Una parte de los ensayos de fase 3 se realiza en Argentina en hospitales de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Tucumán, también se realiza en distintas partes del mundo: Estados Unidos, Canadá, países de Europa y América Latina. Instituciones argentinas fueron elegidas, entre ellas : el instituto privado Mautalen y el Hospital Militar.
“Ya se terminó el reclutamiento y todos los voluntarios recibieron las dos dosis. Todavía no hay resultados preliminares pero ya llegamos a número de voluntarios enfermos de Covid-19 que se necesitan para determinar la eficacia. Esta tarea está a cargo de la empresa fabricante”, asegura Diego Wappner, especialista en medicina interna y coordinador clínico y de farmacovigilancia del estudio en Argentina.
Hasta ahora las vacunas contra el Covid-19 utilizaron las tecnologías de ARN mensajero (Pfizer y Moderna), vectores virales (AstraZeneca, Sputnik V, Cansino y Johnson & Johnson) y virus inactivado (Sinopharm y Sinovac).
La tecnología se conoce como “Virus Like Particules (VLP),” que en español se diría como “Partículas similares al virus”: se trata de utilizar partículas que se asemejen al virus pero que no lo sean.
Las vacunas contra el Virus del Papiloma Humano (VPH) fueron las primeras utilizadas por esta plataforma y Medicago ya la aplicó en dos vacunas contra la influenza.
“La vacuna no es de origen vegetal sino que usa una planta como biorreactor, la vacuna es de origen recombinante, pero como la proteína se produce adentro de una planta, se le llama coloquialmente (aunque en forma incorrecta) ¨ vacuna vegetal¨.
Hay que aclarar que esta vacuna no es vegana, porque cuando se saca la partícula de la planta, se le agrega un adyuvante, un potenciador de respuesta inmunológica, que no es vegano”, aclara el Dr. Gonzalo Pérez Marc, del Hospital Militar Central, quien está a cargo del principal estudio clínico.
“Esta partícula se genera dentro de un biorreactor natural, que es una planta (la Nicotiana Benthamiana, del norte de Australia)¨ .
Es a partir de la introducción del ADN de la proteína de la espiga, (que es la parte del coronavirus que genera la reacción inmunológica más importante), la planta permite que se formen trímeros de esta proteína, en grupos de tres, metidas adentro de una membrana lipídica, una membranita de grasa. Queda como una partícula que si uno la mira en un microscopio es muy parecida al coronavirus, pero no tiene coronavirus adentro”.
Para ello, primero crean una solución con bacterias, incluyéndoles partes de los genes del Sars-Cov-2 para crear las VLP.
Las plantas se sumergen en esa solución que se infiltra en ellas con ayuda de vacío.
Las plantas funcionan como fábricas de VLP por 4 a 6 días. Finalmente se cosechan para extraer y purificar las VLP que se incluirán en la formulación final de la vacuna. No hay una modificación genética de la planta, sino que se aprovechan los procesos naturales de ellas para producir VLP.
Ventajas:
Rapidez. Capacidad para administrar dosis de vacunas de grado de investigación en 19 días y grado clínico en 6 a 8 semanas.
Precisión. Las VLP coinciden con mucha precisión con el verdadero patógeno. “Es una vacuna que puede fácilmente hacer coincidir su producción con las cepas circulantes en el momento. Se puede rediseñar con mucha precisión para las diferentes variantes que vayan surgiendo”, asegura Wappner.
Escalable. “Es una vacuna altamente escalable. Se requieren las mismas condiciones de crecimiento para una o miles de plantas, sin procesos complejos como ocurren con las otras plataformas de producción.
Accesible. Los costos de fabricar esta vacuna serían bastante menores que los de una vacuna convencional, ya que no requiere de biorreactores, siendo estos, tanques metálicos muy costosos que son manipulados por un personal muy capacitado, en edificios separados y condiciones vigiladas. Tampoco tiene costos de almacenamiento o transporte, porque no se necesita mantener una cadena de frío.
Sin material genético.¨ Las personas no reciben material genético, por lo que no hay ni una remota posibilidad de replicación viral en nuestro organismo ni de infección¨.
El Dr. Gonzalo Pérez Marc refiere: “Los estudios de fase 2, etapa en la cual, se mide la capacidad de esta vacuna en generar anticuerpos neutralizantes contra el coronavirus, gener anticuerpos que generando anticuerpos entre 50 y 75 veces mas que el de otras vacunas que hoy se utilizan y son eficaces ”.
En esos ensayos se lograron títulos de anticuerpos neutralizantes contra el Sars-Cov-2, diez veces más altos que los generados en pacientes que se recuperaron de Covid-19.
El estudio determinó que el 96 por ciento de los adultos y el 86 por ciento de los adultos mayores generaron inmunidad celular que funciona a largo plazo.
El Dr. Guillermo Docena, Bioquímico, Inmunólogo e Investigador Principal del CONICET , aseguró que, en principio, la vacuna vegetal está mal identificada.
“Solo la proteína del virus es la que se produce en plantas¨.
¨ También se testea en animales, la única diferencia estriba en dónde y cómo se genera el inmunógeno, una de las partes de la vacuna. Sólo “el principio activo¨, que es la parte de la proteína del virus que nos interesa que tenga la vacuna, se produce en un sistema vegetal¨.
Una vez que se tiene la vacuna sí o sí hay que probarla en animales, tanto éstas como las vegetales porque no hay modelos de COVID en plantas, no existe al tratarse de una infección pulmonar.
En cambio, en la producción de las vacunas convencionales “ tenés que hacer crecer la bacteria o la levadura con biorreactores, siendo este procedimiento mucho más caro¨.
La industria biotecnológica trabaja en esta alternativa desde hace ya varios años, incluso, el Hospital Militar no es el único en nuestro país que se encuentra investigando la vacuna vegetal. El Instituto de Tecnología de Chascomús, perteneciente al CONICET, también experimenta en la temática.
Las vacunas actuales no contienen ingredientes de origen animal, salvo algún excipiente y esto solo en algún caso.
Para las pruebas de la vacuna canadiense se convocó a personas de 18 a 59 años, que no hayan tenido Covid. Estas se anotan en un formulario, acuden al centro médico, se les realizan los exámenes pertinentes y reciben una primera dosis (de vacuna o placebo) y a través de una “app” van informando los síntomas siendo vigilados activamente por profesionales.
A los 21 días, reciben la segunda dosis. Cuando se apruebe la vacuna, todos los que hayan recibido el placebo van a poder ser la vacunados.
Pérez Marc agregó que “la etapa en la que estamos es el estudio de fase 3; ya vacunamos a casi el total de los participantes con dos dosis de vacuna y ahora hay que evaluar cómo evolucionan y ver cuántos se contagian o no. Al llegar a los primeros 160 que se contagien a nivel mundial, vamos a evaluar, cuántos tenían vacuna y cuántos tenían placebo.
Con el análisis estadístico, de esa diferencia entre un grupo y otro se saca la eficacia. Si la eficacia es buena, mientras dura el estudio (dura un año o un año y medio) se podrá aprobar de emergencia.
Se proyecta que el mercado de vacunas vegetales crezca mucho, pasando de 40 a 600 millones de dólares en los próximos siete años.
El gobierno de Corea del Sur ya invirtió miles de millones en la investigación de vacunas de este tipo.