La Estrategia Mundial para la Alimentación del Lactante y del Niño Pequeño recomienda: introducir alimentos sólidos, semisólidos y blandos a los 6 meses de edad.
Los principios rectores de la alimentación complementaria del niño amamantado establecen:
“Introducir alimentos complementarios a los seis meses de edad (180 días) mientras se continúa amamantando” (OMS).
Después de los primeros 6 meses de vida, las demandas de nutrientes de los bebés comienzan a exceder lo que la leche humana por sí sola puede proporcionar y esto los deja vulnerables a la desnutrición a menos que se introduzcan sólidos en su alimentación (OMS y UNICEF).
Un análisis de 14 países encontró que los niños de entre 6 y 8 meses que comían alimentos sólidos o semisólidos tenían un riesgo menor de sufrir retraso en el crecimiento o tener peso insuficiente (Marriott et al.).
El indicador se calcula como el porcentaje de lactantes de 6 a 8 meses de edad que consumieron alimentos sólidos, semisólidos o blandos durante el día anterior.
El 85,7% de los niños y las niñas de 6 a 8 meses cumplió con el indicador, sin diferencias entre las distintas variables sociodemográficas
Diversidad alimentaria mínima
Los principios rectores de la OMS para la alimentación del niño amamantado y el no amamantado recomiendan una variedad de alimentos para garantizar el aporte de nutrientes.
La diversidad de grupos de alimentos se asocia con un mejor crecimiento lineal en niños pequeños.
Una dieta carente de diversidad puede aumentar el riesgo de deficiencias de micronutrientes, lo que puede tener un efecto perjudicial en el desarrollo físico y cognitivo de los niños y las niñas, y retraso de crecimiento.
El indicador se calcula como el porcentaje de niños de 6 a 23 meses de edad que durante el día anterior consumieron alimentos y bebidas de al menos cinco de ocho grupos de alimentos definidos:
1) leche humana;
2) cereales, tubérculos y raíces;
3) legumbres, semillas y frutos secos;
4) productos lácteos (leche, fórmula infantil, yogur, queso);
5) carnes y vísceras (vacuna, pescado, aves);
6) huevos;
7) frutas y vegetales ricos en vitamina A;
8) otras frutas y vegetales (OMS, 2021).
En relación con la diversidad alimentaria, en promedio los niños y las niñas consumieron 5,2 ± 1,7 grupos de alimentos diferentes el día previo, y el 67,8% acumuló al menos cinco grupos diferentes de alimentos.
Dentro de los grupos de alimentos, legumbres, semillas y frutos secos presentaron menor frecuencia, mientras que cereales, tubérculos, raíces, y los productos lácteos, la mayor frecuencia; fueron consumidos por 89,6% y 85,4% de los niños y las niñas, respectivamente.
El porcentaje de niños y niñas que el día previo consumieron productos lácteos (leche, fórmulas, yogur y quesos) es significativamente mayor en aquellos de NSE (Nivel Social Económico) bajo respecto a los de NSE alto.
Frecuencia mínima de comidas
Los principios rectores de la OMS para la alimentación del niño amamantado recomiendan que los lactantes de 6 a 8 meses reciban alimentos complementarios dos a tres veces al día y los niños amamantados de 9 a 23 meses, tres a cuatro veces al día junto con uno a dos refrigerios nutritivos adicionales cada día (OMS).
En el caso del niño no amamantado aumentan esa recomendación a cuatro a cinco comidas por día.
Dar comidas/refrigerios con menos frecuencia de lo recomendado puede comprometer la ingesta total de energía y micronutrientes, lo que a su vez puede causar retraso en el crecimiento y deficiencias de micronutrientes.
El indicador se calcula como el porcentaje de niños y niñas de 6 a 23 meses de edad que consumieron alimentos sólidos, semisólidos o blandos (pero también incluye alimentos lácteos para niños y niñas no amamantados) al menos el número mínimo de veces durante el día anterior. Se consideran dos veces para lactantes amamantados de 6 a 8 meses de edad y tres veces para 9 a 23 meses.
Cuatro veces de consumo de alimentos sólidos, semisólidos o blandos y/o leches para niños y niñas no amamantados de entre 6 y 23 meses, donde al menos una de las cuatro veces debe ser un alimento sólido, semisólido o blando, dentro de esa variedad:
- Leche humana
- Cereales, tubérculos y raíces
- Legumbres, semillas y frutos secos
- Productos lácteos (leche, fórmulas, yogur y quesos)
- Carnes y vísceras
- Huevo
- Frutas y vegetales ricos en vitamina A
- Otras frutas y vegetales
Frecuencia mínima de alimentación con leche para no amamantados
La leche y otros productos lácteos son fuentes ricas en calcio y otros nutrientes.
Los principios rectores de la OMS para la alimentación de niños no amamantados de entre 6 y 23 meses establecen que “la cantidad de leche necesaria para satisfacer las necesidades de nutrientes depende de los demás alimentos que consume el niño” (OMS).
Cuando la alimentación no incluye alimentos fortificados o con suplementos, el requerimiento diario de leche es de aproximadamente 200 a 400 ml si se incluyen otros alimentos de origen animal en la alimentación y de aproximadamente 300 a 500 ml si no se incluyen otros alimentos de origen animal.
Los tamaños de las porciones de leche varían, pero deben superar los 100 ml y llegar hasta 240 ml.
Según estas cifras, se necesitaría un mínimo de dos tomas de leche para proporcionar de 200 a 500 ml al día.
Este indicador se calcula como el porcentaje de niños y niñas no amamantados de 6 a 23 meses de edad que consumió al menos dos tomas de leche durante el día anterior (OMS).
De todos los indicadores de alimentación complementaria, este es el de mayor adherencia.
El 87,0% de los niños y las niñas no amamantados consumió leche al menos dos veces durante el día anterior, y aquellos con obra social son los que presentan los valores más altos en relación con los que tienen prepaga o sistema público de salud.
Dado el espacio asignado, continuamos el desarrollo en forma independiente.