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15/07/2024

Plaga de Justiniano- Parte I

Por Lic. María Nélida Hessain

. Lectura de 5 minutos

El imperio Romano de Oriente (Bizantino) se vio azolado por esta plaga,, es la cuarta pandemia que más muertes ha causado (30-50 millones).

A  lo  largo  de  la  historia  de  la  humanidad,  las  epidemias,  plagas  o  pandemias,  han  diezmado  a  las  civilizaciones, y han sido causantes de grandes cambios políticos y socioeconómicos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Plaga de Justiniano (541-542) es la cuarta pandemia que más muertes ha causado (30-50 millones), después de la Peste Negra 1347-1351 (200 millones de muertos), la Viruela 1520 (56 millones de víctimas) y la Gripe Española 1918-1919 (40-50 millones de decesos).

El imperio Romano de Oriente (Bizantino) se vio azolado por una plaga que probablemente empezó en Asia, pero que, de acuerdo con los historiadores y escritores de la época, se inició en África en el año 541, pasó a Constantinopla en el año 542, y se extendió posteriormente a toda Europa.

La peste se presentó en oleadas, que ocurrieron en número de 20 durante los dos siglos siguientes.

Tomó su nombre por aparecer durante el reinado del bizantino de  Justiniano (527-565), quien a pesar de que se contagió, logró superarla.

Se ha identificado a la bacteria Yersinia Pestis como su agente causal, transmitido por las pulgas a partir de las ratas, y fur relacionado con cambios climáticos documentados para la época.

Contexto histórico
La sociedad Bizantina

Petrus  Sabbatius  (481-565),  nació  en  Tauresio  (Macedonia). De origen humilde, fue llevado a Bizancio por su tío Justino, donde estudió jurisprudencia, historia, y teología, y fue proclamado emperador en el año 527, cargo para el que tomó el nombre de “Justiniano”.

Constantinopla, capital del imperio bizantino fue gobernado por el y su mujer, la emperatriz Teodora, vivía un momento dorado en su política exterior, el cual,  reflejado en un comercio floreciente.

Durante su reinado, que duró hasta el año de su muerte, logró la reunificación del imperio romano de occidente, reconquistó vastos territorios,  impulsó  reformas  legales  y  legislativas,  ordenó la construcción de numerosos edificios, y favoreció la consolidación de la religión cristiana.

Para  la  época,  los  nuevos  valores  comenzaban  a  afirmarse  y,  aunque  persistían  elementos  de  la  cultura  pagana como la oniromancia y la creencia en supersticiones,  éstos  fueron  remplazados  gradualmente.

Agente causal

El descubrimiento del agente causal de la peste bubónica,  fue  realizado  de  forma  simultánea  por  el  médico y bacteriólogo japonés Kitasato Shibasaburo, y por el también médico y bacteriólogo franco-suizo Alexander Yersin, al investigar la epidemia de peste de Hong Kong  en  1894.

En  honor  a  este  último  investigador,  desde 1970 se empezó a denominar la bacteria como Yersinia pestis.

La  peste  es  una  enfermedad  zoonótica  causada  por  Yersinia  pestis,  una  bacteria  cocobacilo  gramnegativa,  no  móvil  y  no  formadora  de  esporas.

El género Yersinia es un miembro de la familia Enterobacteriaceae,  que  incluye  11  especies,  de  las  cuales:  Y. pestis, Y. pseudotuberculosis y Y. enterocolitica son patógenos humanos.

Las pulgas, particularmente Xenopsylla spp, son el principal vector, pero durante los períodos epizoóticos también se pueden transmitir por otras especies de pulgas, piojos y artrópodos hematófagos como las garrapatas.

Los mamíferos y roedores que sobreviven a la infección inicial, se convierten en los reservorios naturales de la enfermedad.

La Y. pestis puede sobrevivir y multiplicarse en los macrófagos de los bubones, los cuales pueden drenarse de forma espontánea como una  adenitis  supurativa.

Tras  la  invasión  de  los  ganglios  linfáticos,  el  bacilo  puede  causar  bacteriemia  y  síntomas sistémicos como: hipotensión, fiebre alta y un rápido deterioro clínico, lo que no ocurre en las adenitis de otra etiología.

