre el 27% y el 37% de los niños, niñas y adolescentes presentaban síntomas de angustia psicológica, incluido el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
En los Estados Unidos, la mayoría de las muertes relacionadas con incendios se deben a la inhalación de humo de los gases tóxicos producidos por los incendios.
Las llamas y quemaduras reales solo representan alrededor del 30% de las muertes y lesiones relacionadas con incendios
Escenarios futuros para la infancia
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente prevé un aumento mundial de los incendios extremos de hasta el 14% para 2030 y de más del 50% para finales de siglo.
Un estudio estadounidense estima que las muertes relacionadas con el humo de los incendios forestales también podrían aumentar de las 15.000 actuales a 40.000 anuales en el 2100.