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26/11/2024

Sequía y la salud infantil

Por Difusión DOCMED

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Alrededor de 160 millones de niños y niñas están expuestos a sequías graves y prolongadas que tienen efectos perjudiciales para su salud.

Las sequías afectan a los niños y sus familias en todo el mundo.

En el 2022, 470 millones de niños y niñas se enfrentaron a niveles elevados o extremadamente elevados de exposición a la sequía.

En total, 436 millones de niños y niñas estaban expuestos a una vulnerabilidad hídrica elevada o extremadamente elevada (los niveles más bajos de servicio de agua potable y los niveles más elevados de escasez física de agua), que se agrava aún más con los episodios de sequía.

Repercusiones sobre la infancia

La falta de precipitaciones a lo largo del tiempo, junto con otros factores como la evaporación del agua en el medio ambiente asociada al aumento de las temperaturas, puede provocar sequías.

Las sequías suelen tener un inicio y una duración más largos en comparación con muchos otros fenómenos meteorológicos extremos.

La atribución de que el cambio climático es un agravante relativo a largo plazo de la sequía se ha hecho más evidente en los últimos años.

El riesgo que se produzca un acontecimiento similar a la sequía del 2022 en el Cuerno de África, afectando a más de 20 millones de niños y niñas y provocando al menos 15.800 muertes en exceso de menores de 5 años, se ha vuelto 100 veces más probable debido al cambio climático provocado por el ser humano.

Sequías que antes se consideraban excepcionales se están convirtiendo en la nueva normalidad.

Las sequías causan múltiples efectos sobre la salud infantil que comienzan en el embarazo y pueden provocar un aumento de las tasas de mortalidad y morbilidad.

Un estudio realizado en zonas rurales de la India reveló una mayor probabilidad de que los niños tengan un peso inferior al normal cuando están expuestos en el útero a una sequía, y una mayor probabilidad de muerte infantil.

En las zonas rurales de Sudáfrica, un estudio detectó mayores tasas de discapacidad, especialmente entre los varones, tras la exposición a la sequía en los primeros años de vida.

Las madres de Uganda han descrito cómo los cambios climáticos que provocan situaciones de sequía repercuten negativamente en la seguridad alimentaria, lo que a su vez tiene efectos negativos sobre la salud materna e infantil.

Un estudio realizado en África Subsahariana descubrió que las mujeres que habían vivido situaciones de sequía en su propia infancia tenían más probabilidades de dar a luz hijos nacidos con bajo peso, al igual que otro estudio realizado en Nepal en el que se descubrió que las sequías durante el primer trimestre del embarazo están asociadas con un menor peso de los niños al nacer.

Asimismo, se ha sugerido que los cambios a largo plazo en los patrones de las precipitaciones, en particular un menor volumen anual de lluvias, afectan negativamente a las tasas de mortalidad infantil en la región del Sahel.

En general, las sequías de leves a graves se asociaron con una peor nutrición infantil, medida por la puntuación Z de altura para la edad, un indicador común que evalúa el retraso del crecimiento.

Los efectos de la sequía sobre la salud infantil se derivan principalmente de la inseguridad alimentaria y la escasez de agua consiguientes.

Las sequías socavan los ecosistemas y suelen ser perjudiciales para la producción agrícola y la gestión ganadera, lo que provoca una disminución de los ingresos familiares y una mayor vulnerabilidad de las familias a las subidas de los precios de los alimentos, con la correspondiente inseguridad alimentaria y el riesgo de desnutrición.

Por ejemplo, en un estudio realizado en Burkina Faso, las sequías se relacionaron con un aumento de las tasas de retraso del crecimiento infantil, especialmente cuando la sequía se producía durante una temporada de cosechas.

La reducción del acceso al agua potable a causa de la sequía limita la posibilidad de adoptar prácticas adecuadas de higiene y saneamiento, lo que, combinado con la desnutrición, puede aumentar el riesgo de contraer enfermedades infecciosas.

 Por ejemplo, durante la sequía del 2022 en el Cuerno de África se registró un aumento de los casos de cólera en Etiopía, Kenya y Somalia.

Las enfermedades infecciosas, en particular las diarreicas, en niños y niñas que no tienen acceso a agua potable y saneamiento pueden provocar una mortalidad y morbilidad considerables.

La triple amenaza del cambio climático, las enfermedades relacionadas con el agua, el saneamiento y la higiene entre los menores de 5 años y el acceso limitado a los servicios de agua, saneamiento e higiene afecta al menos a 190 millones de niños y niñas, principalmente en África Subsahariana.

La presión que la inseguridad alimentaria y la escasez de agua ejercen sobre las familias puede obligarlas a desplazarse e incluso a emigrar a largo plazo, lo que tiene repercusiones duraderas sobre la salud infantil.

Las pruebas obtenidas en la República Unida de Tanzanía y Australia indican que la inseguridad alimentaria y la escasez de agua asociadas a la sequía también pueden provocar problemas de salud mental entre los adolescentes y los jóvenes. Incluyendo un mayor grado de angustia mental general, y en algunos casos pueden provocar síntomas más graves de afecciones mentales como depresión, trastorno de estrés postraumático y ansiedad.

Hay pruebas que indican que los niños, niñas y adolescentes pueden sufrir dolor y pérdida, estrés agudo y reacciones adversas, como trastornos del sueño y cambios de comportamiento, como consecuencia de fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones.

Las sequías en particular, al ser fenómenos de evolución lenta, están más asociadas a los trastornos del estado de ánimo y al menos un estudio ha descubierto una relación entre la exposición a una sequía prolongada y el empeoramiento de la salud mental de los jóvenes, incluido un mayor riesgo de suicidio.

Los propios progenitores y cuidadores pueden sufrir reacciones de duelo y pérdida, depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, ira, impotencia y desesperanza, e incluso situaciones que pueden empujarles al suicidio.

Esto, a su vez, puede conducir a un aumento de la agresividad, las discordias domésticas o las dificultades de los progenitores a la hora de cuidar de sus hijos, lo que constituye un factor de riesgo para la salud mental y el bienestar de la infancia.

Escenarios futuros para la infancia

El cambio climático provocará un aumento de las temperaturas extremas, con sequías cada vez más frecuentes y graves, sobre todo si el calentamiento global alcanza o supera los 2 °C.

Un modelo ha pronosticado que el riesgo de sequía aumentará, y que los mayores incrementos se producirán en Asia Meridional, el Mediterráneo, Asia Oriental, el Sudeste Asiático y América Central.

Se prevé que las mayores consecuencias de las sequías para el 2050 en el sector de la salud serán la mortalidad y la malnutrición de la infancia.

Al mismo tiempo, a medida que aumente la demanda de agua potable, el número de niños y niñas con estrés hídrico elevado o extremadamente elevado aumentará del ya alto nivel de 953 millones de niños y niñas en el 2022 a 988 millones en el 2050.

Según el primero de una serie de informes de las Naciones Unidas sobre la manera en que el cambio climático está afectando a los recursos hídricos del planeta, 5.000 millones de personas, es decir, alrededor de dos terceras partes de la población mundial, sufrirán al menos un mes de escasez de agua en el 2050.

Fuentes:

Imagen: Ideal- https://www.ideal.es/sociedad/infierno-tierra-20190930182042-nt.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.ideal.es%2Fsociedad%2Finfierno-tierra-20190930182042-nt.html UNICEF -Una amenaza para el progreso: Cómo abordar los efectos del cambio climático sobre la salud y el bienestar de la infancia. UNICEF, Nueva York, julio de 2024. https://www.unicef.org/media/159601/file/A_Threat_to_Progress

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