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25/02/2025

Inundaciones y tormentas – Repercusiones materno infantiles

Por Difusión DOCMED

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Los niños y niñas son vulnerables a estos fenómenos climáticos extremos debido a su fisiología en desarrollo y a su capacidad física limitada.
Datos sobre la exposición

En el 2021, unos 400 millones de niños y niñas estaban muy expuestos a los ciclones tropicales.

En el mismo año, aproximadamente 330 millones de niños y niñas vivían en zonas altamente expuestas a inundaciones fluviales, y 240 millones en zonas costeras propensas a inundaciones (hay un solapamiento entre los dos grupos, ya que algunos niños y niñas están expuestos a ambos fenómenos).

Las inundaciones fluviales se están incrementando como consecuencia del aumento de las precipitaciones, pero también de la frecuencia e intensidad de las tormentas, del deshielo de la nieve y los glaciares, junto con cambios en la cubierta terrestre como la deforestación, que exponen aún más a los niños y sus familias a crecidas repentinas y corrimientos de tierra.

Las inundaciones costeras pueden deberse a la subida del nivel del mar y al aumento de la frecuencia e intensidad de los ciclones y tormentas tropicales, mientras que la erosión y los cambios provocados por el ser humano en las costas ponen en grave peligro a los niños y niñas que viven en zonas bajas.

Repercusiones sobre la infancia

Los niños y niñas son vulnerables a las tormentas y las inundaciones, debido a su fisiología en desarrollo y a su capacidad físicamente limitada para soportar altas velocidades de viento y grandes masas de agua.

Durante las inundaciones, sobre todo las crecidas repentinas, la mortalidad directa por ahogamiento es especialmente frecuente, también sufren morbilidad por lesiones asociadas a las inundaciones.

Una de las inundaciones devastadoras más recientes se produjo en Pakistán en el 2022. Se produjo cuando una estación monzónica prolongada y de gran intensidad provocó grandes inundaciones que afectaron a más de 33 millones de personas.

Se destruyeron hogares, escuelas e instalaciones de salud, lo que causó más de 350 muertes infantiles y trajo consecuencias adversas duraderas para la salud.

La causa de las inundaciones fueron las precipitaciones extremas, que se estima que el cambio climático intensificó hasta en un 50%.

En trayectorias a más largo plazo, un estudio descubrió que los niños menores de un año que vivían en zonas propensas a las inundaciones de Bangladesh tenían un 8% más de probabilidades de morir en comparación con otros niños de la misma edad que no estaban expuestos a las inundaciones, lo que provocó un exceso de más de 150.000 muertes infantiles en un periodo de 30 años.

Es probable que esto se deba en parte a la intersección entre la exposición a las inundaciones y la vulnerabilidad infantil, ya que los niños y niñas más vulnerables tienden a vivir en zonas propensas a las inundaciones.

En los países de ingresos bajos y medios vive el 89% de la población mundial expuesta a las mismas.

En general, parece que el aumento de las precipitaciones a largo plazo, sobre todo en entornos de bajos ingresos, se asocia a tasas de mortalidad infantil más elevadas, mientras que los efectos de las tormentas tropicales sobre la mortalidad y la morbilidad a corto plazo son evidentes.

Complicaciones en el embarazo y el parto

Vivir una inundación durante el embarazo tiene implicaciones para la salud materna e infantil.

Estos fenómenos climáticos parecen estar asociadas a un mayor riesgo de complicaciones en torno al parto, como nacimientos prematuros y bajo peso al nacer.

La exposición a las inundaciones durante el periodo gestacional se asocia a un aumento del 8% del riesgo de pérdida del embarazo, incluida la mortinatalidad.

Estas complicaciones aumentan en las mujeres menores de 21 años o mayores de 35, así como en las que dependen de aguas superficiales y las que tienen menores niveles de ingresos o educación.

También se observó una tendencia al alza en las pérdidas anuales de embarazos entre el 2010 y el 2020.

