Veamos algunos ejemplos:
La medición de la subnutrición: una opción es establecer la relación entre la gravedad de la inseguridad y la tendencia de la caída del consumo por debajo del umbral de 2.100 kilocalorías por día. La medición del hambre de la FAO, definida como subnutrición, se refiere a la proporción de la población cuyo consumo de energía como es menor al umbral establecido. El término utilizado para las personas que padecen de subnutrición es subnutridos.
El IPC ofrece un sistema de clasificación para la seguridad alimentaria y las crisis humanitarias, que se basa en una serie de necesidades de subsistencia.
Clasificación de fases: Seguridad Alimentaria – Inseguridad alimentaria crónica- Crisis alimentaria y de subsistencia – Emergencia humanitaria -Hambruna / catástrofe humanitaria.
Indicadores: Tasa bruta de mortalidad – Prevalencia de malnutrición – Acceso/disponibilidad de alimentos – Diversidad de la dieta – Acceso/disponibilidad de agua – Estrategias para enfrentar problemas – Activos para la subsistencia.
VULNERABILIDAD
La naturaleza dinámica de la seguridad alimentaria está implícita cuando hablamos de personas que son vulnerables en el futuro a la inseguridad alimentaria. La vulnerabilidad se define desde la perspectiva de las tres dimensiones críticas siguientes:
- vulnerabilidad como un efecto directo / resultado;
- vulnerabilidad resultante de varios factores de riesgo;
- vulnerabilidad por la incapacidad de manejar tales riesgos.
Las personas pueden mantener un nivel aceptable de seguridad alimentaria en el presente, pero pueden estar en riesgo de sufrirla en el futuro.
El análisis de la vulnerabilidad indica dos opciones principales de intervención: 1. reducir el grado de exposición al peligro, o 2. fortalecer la capacidad de respuesta.
Con la comprensión e incorporación del concepto de vulnerabilidad, la política y los programas de seguridad alimentaria amplían sus actividades para abordar no sólo los factores que limitan hoy el consumo de alimentos, sino también las acciones a realizar para enfrentar las amenazas.
EL HAMBRE, LA MALNUTRICIÓN Y LA POBREZA
Es importante entender cómo estos conceptos están relacionados con la inseguridad alimentaria.
El hambre se entiende normalmente, como una sensación incómoda o dolorosa causada por no ingerir en un determinado momento suficiente energía a través de los alimentos. El término científico para el hambre es privación de alimentos. En términos sencillos, todos los que padecen hambre sufren de inseguridad alimentaria, pero no todos los afectados por la inseguridad alimentaria sufren de hambre, pues existen otras causas como la ingesta insuficiente de micronutrientes.
La malnutrición resulta de deficiencias, excesos o desequilibrios en el consumo de macro o micronutrientes. La malnutrición pueda ser un resultado de la inseguridad alimentaria, o puede estar relacionada con factores no alimentarios, como prácticas inadecuadas de cuidado de los niños, servicios de salud insuficientes o un medio ambiente insalubre.
Aunque la pobreza es indudablemente una causa de hambre, la falta de una nutrición suficiente y apropiada es, a su vez, una de las causas subyacentes de la pobreza.
Una definición de la pobreza de amplia aplicación en la actualidad es:
“La pobreza engloba diversas dimensiones de privación, relacionadas con necesidades humanas como el consumo alimentario, salud, educación, derechos, voz, seguridad, dignidad y trabajo decente” – Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE
Se sostiene que la mejor estrategia para reducir con rapidez la pobreza y el hambre de las poblaciones reside en aplicar una estrategia de combate a la pobreza conjuntamente con políticas que garanticen la seguridad alimentaria.
El crecimiento económico por sí solo no solucionará el problema de la seguridad alimentaria. Lo que se necesita es combinar el aumento de los ingresos con intervenciones de nutrición directa e inversiones en salud, agua y educación.