Los ecosistemas de manglares sustentan las economías globales y locales al posibilitar la pesca, proporcionar otras fuentes de alimentos y proteger las costas.
De hecho, cada hectárea de bosque de manglar representa un valor estimado de US$ 33.000 a 57.000 por año.
Son capaces de mantener una rica biodiversidad y actuar como una defensa costera natural. Estos ecosistemas contribuyen al bienestar, a la seguridad alimentaria y a la protección de las comunidades costeras de todo el mundo.
Además, pueden almacenar una media de 1000 toneladas de carbono por hectárea en su biomasa y suelos subyacentes, sin embargo está desapareciendo.
El 25 de Julio se celebró el Día Internacional para la Conservación de los Manglares, una ocasión para concientizar sobre la importancia que tienen estos ecosistemas y la necesidad de protegerlos y restaurarlos.
Son ecosistemas singulares que se encuentran en el límite entre la tierra y el mar.
“Mantienen una rica biodiversidad y ”proporcionan un valioso entorno de cría para peces y crustáceos», señala la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Además, los manglares actúan como una forma natural de defensa costera contra las mareas de tormenta, los tsunamis, el aumento del nivel del mar y la erosión.
Sus suelos son sumideros de carbono altamente eficaces, reteniendo grandes cantidades en su interior.
Sin embargo, estos ecosistemas están desapareciendo de tres a cinco veces más rápido que las pérdidas generales de bosques en el mundo, con graves impactos ecológicos y socioeconómicos.
Aunque se encuentran en 123 naciones y territorios, son globalmente poco frecuentes. Representan sólo el 1 % de todos los bosques tropicales del mundo y solo el 0,4 % del total de la superficie forestal mundial.
Las estimaciones actuales indican que la extensión de los manglares se ha reducido a la mitad en los últimos 40 años.
Por ejemplo, más de 80% de los manglares se han perdido en algunas áreas del Océano Índico occidental, uno de los dos hábitats de manglares más significativos del mundo junto con el sudeste asiático.
«Los manglares están en peligro. Se ha calculado que más de tres cuartas partes de los manglares del mundo están amenazados y, con ellos, todos los organismos acuáticos y terrestres que dependen de ellos”, declaró la directora general de la UNESCO.
Audrey Azoulay explicó que, por este motivo, el organismo decidió actuar para protegerlos, así como a otros valiosos ecosistemas, mediante sus geoparques, sus sitios del Patrimonio Mundial y sus reservas de biosfera.
Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que estos ecosistemas son a menudo incomprendidos e infravalorados.
Estos bosques costeros se perciben a veces como «zonas sucias» o «muertas», un terreno baldío que podría talarse en favor de playas de arena, complejos turísticos ostentosos u otras urbanizaciones.
Esta percepción no podría estar más lejos de la realidad, los manglares son los únicos árboles que prosperan en aguas saladas y mejoran la calidad del agua filtrando nutrientes y sedimentos.
También están llenos de vida: más de 1500 especies de plantas y animales, según el PNUMA, dependen de los mismos, entre ellas, peces y aves que utilizan las aguas poco profundas bajo los manglares como viveros.
Las investigaciones indican que también son fundamentales para mamíferos más grandes, como monos, perezosos, tigres, hienas y perros salvajes africanos.
El PNUMA subraya que proteger estos hábitats y restaurar los dañados ayuda a combatir el cambio climático, ya que almacenan una media de 1000 toneladas de carbono por hectárea en su biomasa y suelos subyacentes.
«Los manglares son un ecosistema extraordinariamente diverso e importante que trabaja en tándem con otros ecosistemas marinos, como las praderas marinas y los arrecifes de coral, todos ellos son esenciales no sólo para la salud de nuestros océanos y costas y la biodiversidad que albergan, sino también, para el bienestar de los seres humanos», declaró la jefa del Departamento de Medio Marino y Agua Dulce del PNUMA.
«También necesitamos proteger y restaurarlos, ya que son un importante hábitat y fuente de suministro de alimentos para muchos pueblos indígenas y comunidades locales de todo el mundo», añadió Leticia Carvalho.
Los expertos de la agencia determinaron que el principal motor de la pérdida de manglares es el desarrollo costero.
Las costas, que albergan el 40% de la población mundial, se encuentran entre las áreas más densamente pobladas de la Tierra. Su consecuente desarrollo —lo cual incluye la tala de manglares para abrir espacio a edificios y a la cría de peces y camarones—, es el principal impulsor de la pérdida de estos ecosistemas. A nivel mundial, esto ha provocado la desaparición de 20% de los manglares.
La contaminación también juega un papel importante, debido a que estos bosques forman una línea protectora entre las costas y el océano, y se convierten efectivamente en una «trampa de plástico». Cuando las bolsas de plástico y la basura cubren las raíces y las capas de sedimentos, pueden privar de oxígeno a los manglares y causar daños a los animales marinos.
A pesar de la magnitud del desafío, existen soluciones y algunos gobiernos ya están tomando medidas. Cuba, Haití, Puerto Rico y República Dominicana han priorizado la restauración de manglares a través de la iniciativa del Corredor Biológico en el Caribe. En Cuba, los bosques de manglares todavía cubren 70% de la costa.
Pakistán se ha comprometido a plantar 10.000 millones de árboles para 2023 en una iniciativa liderada por el primer ministro Imran Khan y apoyada por la ONU. Millones, sino miles de millones, de estos árboles serán manglares.