Observando la Tierra desde el espacio podemos entender por qué a nuestro planeta se conoce como el “planeta azul”. Su color dominante se debe a que más de un 70% de la superficie del mundo está cubierta de agua, mientras que el 30% restante es masa continental.
Si juntáramos toda el agua del planeta, obtendríamos una esfera de menos de 1.350 kilómetros de diámetro, más o menos la distancia que hay de Madrid a Roma.
La Tierra tiene una disponibilidad de agua de 1.386 millones de kilómetros cúbicos, de los cuales el 97,5% es agua salada, es decir, solo 2,5% es agua dulce (35 millones de kilómetros cúbicos), de esa cantidad, solo el 0,007% del total está disponible para consumo humano, debido a que el 69,7% del agua dulce está congelada en los polos o en los glaciares, el 30% está enterrada bajo la superficie en acuíferos y el 0,3% en los ríos y los lagos.
El agua es esencial para la vida en la Tierra, sin embargo, la escasez de agua afecta ya a cuatro de cada 10 personas según la ONU, previendo para 2050 que una cuarta parte de la población mundial vivirá en países con falta crónica de agua limpia.
El agua potable debe ser limpia, insípida, inodora, incolora y libre de contaminantes, aunque debe contener sustancias disueltas que son beneficiosas para el organismo.
El agua está en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socio económico, la energía, la producción de alimentos, los ecosistemas y para la supervivencia de los seres humanos. El agua también forma parte crucial de la adaptación al cambio climático, y es un decisivo vínculo entre la sociedad y el medioambiente.
“Comprometámonos a intensificar los esfuerzos para valorar de verdad el agua, de modo que todos podamos tener un acceso equitativo a tan preciado recurso”Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas
Uno de los hitos recientes más importantes ha sido el reconocimiento por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas del derecho humano al agua y al saneamiento.
La Asamblea reconoció el derecho de todos los seres humanos a tener acceso a una cantidad de agua suficiente para el uso doméstico y personal (entre 50 y 100 litros de agua por persona y día), segura, aceptable, asequible (el coste del agua no debería superar el 3% de los ingresos del hogar), y accesible físicamente (la fuente debe estar a menos de 1.000 metros del hogar y recogerla no debería superar los 30 minutos).
El desarrollo del ser humano requiere que el agua y los sistemas de saneamiento se lleven a cabo de forma separada.
Ambos son vitales para reducir el número de enfermedades y para mejorar la salud, la educación y la productividad económica de las poblaciones.
Según las Naciones Unidas:
- 2 200 millones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de forma segura. ( OMS/UNICEF 2019)
- Casi 2 000 millones de personas dependen de centros de atención de la salud que carecen de servicios básicos de agua (OMS7UNICEF 2020).
- Más de la mitad de la población – 4 200 millones de personas – carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura(WHO/ UNICEF 2019).
- 297 000 niños menores de cinco años mueren cada año debido a enfermedades diarreicas causadas por las malas condiciones sanitarias o agua no potable (OMS/UNICEF 2019).
- 2 000 millones de personas viven en países que sufren escasez de agua (UN 2019).
- El 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua ( UNISDR).
- El 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas (UNESCO 2017).
- Alrededor de dos tercios de los ríos transfronterizos del mundo no tienen un marco de gestión cooperativa (SIWI).
- La agricultura representa el 70% de la extracción mundial de agua (FAO).
El Decenio Internacional de Acción ‘Agua para la Vida’ 2005-2015 contribuyó a que alrededor de 1,3 billones de personas en los países en desarrollo obtuvieran acceso al agua potable e impulsó el progreso en materia de saneamiento como parte del esfuerzo por alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Las aguas contaminadas y la falta de saneamiento básico obstaculizan la erradicación de la pobreza extrema y de las enfermedades en los países más pobres.
En 2017, 2.000 millones de personas no disponían de instalaciones básicas de saneamiento como baños o letrinas; además, 673 millones de personas aún practicaban la defecación al aire libre.
Según el Programa Conjunto OMS/UNICEF de Monitoreo del Abastecimiento de Agua y del Saneamiento, al menos 2 000 millones de personas en todo el mundo beben agua que puede estar expuesta a la contaminación de las heces. Un número aún mayor consume agua que se distribuye a través de sistemas vulnerables a otros tipos de contaminación.
El agua no potable y el saneamiento deficiente son las principales causas de mortalidad infantil. La diarrea infantil -asociada a la escasez de agua, saneamientos inadecuados, aguas contaminadas con agente patógenos de enfermedades infecciosas y falta de higiene- causa la muerte a 1,5 millones de niños al año (la mayoría de ellos menores de cinco años en países en desarrollo).
En los casos que no sea posible encontrar agua potable, existen tratamientos sencillos que están al alcance de todos. Se trata de hervir el agua antes de consumirla, es un proceso asegura la eliminación de los microorganismos patógenos que puedan encontrarse en el agua, como bacterias y virus. Una vez hervida el agua, se puede beber o usar para lavar alimentos.
Cada año, se celebran dos días internacionales de la ONU sobre agua y saneamiento: el Día Mundial del Agua (22 de marzo), y el Día Mundial del Retrete (19 de noviembre). Ambas celebraciones van acompañadas de una campaña pública que trata de crear conciencia sobre los problemas del agua.
El cambio climático va a influir negativamente en la cantidad y calidad del agua disponible a nivel mundial para satisfacer toda una serie de necesidades humanas básicas, lo cual irá en menoscabo del derecho fundamental de miles de millones de personas a tener acceso al agua potable y el saneamiento.
Esta es la advertencia formulada por los autores del último Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, en el que se hace un llamamiento a todos los Estados para que se comprometan más a fondo en la tarea de afrontar este problema.
El deterioro de los recursos hídricos mundiales pone en peligro la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) Nº 6 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, cuya meta es conseguir el acceso al agua limpia y el saneamiento para todos en los próximos diez años.
Con este objetivo se pretende mejorar la salud de toda la población al acceder al agua para consumo personal (cocinar, ingerir e higiene). Para lograrlo se requiere que su pureza cumpla con la calidad microbiana que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que sea suficiente.
También pretende lograr una apropiada conexión para que se gestionen las aguas residuales mediante letrinas, sistemas sépticos (fosas o drenaje), sistemas de tratamiento, etc.
Con el fin de acelerar las iniciativas encaminadas a hacer frente a los desafíos relativos a los recursos hídricos, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el período 2018-2028 Decenio Internacional para la Acción “Agua para el Desarrollo Sostenible”, que comenzó el 22 de marzo de 2018, Día Mundial del Agua, y termina esa misma fecha en 2028.
En Argentina
Según un informe del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) y la Defensoría del Pueblo Bonaerense, el 75% de las viviendas tienen acceso al agua corriente de red, lo que la ubica 13,7 puntos por debajo del promedio nacional, ya que es del 88,4 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Además, la probabilidad para acceder al agua de pozo se ubica en el 24,8 por ciento, cuando a nivel país es del 11,6 por ciento. De igual manera, hay una mayor propensión de consumir el líquido con conexiones fuera de la vivienda, ya que el 7,4% de las familias tienen un consumo de esas características contra el 4% del resto del territorio.
El relevamiento se realiza sobre el acceso , red o pozo, pero sería interesante saber la calidad del agua que se consume.
Hay diversas investigaciones que muestran en el agua de consumo humano, de la Provincia de Buenos Aires, presencia de plomo, arsénico y glifosato.