Para conocer la situación de un determinado paciente, el uso de la imagen médica es común en la práctica clínica habitual.
Entre las imágenes más empleadas encontramos diferentes modalidades como: la radiografía, la ecografía o ultrasonido (US), la Tomografía Computarizada (TC), la Resonancia Magnética (RM) y la Tomografía por Emisión de Positrones (PET).
Estas técnicas permiten a los profesionales obtener imágenes en todas las diferentes localizaciones del individuo, con la finalidad de detectar, caracterizar y gradar numerosas lesiones, contribuyendo así al diagnóstico no invasivo de múltiples patologías.
De hecho, gracias a los avances tecnológicos en la imagen médica es posible determinar de manera específica el alcance y localización de lesiones y, por lo tanto, establecer de forma precisa el mejor abordaje terapéutico. A pesar de los avances en la resolución de las imágenes médicas, existe todavía información relevante para la toma de decisiones clínicas que no es visible al ojo humano en estas imágenes médicas.
La radiómica es una ciencia, que de manera no invasiva, estudia características de las imágenes médicas imperceptibles al ojo humano mediante la aplicación de algoritmos automatizados, con el objetivo de asociarlas a estados fisiológicos concretos.
Gracias a su capacidad de analizar grandes cantidades de datos, la aplicación radiómica permitirá profundizar en el conocimiento de la diversidad biológica y funcional de los tejidos, así como, en la heterogeneidad de los diferentes fenómenos patológicos que subyacen a las diferentes enfermedades.
Se prevé que contribuirá a la mejora del abordaje terapéutico, a la optimización de la investigación clínica, y al soporte en la toma de decisiones clínicas. Además, se ha demostrado que la radiómica puede ser relevante para la comprensión y abordaje de todas aquellas patologías en las que la imagen médica juega un papel importante en su diagnóstico y seguimiento, como por ejemplo, las enfermedades reumatológicas, las neurodegenerativas y la oncología. En este último campo es donde hasta el momento, se han producido más avances.
“La imagen computacional y la radiómica” se sirven de métodos de análisis computacional y de herramientas informáticas para extraer esta información “oculta”, contribuyendo así al desarrollo de la “Medicina Personalizada de Precisión”.
El término “imagen computacional” se ha empleado para diferenciar las imágenes digitales de las analógicas. En la actualidad, el concepto es mucho más amplio. Las imágenes computacionales son aquellas que se obtienen como resultado de armonizar las imágenes médicas- como por ejemplo, mejorar el contraste, reducir artefactos, normalizar la señal y la resolución – y analizar sus parámetros mediante la aplicación de técnicas y herramientas de procesamiento de datos.
Es una ciencia ómica que estudia, empleando algoritmos computacionales, parámetros cuantitativos en cualquiera de las modalidades de imagen médica (RM, TC, PET, US) para detectar y medir diversas características inapreciables a la observación directa, las llamadas “características radiómicas”.
Una ventaja fundamental de la radiómica con respecto a otras técnicas es que posibilita estudiar los cambios a lo largo del tiempo en las características radiómicas, empleando para ello imágenes seriadas en distintos instantes temporales de la evolución clínica de un paciente. Un ejemplo de ello, sería el estudio de un tumor antes y después de la administración de un fármaco.
Además, los análisis radiómicos permiten seleccionar o delimitar en las imágenes todo el tejido que se desea estudiar, lo que puede aportar una información más fidedigna que la obtenida con otros procedimientos como la biopsia, en la que la muestra de estudio es muy reducida y puede no representar a la totalidad de las propiedades presentes en el tejido de estudio.
Por lo tanto, la información derivada de los estudios de radiómica puede servir para comprender y caracterizar mejor los órganos y tejidos, así como, para establecer relaciones entre las características radiómicas y condiciones fisiológicas concretas.
En este sentido, las características que se han relacionado estrechamente con un fenotipo concreto se denominan biomarcadores radiómicos y el conjunto de características o biomarcadores radiómicos que se asocian de manera combinada a un fenotipo, se denomina firma tisular nosológica.
Estos biomarcadores y/o firmas pretenden informar de la predisposición, presencia o pronóstico de enfermedades, y se pueden emplear como herramientas de apoyo para la toma de decisiones clínicas basadas en evidencia a través de la creación de modelos clínicos descriptivos y predictivos con la intención final de guiar el mejor abordaje terapéutico.
Como ciencia ómica, la radiómica es capaz de analizar grandes cantidades de datos en un único experimento, muestra y/o paciente.
Puede constituir una fuente de información muy relevante para profundizar en el conocimiento sobre la diversidad en la expresión biológica y funcional de los tejidos, la heterogeneidad de los diferentes fenómenos patológicos que subyacen, y sobre la previsible evolución de las enfermedades.