Médico, alquimista y filósofo persa nacido en Rayy, pequeña ciudad persa, cerca de la moderna Teherán.
Rhazes Abu Bakr Muhammad ben Zakariyya al-Rhazí, 865-932, es la primera gran figura de la medicina árabe; y en cuanto clínico, la máxima de ella.
Fue el fundador y director del hospital de Bagdad.
Cultivó con cierta originalidad la filosofía —la suya era una mezcla de neoplatonismo y atomismo democriteo— y escribió sobre diversas materias científicas; pero lo más importante de su obra fueron sus tratados médicos.
Al-Razi recopiló una gran enciclopedia.
Escribió sobre temas muy variados. De sus cerca de 200 libros y artículos científicos, más de 56 fueron sobre medicina y cirugía.
Tres obras merecen ser destacadas: La gran enciclopedia clínica al-Hawi, que los latinos tradujeron por Continens, con gran número de enfermedades, llena de experiencia clínica personal y dotada de un vigor descriptivo que bien puede ser llamado hipocrático;
El compendio sistemático —anatomía, fisiología, patología, materia médica— Kitab al-Mansuri o Liber de medicina, con 160 Historia de la medicina ad Almansorem, muy influyente, tan pronto como Gerardo de Cremona lo tradujo al latín (1170), entre los médicos de la Edad Media europea.
Su texto Liber almansoris fue parte de la currícula de todas las universidades europeas hasta el siglo XVI.
La monografía ¨Sobre la viruela y el sarampión¨, verdadera joya de la literatura nosográfica.
Su obra más importante es al-Hawi, «el libro que comprende», llamado por los escritores latinos ¨Continens¨ y conocido en español como ¨El continente¨.
Esta obra tuvo gran influencia en la ciencia occidental; en ella se habla de cada enfermedad, se analizan sus síntomas y su posible tratamiento.
Se trata de una enciclopedia de la ciencia médico-quirúrgica del mundo islámico, y abarca tal materia desde sus orígenes hasta los primeros años del siglo X.
Al-Hawi tiene 25 tomos, que fueron utilizados como manuales en las Facultades de Medicina de las Universidades Medievales de Europa Occidental.
La primera parte de la obra trata de las afecciones particulares de cada órgano, partiendo de la cabeza hasta llegar a los miembros inferiores; la segunda comprende las enfermedades que se manifiestan sea en una región sea en otra, y las que afectan a todo el organismo.
Al-Razi se extiende mucho al tratar de los fármacos, cuyas propiedades médicas y aplicaciones indica; algunos de ellos fueron introducidos en la medicina por el propio al-Razi, como el almizcle y el alcanfor; menciona por primera vez la piedra bezoar, considerada como el contraveneno por excelencia.
Describe asimismo numerosos procesos morbosos quirúrgicos, por ejemplo, los cálculos renales y de la vejiga, el hidrocele, la hernia, la triquinosis y el prolapso del útero; su cirugía procede de la griega, pero contiene algunas nociones nuevas, como la técnica de la traqueotomía y la operación de la fístula lacrimal.
El continente (Al-Hawi), tiene gran importancia desde el punto de vista histórico por la vasta casuística que recoge y por los numerosos autores citados, especialmente árabes, indios y sirios.
También griegos y latinos, entre los cuales ocupan el primer lugar Galeno e Hipócrates , cuyo influjo en la obra es evidente: la patología de al-Razi es galénica; hipocráticas son la dietética y la climatología.
El continente, gozó de gran estima entre los orientales e incluso entre los latinos, que lo estudiaron hasta los comienzos del Renacimiento.
Se atribuye a Rhazés la utilización del yeso por primera vez en medicina, mediante la adición de agua a un polvo de sulfato cálcico deshidratado producía un material sólido, en su tratado médico ¨al-Hawi¨.
Expuso normas de higiene en los enfermos, investigaba la acción de los remedios sobre los monos, describió instrumentos para extraer cuerpos extraños y fue uno de los primeros que utilizó algodón en los vendajes y los hilos para las suturas de las heridas.
Su pensamiento médico
Al-Razi valoró la dieta y resaltó la importancia de escuchar y satisfacer los deseos de los pacientes respecto a sus gustos alimenticios, en especial en la convalecencia.
Manifestó repetidamente su compasión por los médicos de príncipes, nobles y mujeres ricas, pues eran pacientes que “no obedecían las indicaciones del doctor, en especial respecto a la dieta y a tomar medicamentos”.
Dio prioridad a la relación médico-paciente.
Se encargó de introducir conceptos nuevos y prácticos e ideas psicológicas.
Postuló que el médico debe alentar y apoyar al paciente, inclusive con palabras esperanzadoras, por más grave que considere su situación.
Combatió a los charlatanes y vendedores de curas.
Se encargó de advertir que inclusive los mejores médicos no podían tener respuestas y soluciones para todo, porque eso era humanamente imposible.
Valoró y resaltó la importancia de la educación continua en libros y en la práctica.
Razi destaca la importancia de los valores morales y el respeto al pensamiento hipocrático:
¨La tarea de un médico está en hacer el bien, independientemente de quien se trate o si es amigo o enemigo¨.
¨Nuestra profesión está establecida para el beneficio y bienestar de los humanos. Dios impone al médico el prepara medicamentos que no hagan daño¨.
¨La verdad en medicina es una meta inalcanzable, y el arte descrita en los libros es siempre menor que el conocimiento de un médico pensante y experimentado¨
¨Gentileza y grandeza de carácter y bondad, amistad y mente abierta se encuentran en aquellos que pueden pensar profundamente sobre temas abstractos y minucias científicas¨.
¨La envidia es el resultado de la avaricia y la codicia del alma y es una enfermedad que daña al espíritu¨.
Escribió también más de cuarenta obras de filosofía (lógica, metafísica y teología), en las que puso de manifiesto la influencia de Platón y su creencia en la imposibilidad de conciliar religión y filosofía.
La actividad de este célebre médico árabe no se redujo al ejercicio de la medicina; sus estudios abarcaron también la alquimia, la filosofía, las matemáticas y la física.
Al parecer, estuvo en España y residió cierto tiempo en Córdoba.
Hacia el final de su vida sufrió la parálisis de la mano con la que escribía y una ceguera que le impidió definitivamente continuar por sí mismo su trabajo, pero se sirvió de un amanuense para continuar su labor.
Todas las referencias señalan su gran generosidad, paciencia y bondad, llegando a pagar él mismo la cura de sus pacientes mas necesitados, lo que indica que no era únicamente un médico de gentes adineradas, rasgo éste que le acerca también a la práctica de Maimónides.
La bondad de su carácter no debe, sin embargo, extrañar dado el profundo cariño que por los animales sentía, así como por su propia actividad médica y el profundo ~humanismo de su pensamiento que le lleva a una reflexión de los temas filosóficos apartado por completo de un planteamiento religioso.