Según el Global Burden of Disease Study, en el 2017, más de 530 millones de niños de todo el mundo tenían caries dental en los dientes de leche.
A pesar de ello, la ECC «no» se consideraba importante, porque los dientes de leche se exfolian con el crecimiento del niño.
La enfermedad afecta a los dientes de leche y los dientes permanentes, a la salud general y la calidad de vida durante toda la vida.
La ECC guarda relación con otras enfermedades frecuentes de la infancia, debido a tener factores de riesgo en común con otras enfermedades no transmisibles (ENT), por ejemplo: una elevada ingesta de azúcar, y las enfermedades relativas a otros trastornos de salud tales como la obesidad. Ambas enfermedades se relacionan con la dieta y la nutrición.
La caries dental puede dar lugar a abscesos y dolor de muelas, lo que podría dificultar la masticación , el sueño y restringir la actividad vital de los niños. Las caries dentales graves se asocian con deficiencias del crecimiento.
La prevalencia de la ECC está aumentando rápidamente en países de ingresos bajos y medianos, y la caries dental es frecuente o grave, en particular, entre los niños de comunidades carenciadas.
En muchos países, el acceso a la atención odontológica no es equitativo, lo que deja desatendidos a los niños y las familias pobres.
Caries dental. Es la destrucción del diente, provocada cuando la placa bacteriana formada en la superficie dental convierte los azúcares de los alimentos y bebidas en ácidos, que con el tiempo disuelven el esmalte dental y la dentina.
Caries en la primera infancia. Están caracterizadas por la presencia de uno o más dientes afectados por lesiones cariosas o lesiones de mancha blanca en dientes de leche, pérdida de piezas dentarias debida a caries, o superficies dentales obturadas en dientes afectados de un niño menor de seis años.
El desarrollo de la caries está influenciado por la susceptibilidad del diente, las características bacterianas, la cantidad y la calidad de la saliva, el nivel de fluoruro y la cantidad y frecuencia de la ingesta de azúcares.
Se ha observado que los niños con caries en la primera infancia o “caries de biberón” tienen un número elevado de dientes afectados por la progresividad de la enfermedad.
La caries en la primera infancia es una enfermedad de alta prevalencia mundial y de importancia para la salud pública.
Los primeros dientes de leche salen a los seis meses de edad, y la dentición primaria de 20 dientes se completa aproximadamente a los 30 meses.
Se trata de una enfermedad no transmisible (ENT) mundial y prevenible, de gran importancia médica, social y económica.
La caries en la primera infancia (ECC) se diferencia de la caries dental en niños mayores y adultos por su rápido desarrollo, su diversidad en cuanto a factores de riesgo, y los métodos de control.
Como ocurre con la mayoría de las ENT, la etiología y la prevención de la ECC están fuertemente determinadas por factores socio-comportamentales, económicos, ambientales y sociales, conocidos en su conjunto como determinantes sociales de la salud.
Las presiones sociales y económicas suelen influir en los comportamientos y prácticas de los niños y las familias, especialmente en los principales cuidadores, y por lo general dan lugar a una salud bucodental deficiente.
Alimentación del lactante y dieta del niño pequeño
Las prácticas de la alimentación del lactante y la alimentación complementaria, así como de la dieta del niño pequeño, tienen efectos inmediatos y duraderos en la salud bucodental y general del niño.
La OMS recomienda la lactancia natural exclusiva hasta los seis meses de edad, y posteriormente mantener la lactancia natural junto con alimentación complementaria hasta los dos años de edad, o más en razón de los numerosos beneficios de la lactancia natural para la salud de la madre y el lactante, incluida la salud bucodental.
Datos fidedignos sugieren que los lactantes amamantados durante el primer año de vida tienen niveles más bajos de caries dental que aquellos alimentados con preparaciones para lactantes.
La leche materna tiene una concentración relativamente más alta de lactosa y un contenido relativamente más bajo de factores de protección tales como calcio y fósforo, en comparación con la leche de vaca y otras leches que componen las bebidas complementarias. Esto ha generado preocupación entre los profesionales de la salud bucodental, debido al riesgo de caries dental que produciría la lactancia natural.
Una revisión sistemática reveló que los lactantes amamantados durante los dos primeros años de vida no tienen un mayor riesgo de ECC que aquellos amamantados solo el primer año.
Las prácticas de alimentación complementaria y los hábitos alimentarios en los primeros años de vida pueden modificar el riesgo que supone el consumo de azúcares libres.
Se ha comprobado que la cantidad de azúcares libres consumidos es el principal factor causal de la caries dental, y que esa cantidad no debería representar más del 5% de la ingesta energética.
Los estudios revelan que el consumo de bebidas que contienen azúcares libres en biberón está relacionado con el riesgo de ECC, independientemente de otros factores.
Los azúcares libres incluyen todos los monosacáridos y disacáridos añadidos a los alimentos y las bebidas por los fabricantes, cocineros o consumidores, además de los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes, los zumos de fruta y los concentrados de zumos de fruta.
Entre los azúcares libres no se incluyen los azúcares naturalmente presentes en la leche y los productos lácteos, ni en las frutas y verduras frescas.
Se debería motivar a los niños para que comieran alimentos diferentes de forma combinada, a fin de ayudarlos a obtener las cantidades correctas de nutrientes esenciales y evitar una dieta con alto contenido de azúcares libres.
La OMS afirma expresamente que los alimentos complementados comerciales no se deberían publicitar para niños menores de seis meses.