Adjetivaciones

Diversos autores han descrito esta enfermedad con una gran variedad de adjetivos haciendo referencia a su peligrosidad o a sus efectos.

Por ejemplo, San Isidoro de Sevilla empleó el término “inguina”, que significa “golpe recibido en la ingle”, ya que la enfermedad se solía manifestar con bultos o tumores en la zona de la ingle, entre otras zonas.

Otros términos utilizados eran “calamitates et miseriae” (desgracia y miseria), “inmisericorditer” (despiadadamente), “pestis assidua” (peste frecuente, continua).

Mecanismo de transmisión

Al picar a un paciente infectado, las  pulgas  o  piojos  pueden  infectarse  y  transmitir  la  bacteria  a  otras  personas. 

Además  de  la  picadura  de  pulga,  se  han  documentado  rutas  de  transmisión  de  la  enfermedad  a partir de inhalación de aerosoles de animales como gatos o perros infectados, así como de la manipulación o inhalación de aerosoles de cadáveres de personas o animales contaminados, o de muestras en laboratorios de investigación.

Documentación histórica
La plaga

Hay dos autores, a quienes se les consideran los mejores referentes del tema: en primer lugar, Juan de Éfeso (507-558), quien en su principal  obra  llamada  “Historia  eclesiástica”,  describe  muchas de las características de la plaga.

En segundo lugar,  Procopio  de  Cesarea  (500-560),  asesor  de  Belisario, el principal general de Justiniano, quien escribió tres  libros,  y  en  “Sobre  las  Guerras”,  libro  dedicado  al  registro de las conquistas militares de Justiniano, describe de forma muy explícita la plaga que vivió en persona, en Constantinopla.

Procopio cuenta que la enfermedad atacó a Bizancio durante 4 meses, y  fueron  los  últimos  tres  los  más  virulentos,  pues  llegaron  a  causar  la  muerte de cinco  mil,  diez mil o incluso más personas, por  día .

Las imponentes  murallas de Constantinopla no pudieron proteger a la ciudad de un enemigo desconocido, que las convirtió en improvisadas sepulturas de los cadáveres que se amontonaban en sus calles.

Tras sus puertas, una bulliciosa urbe con un comercio más que floreciente albergaba a casi medio millón de habitantes en el siglo VI d. C.

Sus mercancías, un amplio catálogo de puro exotismo y riqueza, incluían: orfebrería, esmaltes, marfiles y sedas, tintes, resina de lentisco, tejidos de lino y algodón, vinos y frutos secos; pero también oro, especias, perfumes, piedras preciosas, maderas finas y sederías orientales, pieles, madera, pescados y miel.

De acuerdo con el relato de Juan de Éfeso, “las personas morían en las calles, en las iglesias, en los porches y  en  las  esquinas. Uno  de  los  principales  inconvenientes fue el manejo de los cadáveres, que se llegaron a  contar  entre  5.000  y  7.000  por  día.

La  peste  dejó,  asoladas y sin habitantes, diversas partes del Imperio, atacó por igual a ricos y pobres, y dejó villas, pueblos y ciudades sin habitantes”.

En  algunas  publicaciones,  se  han  descrito  las  diferentes  oleadas  atribuidas  a  la  peste  desde  el  episodio  inicial  en el año 541,  hasta el último episodio, atestiguado en Nápoles en el año 767.

En este lapso de 226 años, se han identificado más de 20 brotes epidémicos en países de la costa mediterránea,  Europa,  norte  de  África  y  Medio  Oriente.

Dado el espacio asignado continuamos desarrollando esta presentación en forma independiente.

Fuentes:

Academia Nacional de Medicina de Colombia- Revista Medicina https://revistamedicina.net/index.php/Medicina/article/view/1513/1911- Prieto Ortiz, R.G. 2020. La plaga de Justiniano (541-542). Medicina. 42, 2 (jul. 2020), 182–195. DOI:https://doi.org/10.56050/01205498.1513. Sociedad Geografica Española https://sge.org/publicaciones/numero-de-boletin/boletin-67/la-peste-de-justiniano/ Procopio de Cesarea, Historia de las Guerras, Libro I-II, Guerra Persa, Gredos, Madrid, 2000 Universidad de Granada https://granatensis.ugr.es/discovery/fulldisplayProcopio de Cesarea, Historia de las Guerras, Libro I-II

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