Un examen realizado en el 2022 descubrió que el riesgo de hipertensión gestacional, preeclampsia y eclampsia aumentaba ligeramente después de una inundación.

También se  demostró que se asocian a un aumento de la depresión materna durante el periodo perinatal.

Asimismo, se han encontrado otros efectos más graves a largo plazo derivados de la exposición del bebé a las inundaciones mientras se encuentra en el útero, incluido un nivel educativo más bajo.

Enfermedades infecciosas

Las inundaciones y las tormentas se asocian a una mayor propagación de enfermedades infecciosas debido a la destrucción o el desbordamiento de los sistemas de alcantarillado existentes, lo que provoca la contaminación del agua potable.

En un estudio realizado en 43 países se observó un ligero aumento de la prevalencia de la diarrea en niños y niñas menores de 5 años expuestos a inundaciones; aquellos que habían estado expuestos a sequías antes de las inundaciones corrían un riesgo aún mayor de sufrir casos de diarrea.

Hay pruebas de una mayor propagación de enfermedades infecciosas relacionadas con el agua durante y después de las inundaciones.

También pueden aumentar la incidencia de otras enfermedades infecciosas, como el paludismo y diversas infecciones respiratorias.

Las inundaciones también pueden contaminar el agua y los sistemas de saneamiento, mientras que la proliferación de moho en los hogares dañados por las inundaciones puede afectar a la salud respiratoria de los niños y niñas.

Estos fenómenos meteorológicos extremos, pueden provocar a menudo el desplazamiento de las familias, lo que aumenta el riesgo de que se produzcan infecciones infantiles, entre otros peligros para la salud exacerbados por el desplazamiento.

El colapso de las infraestructuras locales, dificulta gravemente la prestación de servicios sanitarios y sociales a los niños y afecta a la resiliencia de las comunidades y a sus vínculos sociales.

Desnutrición

 Las inundaciones graves y recurrentes repercuten en la desnutrición, principalmente en forma de retraso del crecimiento, emaciación e insuficiencia ponderal entre los menores de 5 años de países de ingresos bajos y medios.

Esto suele ser el resultado de una disminución del suministro de alimentos tras la destrucción de las cosechas a causa de ellas.

Salud Mental

Las inundaciones y las tormentas pueden ser en sí mismas acontecimientos traumáticos para los niños y niñas. Sus efectos suelen agravarse debido al desplazamiento o la pérdida de un entorno seguro, lo que conlleva problemas de salud mental posteriores.

Por ejemplo, durante las inundaciones del 2022 en Pakistán, se calcula que el 50% de los niños y niñas afectados y sus cuidadores manifestaron síntomas de angustia.

Los problemas de salud mental a más largo plazo derivados de las inundaciones incluyen el trastorno de estrés postraumático y la depresión, tanto en entornos de bajos como de altos ingresos.

También pueden influir en algunos de los determinantes sociales y económicos de la salud mental al provocar desempleo, falta de vivienda o inseguridad alimentaria e hídrica.

Esto, a su vez, puede afectar negativamente a la salud mental y el bienestar psicosocial de los niños, los adolescentes y sus cuidadores.

Escenarios futuros para la infancia

Las fuertes precipitaciones y las tormentas serán aún más frecuentes a medida que el nivel del mar siga subiendo, lo que provocará inundaciones más frecuentes e intensas en la mayoría de las regiones del mundo.

Dado que es probable que las temperaturas mundiales sigan aumentando por encima de 1,5 °C (el objetivo fijado por el Acuerdo de París), este patrón se intensificará aún más.

De hecho, en los próximos 30 años, casi 96 millones de niños y niñas podrían sufrir desplazamientos debido a inundaciones fluviales.

Sin adaptación y con un cambio climático acelerado, habrá un aumento del 52% de la población mundial expuesta a inundaciones a finales de siglo, y las regiones que se encuentran en los niveles más bajos son las que corren un mayor riesgo.

Fuentes:

UNICEF https://www.unicef.org/media/159601/file/A_Threat_to_Progress_190824%20ES.pdf

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